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1984 – 2019: retrospectiva

1984: Tenía 23 años y un montón de sueños por alcanzar.

1984 – 2019: retrospectiva

2019: Tengo… sólo unos cuantos más (prohibido ponerse a sacar cuentas), un montón de sueños alcanzados y algunos todavía por alcanzar. Alguien dijo que llegamos a la vejez cuando vivimos más de recuerdos que de proyectos.

1984: En mi proyecto de vida, daba gracias por las enseñanzas de mi madre, el cariño de mi hermana y el legado de mi padre.

2019: Mi madre ha ido a reunirse con mi padre, pero las enseñanzas de ambos perduran en mi corazón y han sido como un faro en la tormenta, cuando las cosas se han puesto difíciles. Y mi hermana sigue a mi lado. Todavía con su hermosa sonrisa.

1984: En mi proyecto de vida, escribía: “estoy a punto de formar una familia con una mujer con quien apenas empiezo, pero con quien espero recorrer de la mano una larga vida llena de amor y de ayuda mutua, porque se que ella valora como yo, la fortuna de tener en quien confiar y en quien apoyarnos cuando la vida nos tiende una zancadilla”.

2019: Esa joven, Rosalba (que ciertamente es bella como una rosa en el alba) es hoy mi esposa de más de 33 años de matrimonio. En todo este tiempo, la vida nos ha tendido no una, sino muchas zancadillas, pero siempre hemos estado ahí para levantarnos el uno al otro. A veces a mi me ha tocado levantarla a ella, a veces a ella levantarme a mi. Pero siempre, después de volver a estar ambos de pie, nos hemos tomado de la mano y hemos seguido adelante.

1984: En mi proyecto de vida, decía: “para mi, los hijos que espero tener, constituyen uno de mis mayores ideales.”

2019: La vida (léase Dios) me bendijo con cuatro hijos: Diana Alicia, Jesús, Zaida Gisela y Manuel Alejandro. En muchos sentidos ellos han sido mis grandes maestros y en todos los sentidos, mi inspiración. Mi motivo para seguir luchando. Alguien más dijo que la vida no se mide por la cantidad de veces que respiramos, sino por la cantidad de veces que nos quedamos sin aliento.

Agradezco a mis hijos por los montones de vida que me han obsequiado al haberme dejado muchas veces sin aliento debido a las grandes satisfacciones que me han proporcionado.

1984: En mi proyecto de vida, registraba: “tengo la esperanza de llegar, algún día, no se cuándo, ni si será pronto o no, a hacer algo que deje huella en esta vida”.

2019: De muchas maneras, he tratado de cumplir este cometido. Esta columna es uno de esos esfuerzos. Desde aquí envío palabras que traten de llevar aliento y optimismo a quienes reciban este MENSAJE EN LA BOTELLA lanzado al océano de la vida.

1984: Era un estudiante en Ciudad Victoria, Tamaulipas, lleno de sueños, pero también de dudas y temores por el futuro que me esperaba.

2019: Soy un hombre en el otoño de su vida que a veces, al recorrer ocasionalmente la calle 17 de Ciudad Victoria, me parece ver a ese joven que yo fui, caminando rumbo a su escuela, llevando en la espalda su morral cargado de libros; llevando en el pecho su corazón cargado de ilusiones y le digo a ese joven: “ánimo, muchacho, todo va a estar bien. Se paciente y persevera y sobre todo, lucha por tus sueños. Nunca, nunca dejes de luchar por tus sueños”.

1984: Una época maravillosa, que no exenta de desafíos.

2019: Una época maravillosa, que no exenta de desafíos y tal vez precisamente a causa de ellos, los retos nos hacen crecer y nos obligan a sacar de dentro lo mejor de nosotros.

A ti, querido amigo o amiga que hoy recibes este mensaje, te deseo también una vida maravillosa y para que esto ocurra, también te digo: lucha por tus sueños. Vive para alcanzar tus sueños. Solamente los débiles culpan a sus padres, su raza, su época, su falta de buena suerte o los caprichos del destino. Todo el mundo tiene en su interior el poder para decir: esto soy hoy; eso seré mañana.

Lucha por tus sueños con valor para que algún día puedas voltear y en retrospectiva, puedas sonreírle al joven que fuiste, sabiendo que has luchado con uñas y dientes por lograr lo que él más anhelaba.

Que Dios te bendiga en tu lucha y te de las fuerzas que indudablemente habrás de necesitar.




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