Sentencian a 700 años de cárcel a banda de feminicidas
Los inculpados están acusados de plagio, trata y homicidio
Ciudad Juárez.
Los cinco pandilleros acusados de secuestrar, prostituir y asesinar a 11 mujeres en esta frontera fueron sentenciados a 697 años de prisión por un tribunal oral luego de un juicio de tres meses.
Los cinco llegaron a la audiencia con el uniforme gris del Cereso, cabizbajos escucharon a la juez decirles que habían reunido evidencias suficientes para demostrar su participación en el delito de trata de personas y homicidio.
Tras explicar que recibirían penas acumulables por cada uno de los casos, les informó el fallo: 697 años de prisión y el pago de 839 mil pesos por reparación del daño.
En la sala, varias madres de mujeres asesinadas y activistas sociales rompieron en llanto al escuchar la histórica sentencia, primera en la entidad en contra de acusados de trata.
Jesús Hernández Martínez, El Gordo Maloso; César Félix Romero Esparza, El Félix; Édgar Jesús Regalado Villa, El Piwi; José Antonio Contreras Terrazas, El Koyac, y Manuel Vital Anguiano, Don Meny, fueron detenidos entre 2012 y 2013; formaban una banda dedicada a la venta de drogas y la prostitución, a la vez que trabajaban para Los Aztecas, la pandilla más numerosa de la frontera, considerada un cártel por la policía estatal.
Durante el juicio se escucharon más de 100 testigos y se presentaron cientos de evidencias que demostraron que, por años, los acusados plagiaron mujeres de entre 15 y 25 años, a las cuales atraían con falsas ofertas de empleo, y luego las secuestraban cerca de sus domicilios gracias a la información que obtenían de las solicitudes de empleo que entregaban.
Una vez privadas de la libertad, la banda las explotaba sexualmente en el “Hotel Verde”, un prostíbulo disfrazado de hospedaje en pleno centro de Juárez, e incluso en el juicio se supo que las mujeres eran ingresadas al Cereso donde los reos pagaban miles de pesos por tener relaciones con ellas.
La banda asesinaba a la chicas que se negaban a seguir trabajando, a las que intentaban huir, y las que no eran “atractivas” para sus clientes. Después arrojaban los cuerpos en el Arroyo del Navajo, una zona despoblada a 40 kilómetros de Juárez.
Los testimonios demostraron que a la par de ser prostituidas, las jóvenes eran obligadas a vender droga.
Durante el desarrollo del proceso, el Ministerio Público trabajó en coordinación con abogadas de organizaciones sociales que estuvieron en calidad de coadyuvantes, para lograr la sentencia condenatoria.
Otros cuatro integrantes siguen un proceso por las mismas acusaciones; uno de ellos interpuso un amparo, y los otros tres se encuentran recluidos en penales de otros estados.