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Se entrega Ducrozet al vértigo literario

Al escritor francés Pierre Ducrozet le impulsa el vértigo provocado por la novela, cuyas potencias y libertades

Al escritor francés Pierre Ducrozet (Lyon, 1982) le impulsa el vértigo provocado por la novela, cuyas potencias y libertades se propone explorar en su escritura.

Se entrega Ducrozet al vértigo literario

 Para escribir, el autor se ampara en el ejemplo de Miguel de Cervantes y François Rabelais, quienes, le parece, ejercieron más la libertad literaria.

"El reto de esta novela es abrazar la complejidad de nuestro mundo para poder entenderlo mejor", asienta.

Su apuesta de la novela contemporánea supone "deconstruir el relato tradicional y reconstruirlo como una máquina sólida y diversa".

Su narración salta de tiempos y lugares, como si se navegara por la misma red. Y es una novela que borra los géneros, pero que oscila entre el thriller y la novela de viaje y de aventuras.

La trama de La invención de los cuerpos arranca en la noche de Iguala con la desaparición de los 43 normalistas en 2014.

En ella, el ficticio Álvaro Beltrán es un profesor y programador con cualidades de hacker que logra escapar de la muerte y recorre miles de kilómetros hasta Estados Unidos, donde se topa con un magnate de Silicon Valley, quien ha reclutado a una bióloga francesa para realizar experimentos transhumanistas.

 Este magnate, Parker Hayes, halla inspiración en personajes como Elon Musk y Mark Zuckerberg, y quiere hacer de Beltrán su conejillo de Indias.

Los transhumanistas proponen prolongar la vida intercambiando partes y órganos del cuerpo tal como si fueran piezas de un auto.

"Por eso los dos puntos son México y Silicon Valley, tan cercanos y lejanos", cuenta Ducrozet. "Quería explorar diferentes dominaciones y violencias que se ejercen, de un lado, por parte del Estado en Iguala y, del otro lado, la violencia tecnológica y transhumanista".

A Ducrozet, que entonces vivía en Berlín, le impactó el primer relato que leyó del caso Ayotzinapa en el diario El País, y viajó a Iguala y a la Ciudad de México, un lugar también importante en su novela, para documentarse, leyendo todo cuanto pudo, en especial los libros de la periodista Mónica Ocampo y el minucioso trabajo sobre el caso de John Gibler.

"A diferencia del periodismo, yo lo que puedo hacer es entrar dentro de los cuerpos, dentro de los personajes, meterme a la respiración de Álvaro. Tenía que ser muy preciso con los nombres reales por una cuestión de justicia con esos chicos", añade el autor, ahora afincado en Barcelona.

Ducrozet defiende su legitimidad como escritor para abordar el caso Ayotzinapa.

"La virtud de la literatura es que, con empatía, podemos entrar en otras vidas; si no lo hacemos, es por elección, pero estoy seguro de que yo puedo hablar de asteroides como de ballenas o de lo que sea", dice.

El cuerpo es una obsesión de su trabajo, y no se trata de hacer mucha psicología, sino mostrar a sus personajes a través de sus movimientos, y suscribe la idea de que "los gestos dicen todo".

Ducrozet aborda en el libro la tensión tecnología-cuerpo.

Otro personaje es Lin, una joven transexual de Hong Kong y bio-hacker, parte de una cibercomunidad.

"Es lo mismo, para mí, Internet y el código, ambos son cuerpos, y el cuerpo es una Red donde todos los elementos están conectados", dice Ducrozet.

 "Hay una fractura en mi libro, de un lado los transhumanistas y, del otro, los bio-hackers, como Lin; dos visiones muy distintas del cuerpo. De un lado es deshacerse de su cuerpo y llegar a un cuerpo inmaculado; de tanto no querer morir, niegas la vida, y del otro lado, los bio-hackers, (cuyo fin) es reinventarse e ir más allá, y explorar todas las posibilidades del cuerpo; hay la posibilidad de ir demasiado lejos",

 La idea, añade, era hacer un cuadro general de los cuerpos, las transformaciones y metamorfosis; "Construí los personajes a partir de esto", precisa.

Anterior a La invención de los cuerpos publicó Eroica, una novela sobre la vida del pintor Jean-Michel Basquiat, donde adoptó la estética de sus cuadros para dar forma al libro.

"Hay una forma para cada libro: tiene que estar adaptado al fondo de lo que hablamos", explica el autor.

Su siguiente novela, El gran vértigo (2020), ocurre en un territorio cercano a La invención de los cuerpos, aunque el eje es el cambio climático. Una novela de aventuras que será llevada al cine y para la que Ducrozet ya trabaja en su adaptación.



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