San Antonio de Béxar en el viaje de Jean Louis Berlandier, 1828

Plano del Álamo en San Antonio Texas, Berlandier 1828.
Todo el mes de marzo y parte de abril de 1828, los expedicionarios de la Comisión de Límites permanecieron en San Antonio de Béxar en Texas. El sitio tenía sus orígenes desde el año de 1718, cuando se habían fundado la misión de San Antonio de Valero y el Presido San Antonio de Béxar. Desde 1722, el Presidio se había movido del lado opuesto a la misión, por la orilla poniente del río San Antonio. Alrededor del Presidio creció la villa que se conoció como San Fernando de Béxar, la cual fue reforzada modestamente por 15 familias de las Islas Canarias en 1731. Este asentamiento civil se convertiría en la capital de la provincia de Texas entre 1773 y 1824.
Ya secularizada la misión de San Antonio de Valero, en 1803 sus edificios fueron utilizados para dar alojamiento a la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras, Coahuila, la cual venía a reforzar el Presidio de Béxar; en la lucha contra los ataques indígenas, el abigeato y el contrabando. Junto con otras compañías vigilaban la continua expansión norteamericana hacia Texas. Los soldados provenían de San Fernando y de Santiago del Álamo (cerca de Parras, Coahuila), quienes fueron conocidos simplemente como “La Compañía del Álamo” y sus barracas como “El Álamo.” Berlandier menciona que tan solo en esa orilla oriental del río, donde estaba “El Álamo”, había alrededor de cien casas en 1828.
Para entonces San Antonio contaba con 1,425 habitantes. Los continuos ataques de los indígenas norteños habían afectado el número en los hatos de animales en su jurisdicción, dejando 1,322 cabezas de ganado mayor, 2,480 de ganado menor y 150 caballos.
El francés Jean Louis Berlandier explica que las calles en San Antonio no eran muy derechas y que la rigurosidad colonial para éste tipo de asentamiento había sido ignorada. La villa tenía dos plazas que estaban separadas por la iglesia y algunas casas, la mayoría de los hogares eran jacales con techos de paja, las mejores construcciones estaban fabricadas con paredes gruesas y la mayoría contaba con chimeneas; lo cual sugería que se encontraban en una región fuera del trópico.
Los habitantes eran alegres y no estaban acostumbrados al trabajo duro, la diversión entre la clase popular eran los bailes. Berlandier explica que eran algo diferentes a los mexicanos del interior. En sus reuniones, las mujeres preferían vestir a la moda de la Luisiana, usaban vestuarios de ambas naciones.
La mayoría de las familias estaban relacionadas con las compañías militares. El personal militar constantemente viajaba en la comarca, de un presidio a otro, se veía imposibilitado en cultivar tierras. Dependían de su paga y del desdichado comercio, que en algunos casos era con los colonos angloamericanos. La paga del soldado no era muy buena, frecuentemente no contaban con caballos y se encontraban mal equipados. Los habitantes que sembraban no utilizaban el riego, preferían cultivar de temporal en parcelas que se encontraban de seis a siete leguas de la villa, donde quedaban expuestos a los ataques de los indios. La producción agrícola era insuficiente para mantener a la población de la villa.
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El río San Antonio
El río San Antonio emanaba de unas cavernas de piedra caliza a no más de dos leguas al norte de la villa, generalmente mantenía una profundidad de dos a cuatro pies (.61 a 1.22 m). Temprano en uno de los días del verano de 1817, después de una noche calmada de lluvias, el río subió entre 25 y 30 pies (7.62 y 9.14 m) en menos de media hora, inundando entre doscientos y trescientos jacales de cañas y paja; algunos fueron arrancados por la corriente pereciendo 22 habitantes, entre hombres, mujeres y niños.
