Sube en NL 115% la alta burocracia
Medina cerrará su mandato con 485 jefes Monterrey, N.L.
El plan del Gobernador electo Jaime Rodríguez para reducir la burocracia en Nuevo León tendrá mucha tela de donde cortar.
En octubre de 2003, cuando el entonces Gobernador Fernando Elizondo concluyó el sexenio que inició el panista Fernando Canales, había 226 mandos en el aparato central del Estado, entre titulares de dependencias, subsecretarios, directores y coordinadores.
Pero Medina cerrará su mandato con 485 jefes, tanto en las Secretarías del Gobierno central como en organismos descentralizados que no existían hace 12 años.
Así, el número de altos funcionarios creció 115 por ciento, esto sin considerar a las entidades paraestatales.
El aumento de funcionarios de primero, segundo y tercer nivel ha venido de la mano con la aparición de nuevas Secretarías y organismos descentralizados.
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Al final del sexenio de Canales y Elizondo, la Administración estatal estaba conformada por 10 Secretarías y 24 organismos descentralizados, para tener un total de 34 entidades.
En el actual Gobierno hay 14 Secretarías y 40 organismos, con lo que suman 54 entidades en la que los mandos tienen altos sueldos.
Por ejemplo, un Secretario percibe unos 130 mil pesos mensuales, un subsecretario alrededor de 90 mil pesos y los directores hasta 80 mil pesos.
Además de pagar el sueldo de cada alto funcionario, la creación de organismos -entre los que se encuentran agencias, corporaciones e institutos- dispara el gasto de la nómina estatal porque se tiene que cubrir el salario de sus asistentes.
Cada funcionario de nivel alto tiene consigo un grupo de colaboradores cercanos, como secretarias, asistentes y choferes, a quienes se le asigna vehículos, materiales y recursos para la operación.
Algunas consecuencias de este aumento en la burocracia han quedado en evidencia durante el proceso de transición.
La información proporcionada en las reuniones dejó al descubierto que el costo de la nómina del Estado se duplicó durante el sexenio de Medina, pese a las promesas de austeridad establecidas a lo largo de su mandato.
El Mandatario estatal también terminará su Gobierno con un incremento del gasto corriente y una baja en los recursos destinados a
inversión.