10 genios que vivían en un completo desorden
Acumulaban objetos siguiendo una línea temporal, su propia personalidad desbordante o dejándose llevar por alguna obsesión que les hacía encontrar el arte en medio de ese caos
Abundan las teorías que relacionan de forma directa la creatividad con el desorden, al menos tanto como las que vinculan tener un espacio de trabajo organizado con la productividad y la capacidad de sacar adelante el trabajo.
Se sea partidario de que cierto Diógenes es imprescindible para desarrollar la imaginación o se sea pro Marie Kondo, sorprende ver la cantidad de genios que trabajaron o vivieron muy a menudo mezclando ambas cosas, sumidos en el desorden.
‘HORROR VACUI’
Uno de los espacios míticos era el despacho del creador de las greguerías (humorismo más metáfora) Ramón Gómez de la Serna. Ahí se acumulaban cachivaches, máscaras, espejos, la famosa muñeca de cera de tamaño natural con la que convivía, entre otros. Las imágenes de la época muestran al escritor y humorista preso de un auténtico ‘horror vacui’ que lo llevaba a coleccionar de forma compulsiva todo tipo de imágenes y forrar con collages y fotomontajes sus pertenencias. Los objetos originales se perdieron cuando Gómez de la Serna se trasladó a Buenos Aires, pero puede visitarse una recreación en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.
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CONCENTRARSE Y RECONCENTRARSE
La acumulación de brochas, botes de pintura y objetos varios en los estudios de los pintores son una constante, pero en el caso del británico, de nacimiento irlandés, Francis Bacon, una cosa llama especialmente la atención: lo pequeño de su espacio de trabajo, apenas una habitación con claraboya. Bacon mantuvo durante toda su vida una preferencia por los lugares pequeños, llegando a comprarse un piso amplio y luminoso para terminar al poco tiempo volviendo a su apartamento de un dormitorio y cocina.
Hace años Anthony Cronin daba una explicación muy freudiana al gusto del pintor por los espacios angostos y oscuros: al parecer cuando era niño, Bacon quedaba al cuidado de una nana o una amiga de su madre que mantenía una relación con un joven soldado. Cuando él la visitaba la pareja quería estar sola, pero el pequeño Francis les interrumpía constantemente, por lo que la mujer optaba por encerrarlo en una alacena en el piso superior, en la que permanecía horas. De ahí la fijación posterior del artista por la estrechez.
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COLECCIONAR POR ESTRATOS
No es de extrañar que la artista conceptual Hanne Darboven, conocida por sus obras llenas de listas de números y anotaciones, tuviera cierta compulsión por almacenar objetos. Las casas en las que vivió (del gran hogar heredado de su padre a su vivienda en Nueva York) tuvieron como constante las mesas que iba llenando de objetos. Una vez ocupada enteramente una, se pasaba a otra, como registro y medida del paso del tiempo. El museo Reina Sofía le dedicó una exposición a su casa-estudio, donde se comprobaba que no sólo la artista estaba rodeada por las series de calendarios, anotaciones o dibujos, sino también por muñecos, instrumentos musicales y souvenirs de todo el mundo.
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EL GENIO DE LA CHATARRA
Las imágenes del luminoso estudio de Alexander Calder en Roxbury, Connecticut, podrían parecer sacadas del almacén de un ferretero o soldador. Frente a los bancos de herramientas ordenados al milímetro o los útiles de bricolaje dispuestos en un panel ordenado que pueblan páginas como Pinterest, el taller de Calder es un homenaje al caos: piezas metálicas, de madera o de materiales sintéticos amontonadas junto a herramientas de todo tipo, pinturas, tablones o cables, de las que de vez en cuando surgen algunas de sus famosas esculturas móviles. Caos, sí, pero uno prolífico capaz de dar pie a algunas de las piezas más representativas del siglo XX.
