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El arte y la enfermedad, un retrato a lo largo del tiempo

Las representaciones artísticas de las enfermedades son una ventana al padecimiento, las secuelas y el avance de la Medicina durante los siglos

Casi al mismo tiempo que la humanidad descubrió la enfermedad, tuvo la necesidad de plasmarla en el arte. De esa manera, a lo largo de la Historia, las representaciones artísticas donde aparece la peste, el cólera, la gripe, la viruela y otros males se transformaron en una ventana al padecimiento, las secuelas y el avance de la Medicina durante los siglos. Las propias enfermedades infecciosas “afectaron a las corrientes artísticas”, tal y como menciona Rafael Seoane Prado, coautor del libro Infect-Arte: La infección en el Arte.

‘San Roque en el Hospital’ (1549) de Tintoretto.El arte y la enfermedad, un retrato a lo largo del tiempo

Durante la Edad Media y siglos posteriores, varias epidemias de peste negra provocaron a lo largo de 400 años, millones de muertos en Europa. La enfermedad afectó a la vida económica y social del continente y quedó plasmada en el arte de la época. Uno de los mejores ejemplos es El triunfo de la muerte (1562), de Peter Brueghel el Viejo, que retrató las consecuencias de la peste que asoló el continente en el siglo XIV y la descomposición de la vida política y social de la época antes de la Guerra de Flandes, entre España y la región que ahora son los Países Bajos.

“La peste fue la primera epidemia retratada desde la pintura. Las pinturas que Tintoretto en el siglo XVI hizo sobre San Roque, un noble que abandonó sus riquezas para auxiliar a los enfermos, son tal vez unas de las primeras manifestaciones”, comenta la historiadora del arte y curadora, Violeta Horcasitas. El pintor Tiziano, gran exponente del Renacimiento italiano, fue una de las víctima de la epidemia. Jean-Baptiste Hesse, siglos después, narró la muerte del maestro en su obra Homenaje fúnebre a Tiziano, muerto en la peste de 1576 (1832).

La viruela, otra de las enferemedades más mortíferas de la historia, quedó plasmada en el arte y las crónicas de la Nueva España como muestran los grabados del Códice Florentino (1575). En ellos se aprecian las graves consecuencias físicas que tuvo esta enfermedad para los pueblos mesoamericanos en la Conquista de América durante el siglo XVI. Otro ejemplo es el Retrato de Fernando II de Médici (1626), cuadro de Joost Sustermans, donde se pueden apreciar claramente las vesículas que produce la viruela en quien la padece.

Una de las consecuencias más visibles de la poliomielitis quedó reflejada en obras como San Pedro cura a los enfermos con su sombra (1425) de Masaccio, obra en la que se aprecian los apoyos de madera de los que se valían este tipo de enfermos para moverse. Estos artilugios también pueden verse en la obra de Peter Brueghel El combate entre don carnaval y doña cuaresma (1559) y en Triste herencia (1899) del español Joaquín Sorolla.

En el siglo XIX, durante el Romanticismo, la tuberculosis fue una de las enfermedades más contagiosas de la época. El aspecto pálido y demacrado de quienes la padecían, se convirtió en un estándar de belleza asociado a la época. “En el siglo XIX se generó toda una moda en que el aspecto lánguido, la melancolía y la sumisión al destino inundaron la sociedad y el arte, lo que pudo contribuir al desarrollo del movimiento Romántico en la pintura, la literatura y la música”, dice Rafael Seoane en un artículo publicado en la revista de la Real Academia de Medicina de España.

A comienzos del siglo XX, se calcula que la epidemia de gripe que hubo en 1918, conocida como “gripe española”, mató al menos a 50 millones de personas en todo el mundo. “La enfermedad, la locura y la muerte vigilaban mi cuna”, afirmó Edvard Munch. El pintor noruego realizó un autorretrato mientras estaba enfermo y otro después de pasar la epidemia para mostrar el trance de la enfermedad. En el primer cuadro se aprecia el color amarillento y la expresión triste que le provoca el encierro. Cubierto con una manta, reposa en una silla; en el segundo, pese al aspecto fatigado, el color ha vuelto a sus mejillas y vuelve a llevar ropa de calle.

La Primera Guerra Mundial y la enfermedad llegaron en un momento de fuertes agitaciones políticas en Europa que influyen en el surgimiento de las vanguardias. El pintor Egon Schiele, fundador del expresionismo austríaco y discípulo de Gustav Klimt, retrató a su maestro justo después de que este muriera de gripe. El drama de Schiele, marcado por la influenza española, quedó retratado en el cuadro La familia (1918). Su mujer que estaba embarazada murió a causa de la enfermedad y días después lo hizo el pintor, que nunca terminó la obra.



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