Los expedicionarios exploraron hacia el norte de Béxar, donde se encontraban las lomas cavernosas de piedra caliza donde brotaban un montón de pequeños manantiales de agua dulce. De una de las lomas brotaba un manantial de agua límpida (conocido como el Ojo de Agua) formando un pequeño lago a una milla del poblado. En otra de las exploraciones visitaron la cabecera del río que se encontraba a dos leguas hacia el norte, la cuenca surgía de las profundidades de la tierra. Más abajo se unen el Salado y otros arroyos de formación parecida, para unirse después a no más de siete leguas con el río Medina, el cual tiene una cuenca mucho más prolongada. Corriente abajo de Béxar, se encontraban los edificios abandonados de las otras cuatro celebradas misiones del río San Antonio: Purísima Concepción, San Juan, San José y Espada. Después de su secularización, las tierras habían sido compradas por labradores de escasos recursos. Posteriormente que el río San Antonio se une con el río Medina, varios arroyos se le unen antes de pasar por la misión del Rosario y el Presidio de la Bahía del Espíritu Santo. El camino entre Béxar y Goliad corría paralelamente al río. Finalmente, los ríos San Antonio y Guadalupe se unen para descargar sus aguas en la bahía de San Bernardo conocida también como Matagorda.
Berlandier explica en su diario que dentro de las aguas del río San Antonio se podían encontrar catanes, bagres, mojarras y otras especies de peces; también se encontraban camarones de un pie de largo, una tortuga de agua (Trionyx ferox) en abundancia, al igual que la rana tiburón (mugidora), cuyo croar se escuchaba desde muy lejos en las noches.
En los alrededores se encontraban bosques de encinos y nogales de nuez dura (hickory). El francés criticaba a los criollos sobre la forma barbárica de cosechar los frutos de un árbol, que era tumbándolos con hacha o prendiéndoles fuego. Decía que se empezaba a plantar árboles en Texas, debido a las enseñanzas de los nuevos colonos angloamericanos.
En Texas, los inviernos son muy marcados y a veces extremosos; los árboles pierden todas sus hojas mientras que la vegetación herbácea casi muere. Para finales de febrero y principios de marzo los álamos, encinos, cipreses, y todo tipo de nogales están cubiertos de amentos. Además, existen otros árboles como laureles, moras, olmos, coníferas y mezquites. En primavera el lomerío es cubierto con una vívida vegetación con flores. Entre los árboles frutales silvestres mencionaba Berlandier el ciruelo y el níspero.
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La crítica
Berlandier crítica a los habitantes de Béxar y de Goliad, quienes son flojos y poco industriosos. Sus carruajes son de elaboración pobre, utilizando muy poca herramienta. Sus ruedas están elaboradas de dos o de una sola pieza, sacadas transversalmente de un enorme tronco. Los ensamblajes de las carretas eran hechos con cuerdas o cueros rústicos, algunas veces no les encontrabas una clavija de madera. Los mismos bueyes, lastimosamente equipados, eran utilizados en el arado y para estirar las carretas.
A pesar de las inmensas planicies con pastura y además de contar con apartadas tierras de cultivos, los habitantes de Texas no podían mantener sus manadas de animales. Berlandier estaba de acuerdo que el robo y matanza en los animales domésticos por los indígenas eran un obstáculo; pero mencionaba que inclusive los indígenas nómadas criaban sus propios caballos. Los mismos obstáculos los tenían los colonos extranjeros, quiénes estaban llenos de animales: bueyes, vacas, caballos, marranos, etc. Berlandier decía que los habitantes de Béxar y Goliad fueron en diferentes ocasiones a buscar granos y ganado a las colonias de los extranjeros en Texas.
Aunque la caña de azúcar era superior a la del país vecino, los dos molinos de piloncillo en Béxar no cubrían el consumo de la población. El azúcar era traído de la Luisiana debido a que el acarreo desde las costas mexicanas elevaba demasiado su costo. Si bien el algodón de Texas era superior, fue explotado desde la llegada de los nuevos colonos americanos, uno o dos labradores lo cultivaban en San Antonio. El gobierno de México les permitía a los mexicanos en Texas importar los alimentos básicos desde la Luisiana.
Fue hasta el 13 de abril de 1828, que los expedicionarios partieron de San Antonio de Béxar hacia la frontera en Nacogdoches, visitando las colonias de los americanos en los ríos Guadalupe y Brazos. Esta historia será contada en la próxima ocasión, una visión de lo que estaba pasando en el estado de Texas antes que se independizara de la República de México.

Bagre. Acuarela de los escritos de Jean Louis Berlandier en el Instituto Smithsoniano.
