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Canciones que derriban muros

'The Social Power of Music', un voluminoso libro con cuatro CD, explora la rica tradición de canciones políticas, religiosas y festivas que crean comunidad. Realizado en Washington, no se limita a Estados Unidos

Es una de esas bonitas paradojas que nos hacen envidiar la robusta cultura política de Estados Unidos. En plena era de Trump, lo más parecido a una discográfica oficial que tiene aquella república ha publicado un formidable combo de libro con cuatro discos donde dominan las canciones izquierdistas, por decirlo de manera simple. También abundan los temas interpretados en español; un mariachi se apropia incluso de San Antonio rose, clásico del western swing.Más aún, se incluye a un almuédano con su adhan, la llamada a la oración hecha desde la mezquita, aparte de un fragmento de un zkir sufí.

De izquierda a derecha, Guy Carawan, Fannie Lou Hamer, Bernice Johnson Reagon y Len Chandler interpretan canciones en defensa de los derechos civiles durante el festival de folk de Newport de 1965.DIANA DAVIESCanciones que derriban muros

Con su inmenso archivo y su acceso a los fondos fotográficos de la Biblioteca del Congreso, The Social Power of Music parece tanto una exhibición de músculo editorial como un desafío al trumpismo. Aparecen varias canciones dedicadas al drama de la emigración, incluyendo ‘Deportees’, la reflexión de Woody Guthrie sobre el accidente del avión DC-3 que, en 1948, devolvía a 28 braceros mexicanos a su país; la indignación de Guthrie derivaba de que fueron despreciados, tanto en vida como tras su muerte.

Resulta un acierto de The Social Power of Music que dos de sus discos no contengan canciones de protesta, estrictamente hablando. Social Songs and Gatherings indaga en el papel de la música como argamasa de comunidades, desde las canciones infantiles a los cánticos de los indios chipewa, pasando por aires de bodas, funerales, carnavales y —naturalmente— los ritmos de juerga de cualquier noche de sábado capaz de sobrevivir a la apisonadora de la globalización. O de pactar con los sonidos invasores: los Sam Brothers 5 son una banda de zydeco que toca un éxito de Chic ¡con acordeón y tabla de lavar!

Tal vez necesite más explicaciones el disco dedicado al sacred sounds. Tras algunos excesos puritanos, Estados Unidos se fundó sobre la idea entonces radical de la libertad religiosa (de ahí, anomalías como que el consumo de peyote sea perfectamente legal en los rituales de la Native American Church). Se sabe que las iglesias tuvieron un papel primordial en la lucha contra la esclavitud y, más recientemente, en la implantación de los derechos civiles para la minoría afroamericana: los himnos sobre la redención funcionaban como palancas contra la opresión. Judíos, musulmanes, budistas o navajos contribuyen a enriquecer este apartado.

En el primer disco de la antología, Songs of Struggle, hallamos los ecos de épicas batallas sindicales. Joe Hill, agitador de los Industrial Workers of World que fue fusilado en 1915, enfatizó el uso de canciones, las suyas y las de sus correligionarios: “Un panfleto, por muy bueno que sea, nunca se lee más de una vez, mientras que una canción se aprende y se repite una y otra vez, (…) si una persona puede colocar unos cuantos datos de sentido común en una canción, vestidos con una capa de humor para quitar seriedad, puede lograr enseñar a un gran número de obreros indiferentes a panfletos o textos de ciencia económica”.

Destacan gigantes como Pete Seeger y Woody Guthrie, cantando en solitario y unidos brevemente e n los Almanac Singers, un producto de las alianzas frentepopulistas. Bob Dylan está representado por su canción más universal, ‘Blowin’ in the Wind’ aquí interpretada por los New World Singers de Happy Traum y compañía. Los compiladores dan espacio a los movimientos de puertorriqueños y chicanos: los trabajadores agrícolas de César Chávez convirtieron en bandera una canción aparentemente inofensiva como ‘De colores’. Las feministas incorporaron exigencias que hoy mismo tienen plena validez, como ‘Reclaim the Night’, vibrante interpretación a cappella de Peggy Seeger en 1976.

El cuarto CD, Global Movements, amplía el foco a grandes conflictos del siglo XX (e incluso anteriores, con esa evocación de la Comuna de 1871 que es ‘Le temps des cerises’, aquí recreada por Yves Montand). Comienza recordando la Guerra Civil Española con ‘Viva la Quince Brigada’, en versión de Pete Seeger, y continúa con una lectura coral de ‘Bella ciao’: el canto al unísono genera sentimientos de fuerza y unidad. Se reflejan las batallas contra el colonialismo, el apartheid y las dictaduras implantadas con la complicidad de Washington.



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