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UN ESTUDIO CONVERTIDO EN SÍ MISMO
Si alguien desconociera la técnica y el tipo de pintura que desarrollaba Jackson Pollock, una visita a su casa y estudio en Springs, Nueva York, le daría una idea bastante aproximada de cuál fue la seña de identidad del pintor estrella del expresionismo abstracto. Si bien la vivienda guarda el orden y el concierto que se espera en una familia más o menos convencional, en el estudio del jardín, una construcción de madera concebida para guardar aparatos de pesca, se desparrama la creatividad de Pollock. Las paredes, el suelo y el techo mismo están llenos de las salpicaduras con las que llenó sus grandes lienzos y en las fotografías de la época se ve cómo los botes de pintura abiertos se acumulaban por docenas. ¿La consecuencia? El estudio es, mucho más que otros espacios de trabajo de grandes pintores, un Pollock en sí mismo.
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OFICINAS DE SERIE B
Sería una decepción comprobar que Lloyd Kaufman, fundador y director de Troma, una de las productoras de serie B más legendarias y gamberras del cine, trabaja en un espacio minimalista y prístino. Por suerte, nuestro deseo se cumple y sus oficinas son exactamente el compendio de máscaras de látex, figuras de cartón, piedra, archivo de cintas horrísonas, merchandasing añejo y objetos por identificar.
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UNA MESA 'VIVIDA'
Las imágenes del controvertido creador de Facebook, Mark Zuckerberg, trabajando en su escritorio, son sobreanalizadas hasta el infinito y de ellas se extraen principalmente dos lecciones: una, hay que tapar la webcam de tu ordenador. Dos: una mesa de trabajo desordenada, vivida, normal, en la que se acumulan libros, cables y botellas de Gatorade, no está reñida con ser multimillonario.
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LA FALTA DE TIEMPO PARA ORDENAR
Si hay un escritorio de un emprendedor digital de nuestros días que merece estar en esta lista es el de Tony Hsieh, CEO de la empresa de ropa online Zappos. Objetos sazonados entre plantas que adornan la típica zona de trabajo que cada vez ocupan más los empresarios de su nivel: un espacio compartido con sus empleados, sin paredes y diáfano, indistinguible del resto. En su caso además, no es una mesa despejada, sino una muy ocupada traslación directa de la ocupada agenda de su dueño.
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PERSONALIDAD Y PINTURA DESBORDANTE
Bernard Buffet, el llamado “primer mega artista moderno”, tan famoso en su tiempo como Picasso, millonario desde joven y considerado un emblema de la “nueva Francia” junto a Brigitte Bardot, la pintura se le salía del lienzo, llenando las paredes y el suelo de sus estudios y salpicando todos los objetos que acumulaba a su alrededor. Sus imágenes trabajando rodeado de ese revoltijo de cosas, contribuían a fortalecer su aura de artista de desbordante personalidad.
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LA AGRESIVIDAD DE LO ÍNTIMO
Los dos pisos adyacentes en el neoyorkino barrio de Chelsea en los que la artista Louise Bourgeois vivió con su familia, permanecen prácticamente inalterados desde su muerte en 2010, como una cápsula del tiempo. De un lado, una galería y biblioteca en la que se exponen algunos de sus trabajos y del otro, el hogar, que no está abierto al público general pero cuyas fotos permiten comprobar el tenue desorden en que vivió la autora de las icónicas esculturas de madres-araña. Un espacio en el que la domesticidad fue desapareciendo (el horno dejó de usarlo tras la muerte de su marido en el 73) para convertirse en un estudio de trabajo.
La caja de pinturas desordenada tal cual la dejó; la pared con grietas convertida en un mural en el que colgaba recortes, fotografías (con Damien Hirst o Bono) y cartas; recuerdos y cachivaches acumulados en los rincones y sobre la chimenea, números de teléfono escritos por ella directamente en la pared. Un espacio tan íntimo y agresivo como la propia obra de su dueña.
Recreación fidedigna del estudio de Londres de Francis Bacon realizada en Dublín con los objetos del pintor.
Una de las mesas del estudio de Hanne Darboven y el metódico desorden de su lugar de trabajo.
El espacio de Alexander Calder, el genio de la chatarra.
Louise Bourgeois convirtió una pared con grietas en un mural en el que colgaba recortes, fotografías y cartas; recuerdos y cachivaches acumulados en los rincones.
Las imágenes de la oficina del controvertido creador de Facebook.
Tony Hsieh y su espacio compartido con empleados, sin paredes y diáfano, indistinguible del resto.
Bernard Buffet trabajaba rodeado de objetos que contribuían a fortalecer su aura de artista de desbordante personalidad.