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Robo en la estación ferroviaria de Reynosa, 1930

Como a las diez de la noche, la policía aprehendió a Dimas de León en la cantina “Astoria Café”, desde donde lo condujeron a la Comandancia de Policía. Otras personas y el jefe de la estación daban otras opiniones sobre los posibles implicados en el robo. Le decían al agente que andaban dos individuos gastando dinero, siendo que no trabajaban

Cronista Municipal de Reynosa

Lado sur de la estación del ferrocarril de Reynosa, en el lado poniente se aprecia la puerta de la bodega donde se encontraba la oficina del express.Robo en la estación ferroviaria de Reynosa, 1930

Como a las 10 A.M. del 10 de julio de 1930, el Sr. Ambrosio Cantú pagó $ 153.55 pesos por cargo del express en la estación del ferrocarril de Reynosa. La cantidad de monedas las entregó en un saquito de lona, para ser remitida al departamento de dicho express en Matamoros. El agente encargado del express en Reynosa, Antonio Wenceslao Cienfuegos, preparó la operación a las tres de la tarde antes que llegara el tren, poniendo el saco sobre el tapete de su escritorio. 

    En el cuarto de la oficina trabajaba también con Wenceslao su sobrino Ramiro Cienfuegos, un muchacho de catorce años de edad, quien en calidad de aprendiz apoyaba con la contabilidad del lugar. El encargado salió del departamento de la estación dejando a su sobrino vigilando por un momento, mientras hacía de sus necesidades corporales. 

    El muchacho se concentró en copiar dos guías que le había encargado su tío pasar en el diario de la oficina, dando la espalda al escritorio donde se encontraba el dinero. Fue en ese momento que volteó para lacrar o sellar el saco que le había encomendado su tío, pero el dinero ya no se encontraba en el escritorio. 

    Cuando regresó, Antonio Wenceslao preguntó sobre quienes habían estado en la oficina. Su sobrino respondió que había visto un individuo del tipo delgado, alto portando un sombrero negro, el cual había salido de prisa sin verle la cara. Esa persona vestía con una camisa blanca, pantalón amarillo, llevando una cinta negra como corbata que bajaba del cuello a la bolsa de la mencionada camisa

La búsqueda

Con esa vaga información el agente del express empezó una frenética búsqueda de los ladrones.  Don Wenceslao primero se dirigió a su casa a recoger su pistola, regresando a indagar entre los carros bodega del ferrocarril. Preguntando si había pasado alguien por allí. Unas personas le dijeron que había franqueado un individuo delgadito con rumbo para abajo, al que le sonaba el dinero que llevaba en el saco.  

    En ese momento vio un individuo vestido de azul (Luis González) corriendo en actitud sospechosa con rumbo al Hospital, siguiéndolo hasta alcanzarlo en ese lugar. Casi para meterse al monte le gritó que se parara, pero hizo caso omiso, por lo que tuvo que hacer un disparo al aire a una cuadra de distancia para que se detuviera.

    De ahí lo llevó en el carro de Catarino Rodríguez a la Comandancia de Policía para que lo detuvieran mientras el agente del express continuaba las investigaciones.  Este último con los gendarmes Lorenzo García y Félix Bravo montaron en el automóvil de Baudelio Ríos para seguir las indagaciones hacia la comunidad de Corrales. 

En el camino encontraron a Adán Palacios y a unos labradores; estos últimos les indicaron que había pasado un individuo desconocido, a quien siguieron hasta perderle la huella.

    De regreso, el jefe de la estación Cesario García informó que había otro sospechoso que había corrido en la misma dirección, la cual había seguido el sospechoso aprehendido.  El jefe de la estación le había ordenado al cargador o bodeguero de apellido Castañeda para que lo siguiese, pero no lo había alcanzado. Supusieron que era el mismo que habían visto los labradores.

    Para entonces había llegado Adán Palacios a la estación, quien venía en el camino que se encontraba paralelo a la vía del ferrocarril entre las estaciones de Corrales y Reynosa.  Éste en el camino les dijo al agente del express y a sus acompañantes de no haber visto a nadie, pero en ese momento en la estación de Reynosa les informó haber observado pasar a Dimas de León en el camino, a una o dos cuadras de donde se había encontrado con los del automóvil. 

