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Sin importar la hora, la gente busca oxígeno

En un local de relleno, las personas acuden aun de madrugada para recargar sus tanques; hay quien realiza toda una peregrinación

La movilidad en la calle de Comercio, en la colonia Escandón, no se detiene, sin importar la hora del día. Durante toda la noche no dejan de llegar personas, ya sea en sus autos, taxis o caminando, que buscan rellenar los tanques de oxígeno que usan sus familiares que han enfermado de coronavirus.

Sin importar la hora, la gente busca oxígeno

“Ahorita tengo la urgencia porque se me terminó [el oxígeno del tanque]. Tengo un paciente con problemas de oxigenación, llevamos como dos horas buscando, más la hora y media que tardamos para llegar aquí; en total llevamos como cuatro horas”, comenta Martínez, mientras toma lugar en la pequeña fila que se encuentra afuera del local.

Luego de permanecer en espera unos 15 minutos, el policía les da la entrada y, como si se tratara de una carrera contrarreloj, Martínez entra rápidamente para poder conseguir su objetivo. Tras 45 minutos adentro de la estación, sale con la misma velocidad con la que entró, sólo que ahora abrazando el cilindro de metal; lo sube a su auto y se retira con el oxígeno medicinal que, asegura, le durará a su familiar unas tres horas. 

Jorge Solórzano es otra de las varias decenas de personas que acudieron al lugar entre las 12 de la noche y las cuatro de la mañana de este viernes 5 de febrero. Acompañado por su esposa, Solórzano cuenta que durante estas últimas dos semanas ese peregrinar nocturno lo hace prácticamente todos los días, aunque en esta ocasión nota una pequeña diferencia: ya no hay tantas personas solicitando el servicio como hace unos días.

“Vengo dos veces al día. En ocasiones la fila llega a la esquina, pero ahorita no hay nada de gente. He estado formado hasta de tres horas, sin importar que sea la una de la mañana, sigue y sigue llegando gente”, responde Solórzano, quien espera poder rellenar los tres tanques que está usando su hermano y que le servirán unas 12 horas; después de eso, el peregrinar para encontrar un local que tenga oxígeno se repetirá.

Al cuestionarlo sobre cuánto ha gastado en el oxígeno, Solórzano suspira y responde: “Pues vengo dos veces al día, en cada una de ellas pago 600 pesos en promedio, es decir, al día son unos mil 200 pesos y ya llevamos dos semanas en esto, pero bueno, gracias a la familia es que se ha ido sacando el gasto”.

La noche corre y el sonido de los autos, de los diablitos en los que son transportados los tanques, las voces de personas preguntando si está abierto, y el golpeteo a la pequeña puerta para ser recibidos, no se detiene.

Durante las cuatro horas que estuvo EL UNIVERSAL afuera del local se contabilizaron a más de 50 personas que acudieron para pedir el servicio. En la Ciudad de México este local es uno de los más solicitados debido a que está abierto las 24 horas del día.



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