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El cerebro, más allá de la ciencia

Jesús Conill proclama que la realidad humana más allá de explicaciones que se limitan a clasificarla como un simple ser vivo racional

Dibujo de Santiago Ramón y Cajal de una neurona. CSICEl cerebro, más allá de la ciencia

El autor de este libro es uno de esos pensadores de solera. Jesús Conill es catedrático de Filosofía en la Universidad de Valencia, ha participado en proyectos de investigación en universidades de Estados Unidos, Alemania y Suiza; publica libros desde hace años (entre ellos, El enigma del animal fantástico y Educar en la ciudadanía) y es cofundador y asesor técnico de la Fundación ETNOR, que vela por la ética en los negocios y las organizaciones. Pero, además, es un humanista en el sentido pleno de la palabra. Su interés intelectual se centra en el conocimiento del ser humano, por el haz y el envés, en principio desde la disciplina más comprensiva y abierta que existe: la filosofía.

Este nuevo volumen contiene una reunión de artículos publicados en prestigiosas revistas de filosofía y ética. Todos ellos desarrollan o amplían las ideas sobre las que Conill lleva trabajando durante años, entre ellas, la de centrar la reflexión puramente filosófica más allá de las tergiversaciones a las que la somete la ciencia, toda vez que esta se erigió en omnipotente y única explicadora del mundo; al poder supremo de la ciencia debemos que haya ido calando poco a poco en el imaginario colectivo que cualquier reflexión sobre el ser humano fuera de la esfera científica, o de la esfera de su sirvienta, la técnica, esté condenada a desaparecer en el reino de la ficción.

Desde los primeros artículos iniciales, Conill proclama la realidad de la persona humana más allá de explicaciones reduccionistas y naturalizadoras que se limitarán a clasificarla como un simple ser vivo racional que responde a estímulos moleculares. Basándose primero en agudos análisis de aspectos sorprendentes del pensamiento de Nietzsche, el autor comienza por reivindicar la suma importancia del cuerpo vivo como excelso continente de la intimidad y de la razón. Al ser humano hay que interpretarlo desde la riqueza inmensa de su corporalidad y desde su inmersión en la vida. Así lo hicieron pensadores españoles tan relevantes como Ortega y Gasset, Laín Entralgo o Xavier Zubiri, filósofos de los que Conill se declara adepto.

Es interesante observar cómo partiendo de Nietzsche y pensando junto a los autores mencionados —aunque sin olvidar al “poeta filósofo” Unamuno ni tampoco a otros filósofos actuales, como el gran especialista en bioética Diego Gracia—, Conill logra trazar su propio mapa de interpretación del ser humano e ir más allá del pensamiento de Ortega y de sus discípulos —muy rompedor por cierto— hasta converger también en la neurociencia y la bioética modernas.

En este sentido, el libro es plenamente filosófico, y muy actual porque el autor también analiza críticamente algunos supuestos teóricos de la ciencia del cerebro, y es capaz de aportar interpretaciones que incluso siendo conciliadoras ponen en su sitio lo que es mera ciencia del cerebro y lo que es la realidad de lo que el originalísimo Zubiri llamó "inteligencia sentiente". Cerebro humano no significa sólo cúmulo de neuronas interconectadas. Siempre hay algo que interpretar en el hombre que se le escapa a la ciencia y que debe dejarse al cuidado de la hermenéutica, sea esta la genealógica, que parte de Nietzsche y el cuerpo, o la más reciente biohermenéutica, que parte de la vida y sus posibilidades tan magníficas y sorprendentes. Los textos del profesor Conill son intensos y densos, pero diáfanos en la manera de tratar los conceptos y de hilar fino entre las ideas de diversos pensadores; además, sus tesis están bien delimitadas y huyen de ese enrevesamiento del que a menudo hacen gala otros ensayistas —menos preparados e inteligentes— cuando tratan asuntos filosóficos. Más allá de las neuronas.



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