    Como a las diez de la noche, la policía aprehendió a Dimas de León en la cantina “Astoria Café”, desde donde lo condujeron a la Comandancia de Policía. Otras personas como Alberto Gómez y el jefe de la estación daban otras opiniones sobre los posibles implicados en el robo. El tal Gómez le decía al agente que andaban dos individuos gastando dinero, siendo que no trabajaban. El jefe de la estación le dijo que una persona de apellido Nava había salido corriendo rumbo a Corrales al tiempo del robo.

Las diligencias

Fue el síndico Mateo Dávila, en funciones de agente del Ministerio Público, quien abrió las averiguaciones del robo. En las diligencias del día  11 de julio de 1930, tomó las declaraciones de los siguientes testigos: al jefe de la estación, Cesareo  García, ferrocarrilero de 42 años de edad quien era originario de Monterrey; al bodeguero empleado ferrocarrilero, José Castañeda, de 30 años de edad originario de Reynosa; al comerciante Adán Palacios de 21 años de edad, originario de Reynosa.

    El jefe de la estación se dio cuenta sobre uno de los sospechosos cuando Albino Mata le indicó “mírelo allá va corriendo”, por lo que le ordenó a Castañeda que lo siguiera, sin poderlo alcanzar. Decía que era el mismo que hacía referencia el sobrino de Cienfuegos, delgado con un sombrero negro. Si bien no lo siguieron fue porque en esos momentos se aproximaba el tren y no podían dejar abandonada la estación.

     Adán Palacios explicó que él venía desde un poco más debajo de la Zona de Tolerancia  por el lado norte de la vía del ferrocarril, cuando divisó de lejos a Dimas de León, quien venía por el lado sur de la misma vía. Eran como las cuatro de la tarde, pues todavía no pasaba el tren que transitaba de Monterrey a Matamoros

Los sospechosos

El día 12 de julio, después de ratificar las declaraciones de cinco testigos, el agente del Ministerio Público procedió a tomarle la declaración preparatoria al detenido Luis González, un zapatero de 48 años de edad, originario de Hermosillo, Sonora. Éste declaró que una hora antes  de su aprehensión, como a las tres de la tarde, estaba en la cantina “Café Astoria sentado oyendo tocar la música que sonaban como cuatro o cinco músicos.” En ese negocio se encontraban varios peloteros que iban a jugar un partido, por lo que de ahí se encaminó al juego de pelota por la calle que iba al Hospital.  

    Este Hospital fue planeado por el Dr. Luis Mazote Galindo, encargado de la Sección Sanitaria Federal, y la sociedad civil de Reynosa a finales de la década de los años 1920.  El nosocomio se encontraba a las afueras de Reynosa, en lo que es ahora las construcciones de la Casa del Campesino por la calle Ejército Nacional. Ahí fue donde el agente del express aprehendió a Luis González, quien decía se encontraba como “a un kilómetro” del centro. 

    El agente le preguntaba “donde está mi dinero”, por lo que el detenido le contestó “que dinero… enseñándole un peso que traía en la bolsa.” Luis tenía cuatro días que no se paraba en la estación, pues la policía le había prohibido dormir en los carros del ferrocarril, como lo hacía anteriormente. Luis decía que era inocente y que no conocía a Dimas de León ni a nadie, tenía poco tiempo viviendo en Reynosa.

    El agente del Ministerio Público mandó traer de la detención a Dimas de León para tomarle la declaración. Este era un chofer de 19 años de edad originario de Congregación Garza. Contó que estando durmiendo siesta como a las dos de la tarde, su padre Pedro León le pidió fuera a ver unas vacas que pastaban en el rancho del Sr. Julián Flores. Llegó primero a la estación en donde se sentó entre quince o veinte minutos afuera de la oficina del express, por el lado norte. Estaba reposando solo, pero dijo que eran varias las personas que estaban en el lugar. Noto que algunos se acercaban a comprar raspas. 

    Antes que llegara el tren se encaminó rumbo al oriente por donde se encontraba la cantina “Café Astoria”, yéndose por la orilla de los vagones, tomando rumbo a la Zona de Tolerancia. Ya en el camino se topó con el Sr. Juan Hernández, quien traía una carreta con leña o “güilotes” o huilotes (modismo reynosense para piezas de madera utilizadas en la construcción de techos). Sin llegar al rancho a donde iba, se regresó al encontrar las vacas que andaban pastando.

