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Agustina Bessa-Luís, la mujer más libre de las letras portuguesas

El centenario de la singular autora es una oportunidad para indagar en una obra intemporal que disecciona las profundas transformaciones de Portugal en el siglo XX

Junto a las noticias sobre la contraofensiva alemana en el sur de Italia, en la sección de anuncios del periódico de Oporto O Primeiro de Janeiro del sábado 5 de febrero de 1942 figuraba este texto: “Joven instruida desea correspondencia con persona inteligente y culta”.

Retrato de Agustina Bessa-Luís sin datar.Agustina Bessa-Luís, la mujer más libre de las letras portuguesas

En su biografía sobre la escritora portuguesa, El pozo y la carretera, Isabel Rio Novo ahondará sobre esto: “Desde muy temprano Agustina fue consciente de que no era una persona convencional. No fue una niña común. No se casó en las circunstancias previsibles para una joven de su condición social. No fue la típica esposa y madre burguesas. Nunca se declaró feminista, pero su historia de vida fue más radical y valiente que la de muchas feministas convencidas”.

Y fue también una novelista que recogió con vigor el espíritu del Portugal que moría y de aquel que le sucedió en el último cuarto del siglo XX, una maestra en el arte del equívoco y una especialista en desentrañar misterios y confusiones de almas desnortadas con humor, agudeza y crueldad. “No le va a decir a un científico que es cruel por hacer una disección. Yo necesito explicar, entender y contar como un científico”, decía en el documental Nasci adulta e morrerei criança. Alérgica a la mediocridad, quizás ofreció la clave de su motivación en estas palabras: “Yo solo quería escribir, entrar en el corazón de las personas y beberles la sangre, avanzando siempre, creando enredos y haciendo saltar a los personajes de las páginas. Hay poca gente que comprenda que escribir es una especie de maldición donde a veces se producen encuentros con Dios”.

Para la escritora Lídia Jorge, que fue amadrinada por ella en 1980 con esta bienvenida “Ojalá la estimen, ojalá la lean, ojalá le paguen”, está en la cumbre. “En la literatura portuguesa”, precisa por correo electrónico, “Agustina Bessa-Luís es para la ficción como Sophia de Mello Breyner es para la poesía, son dos exponentes mayores del siglo XX, dos clásicas modernas. Aunque mientras la obra de Sophia es fácil de difundir porque son poemas, la obra de Agustina es más difícil de trasladar. Su obra es reconocida como un mito, todos la describen como un patrimonio seguro y valioso, pero creo que pocos visitan sus páginas”.

Nacida en Vila Meâ en 1922 y fallecida en Oporto en 2019, Agustina Bessa-Luís consideraba que la fama, al igual que la posteridad, era caprichosa. Todos la conocían en Portugal: había dirigido un periódico —el mismo donde puso el anuncio— y el teatro más importante del país, salía en la tele, escribía casi compulsivamente desde los 19 años y ganaba todos los galardones de lustre (incluido el Camôes en 2004), pero no tantos habían leído una obra que exige esfuerzo. “Su técnica es muy depurada, juega mucho con la ironía y necesita un lector a su altura”, precisa Antonio Sáez Delgado, profesor de la Universidad de Évora y traductor de Pessoa y Saramago. Quizás su relación con el público se perciba del tirón con una anécdota que le gustaba repetir. Un día se le acercó una mujer humilde y le dijo: “Doña Agustina, me gusta usted tanto que cualquier día incluso le compro un libro”.

Cinco lecturas de Agustina Bessa-Luís

Ella convivía con aquella paradoja de tener más admiradores de sus aforismos que lectores de sus novelas y vaticinaba que llegaría el día en que solo los escritores se leerían entre sí. Creía que la literatura se precipitaba hacia el fin porque a los jóvenes les atraía sobre todo la banca y la economía. Un día de 1997 lo dijo en la Feria de Fráncfort, donde Portugal era el país invitado, y se hizo una especie de vacío. Al descubrirla sola en el hotel Maritim comiendo un sándwich, Lídia Jorge se sentó con ella. “Vengo a hacerle compañía”, le dijo. “Mire que no lo necesita”, le respondió Bessa-Luís. “Agustina no me dijo ‘mira que no lo necesito’. Según su código de honor, eso sería colocarse en una posición de inferioridad”, relataba Jorge en el semanario Expresso.

Si esto ocurría con los suyos y en su país, que le dedicó de forma rácana un solo día de luto nacional (a Isabel II le han concedido tres y empata con los tres mitos nacionales de la cultura, el deporte y la política, Amália, Eusebio y Mário Soares), no sorprende que en España, a pesar de ser hija de padre portugués y madre zamorana, solo haya sido traducida ocasionalmente. Con motivo del centenario de su nacimiento, que disparará en Portugal un sinfín de actos durante todo un año a partir del sábado 15 de octubre, las editoriales Athenaica y Serie Gong han reeditado su novela La sibila (traducida por Isaac Alonso Estravís), considerada por Antonio Sáez Delgado como “una obra deslumbrante y esencial para la literatura europea de mediados del siglo XX”, y han publicado Joya de familia (traducida por Alicia Mendoza Galindo), inédito en español como el resto de El principio de la incertidumbre, la grandiosa trilogía a la que pertenece. En el horno tienen otro volumen con la correspondencia entre Bessa-Luís y el escritor argentino Juan Rodolfo Wilcock, mientras que La umbría y la solana editará su libro de viajes Embajada a Calígula, también inédito en España.

Agustina, que fue amiga de los filósofos José Luis Aranguren y Julián Marías, afirmaba que jamás perdió el tiempo en buscar ayuda para introducirse en España, como tampoco invirtió demasiada energía en promocionarse una vez que se asentó como escritora en Portugal. “Nunca he tenido la ambición de ser conocida. Si la literatura tiene calidad, sobrevive”, decía en una entrevista a EL PAÍS en octubre de 2000. Pero ese desinterés español, según su hija Mónica Baldaque, le apenaba: “El castellano fue una lengua que siempre escuchó en casa y siempre habló a la perfección, sus primeras lecturas de autores españoles, el imaginario de numerosas novelas que incorporan lugares y gentes de España y el propio uso de palabras en español, en fin... a Agustina siempre le sorprendió que España no la reivindicase para sí como fruto de una cultura que tuvo allí sus raíces”.

De los 67 libros que publicó, que recorren la prosa en todas sus formas (novela, biografía, memorias, cuento, ensayo, teatro, libros infantiles y crónica de viajes), solo seis se habían traducido en España hasta ahora. Álvaro Arroba, director de Serie Gong, la editorial fundada por Gonzalo García Pelayo, cree que en la indiferencia hacia la escritora resonaba la indiferencia hacia Portugal. “Hasta hace 10 o 12 años era un pecado endémico español. Esto cambió y no sé por qué, pero de repente España empezó a viajar a Portugal y a interesarse por su cultura”.

  • Si La sibila es la decantación de la propia experiencia juvenil de la escritora en el mundo ritual del norte portugués, Joya de familia refleja los vendavales íntimos y sociológicos que desata la Revolución de los Claveles a través de personajes a la vez perversos e ingenuos.

Mi vida habría sido más fácil si me hubiese colocado a la izquierda o a la derecha de una forma simplista”

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La escritora portuguesa Agustina Bessa-Luís, en el Patio de los Leones de la Alhambra, Granada, en 1967.

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La escritora Agustina Bessa-Luís y el cineasta Manoel de Oliveira, durante el rodaje de la película ‘Francisca’ (1981), adaptación de la novela ‘Fanny Owen’.



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