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Coraje físico, cobardía moral

Geoffrey Parker publica una biografía de Carlos V en la que retrata tanto su capacidad para crear un imperio como su tendencia a la mentira y al crimen para mantenerlo

Al ver en los escaparates el nuevo libro del gran hispanista británico Geoffrey Parker, me hice a mí mismo una pregunta. Fue grande mi sorpresa cuando vi que esa pregunta se contenía en las primeras palabras de la nueva obra: “¿necesita verdaderamente el mundo otro libro sobre Carlos V?”. Porque en la actualidad disponemos de centenares de biografías sobre el emperador en los más variados idiomas y además este acervo se vio incrementado extraordinariamente con las conmemoraciones del quinto aniversario de su nacimiento, en torno por tanto al año 2000, no hace tanto diríamos.

“El emperador Carlos V con un perro” (1533), de Tiziano.Coraje físico, cobardía moral

Sin embargo, Geoffrey Parker siempre puede decir algo nuevo, lo cual se deduce de una simple mirada a los apéndices de su obra, con un impresionante aparato crítico, con un repertorio de fuentes y una bibliografía realmente exhaustiva, a lo que se añade su presencia física en muchos de los escenarios de los episodios carolinos. Aunque, justo es decirlo, tras la lectura del texto observamos muchas perspectivas novedosas y muchas aportaciones originales a temas secundarios, pero como no podía ser de otro modo, su narración de los hechos (que se atiene a una ordenación estrictamente cronológica de los mismos, salvo en el capítulo dedicado a América) repite en líneas generales la construcción histórica ya conocida.

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Portada del nuevo libro de Geoffrey Parker sobre el emperador Carlos V.

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LA VISIÓN MESIÁNICA DEL EMPERADOR

De esta manera, podemos reseñar su insistencia en algunos rasgos esenciales del emperador: su brazo ejecutor de los designios de Dios en la Tierra, su consideración por muchos autores (y desde luego por Manuel Fernández Álvarez) como el gran defensor de la unidad política de la Europa cristiana (y por ello precursor de la Unión Europea) y a la vez como el responsable de una serie de políticas regionales resueltas de modo empírico (y por ello precursor de la Europa de las naciones), su empeño titánico en mantener el imperio formado en parte por herencias, en parte por adquisiciones pacíficas y en parte por conquistas militares, realizadas especialmente en América por capitanes que actuaron en su nombre.

A continuación, la nueva biografía resalta tres grandes dificultades a las que hubo que enfrentarse: las revoluciones militar, religiosa y administrativa. Todas ellas tuvieron un coste elevado. La militar exigió mucho dinero, la religiosa requirió mucho tiempo, la administrativa (es decir el “rápido y sostenido incremento de las tareas de la administración”) impuso mucha dedicación, aunque a veces se careció del suficiente tacto y equilibrio. Carlos V se inclinó a favor de los gestores españoles en detrimento de los agentes de otras áreas del imperio, especialmente de Alemania.

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UN ERROR INEVITABLE

Aunque el emperador cometiera muchos otros errores que le son imputados por el hispanista británico, por una parte su irrefrenable tendencia a la persecución implacable de sus enemigos, por sus acciones inmediatas, pero también (en un ejercicio de rencor) por las pasadas, ya fuesen españoles (comuneros y agermanados), flamencos o alemanes, lo que le distanció de posibles aliados moderados.

Además, la consecución de sus fines le llevó incluso al crimen político, como en el caso de los diplomáticos al servicio de Francia, Antonio Rincón y Cesare Fregoso, asesinados alevosamente con pleno conocimiento del emperador. Del mismo modo se hace hincapié en su predisposición a la mentira si ello le permitía obtener réditos políticos o personales, sobre todo a través de un hecho poco conocido: el tratamiento infligido a su propia madre, la reina doña Juana, que vivió en un constante y deliberado engaño en su encierro de Tordesillas, donde el emperador procedía a hurtadillas a un saqueo de sus pertenencias, de todos sus objetos de valor, lo que lleva al autor a pronunciarse de modo contundente sobre su conducta.

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EL CORAJE FÍSICO DEL EMPERADOR Y SU CLARA COBARDÍA MORAL

Del mismo modo y en relación con el Nuevo Mundo, los aciertos señalados por Horst Pietschmann y por otros autores, se contraponen al trato vejatorio impuesto a Hernán Cortés y a la condena sin paliativos de los Pizarro. Finalmente, el historiador pone especial énfasis en lo que califica como “el mayor fracaso de Carlos”, su imperialismo matrimonial e incluso incestuoso, utilizando a su propia familia para conseguir éxitos políticos, pero desafiando así en cambio los funestos resultados de una endogamia llevada a su extremo.

Aun discrepando de la calificación del dominio carolino como un “imperio imposible” (en realidad duró tres siglos, aunque fuera perdiendo piezas por el camino) y aún aceptando la imposibilidad de una “biografía completa”, no deja de resultar admirable el colosal esfuerzo intelectual aquí desplegado por quien es sin duda uno de los más valiosos y prolíficos hispanistas de nuestros días.




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