    Su vestuario era el mismo que traía cuando lo arrestaron, pantalón negro, camisa blanca y una cinta blanca que colgaba desde el cuello a la bolsa de la camisa. Declaró que era inocente de los cargos que se le acusaban. Cuando se interrogó al chamaco de las raspas, Hilario Escobar, declaró que Dimas vestía un pantalón amarillo o café y que la corbata se la ofrecía por una raspa. Dimas lo refutaba diciendo que el pantalón era el que vestía, de color negro.

    El agente del Ministerio Público presentó a Dimas ante el jefe de la estación, Albino Mata y Juan Hernández. Cesáreo García no podía asegurar si Dimas de León fuera la persona que corría cuando se lo había indicado Albino Mata. Este último era un hombre de 64 años de edad, no pudo precisar la altura, si era joven o viejo el individuo que había visto correr el día del robo. Solamente le había dicho al jefe de la estación “mire allá va un individuo corriendo” al sur de las vías férreas. 

    El testigo Juan Hernández mencionó que había encontrado a Dimas en el camino en frente a la Copa y las ladrilleras, por el lado sur de la vía, pero no se fijó en la ropa que vestía. El jovencito Ramiro Cienfuegos, sobrino del agente del express, no pudo recordar el color de la camisa del individuo alto que traía el sombrero negro. 

La inspección 

El 13 de julio, el personal del Ministerio Público pasó a inspeccionar la oficina del express, la cual estaba dentro de la bodega de la estación, en la esquina que hacen los muros o paredes del lado norte y oriente. La oficina ocupaba un espacio de dos metros y medio por lado, circundada por un enrejado de madera. Dentro de la bodega, por el lado poniente tenía el cuarto una ventanilla y por el lado sur una puerta que daba acceso a la bodega y a una prensa.   

La bodega tenía puerta por el lado oriente que daba a la sala de espera de la estación, además el edificio contaba con puertas por el lado norte y sur. 

    Dentro del cuarto del express, por el lado de la ventanilla había una mesa que servía de escritorio y fue donde el agente había puesto el dinero. Por el lado sur estaba una repisa que servía de mesabanco y donde escribía el jovencito en el diario copiador.  Fue en el momento que salió por la puerta a revisar la prensa, cuando volteando ya no encontró el dinero. 

     El agente del Ministerio Público concluyó que habían metido la mano por la ventanilla para robar el dinero, sin pasar por la puerta de la oficina, escapando por la puerta sur o norte de la bodega. No se utilizó la puerta que daba a la sala de espera, porque quedaría expuesto el ladrón ante los ojos de los viajeros y del joven encargado de la oficina. 

La conclusión

Durante la investigación, apareció el soldado José Moreno Hinojosa, quién llegó a recoger un bulto en la Oficina del express. Escuchando los argumentos sobre el robo, el soldado le dice al Sr. Antonio Wenceslao Cienfuegos que, cuando él corría tras el individuo que iba rumbo al Hospital, otro corría hacia el oriente metiéndose al monte cuando se escuchó el disparo de su pistola. 

    El soldado describió a este individuo como de regular estatura, pantalón y saco azul. Dijo que éste era uno de los golfos que estaban durmiendo en el Hospital, a quien veía cuando él pasaba todas las mañanas al Campo Militar, que quedaba al fondo de la calle Ejército Nacional. Expresó que ya no lo había vuelto a ver a ese individuo.  Cuando se le puso enfrente a Dimas de León, el soldado manifestó que no era el individuo y que ni siquiera tenía parecido. 

    El Juez de Paz Mixto, Lauro Herrera, decretó al Ministerio Público y al Alcaide de la Cárcel, Juan Látigo, para que pusieran en libertad a Dimas de León y a Luis González bajo la reserva de lo que dispusiere el Juez de 1ª Instancia del 3er Distrito Judicial, con residencia en H. Matamoros.

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Detalle de foto aérea de 1933, donde se observa al fondo el Hospital Civil de Reynosa a donde corría Luis González, en lo que es ahora la Casa del Campesino, por la calle Ejército Nacional. Registro del U. S. Army Air Forces.



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