‘Respuestas’, claman familiares de los 43
Tienen certeza de que el encuentro con la verdad está cada vez más cerca
Ciudad de México.
De cara a la lluvia y el viento, los padres y madres de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos salieron a marchar como hace cada mes desde casi cinco años, ahora con la certeza de que el encuentro con la verdad está cada vez más cerca.
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La cita frente al Ángel fue religiosamente cumplida, los padres se situaron sobre la línea peatonal y el paso a la circulación fue interrumpido.
A 58 meses siguen portando la imagen de sus hijos en las manos, pidiendo a quien sepa del caso que proporcione información al nuevo teléfono habilitado por la Secretaría de Gobernación, siguen buscando.
“Porque el color de la sangre jamás se olvida”, claman mientras avanzan por el largo Paseo de la Reforma, a paso forzado y mojados de pies a cabeza, esa en la que no conciben buscar a sus hijos en fosas, los quieren con vida.
La memoria resuena desde el altavoz de una camioneta y enumera los hechos, a los heridos, el tiempo y pide que ojalá todo hubiera sido una pesadilla, esa de la que Aldo Gutiérrez Solano no ha podido despertar, pues continúa en estado de coma.
“Detrás de estos meses hay una lucha, un dolor, una esperanza: que pronto sabremos de los 43 jóvenes”.
Para cuando llegan al antimonumento, el clima se ha despejado y les permite mirar al cielo para escuchar el nombre de cada uno de sus hijos en el pase de lista.
Hilda Legideño Vargas, madre de Jorge Antonio Tizapa Legideño desaparecido la noche del 26 de septiembre de 2014, espera que las investigaciones pronto arrojen información sobre el caso.
A diferencia del gobierno anterior que, asegura, les cerró las puertas, la nueva administración ha mostrado apertura y disposición con la creación de la comisión, pero quisieran que las cosas avanzaran más rápido.
Sabíamos que no íbamos a encontrar nada, dice Hilda sobre la visita al 27 batallón de infantería de la Secretaria de la Defensa Nacional, “ya pasó mucho tiempo, ya los han de haber movido”, pero en el cuartel exigieron a los militares toda la información que recabaron esa noche y madrugada del 27 de septiembre.
“Sabemos que los militares estuvieron presentes en los diferentes ataques y el recorrido que hicieron nuestros hijos, en donde estaban atacándolos, deben tener el conocimiento de hacia dónde se los llevaron. Esa es la exigencia”, manifiesta.
Hilda comenta que la diligencia que se realizó en una casa en Guerrero derivó del testimonio de uno de los involucrados, quien dijo que ahí habían llevado al menos a tres de los estudiantes, pero la pista resultó falsa.
“Toda esa diligencia se tiene que realizar sabemos porque hay mucha gente que está buscando a sus seres queridos. Nosotros no los buscamos en fosas, pero hay mucha gente que necesita también tener respuestas”, admite y delinea la desaparición como un fenómeno cotidiano en el país.
Con la voz endurecida igual que el gesto, la madre de Jorge Antonio pide investigar a los funcionarios que tuvieron alguna participación en el caso, los enumera: Tomás Zerón, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y acusado de falsear información sobre el caso. También menciona a Ángel Aguirre, con quien se reunieron hace un mes y que asegura no tener mayor información sobre los estudiantes desaparecidos, pese a ser en ese entonces el gobernador del estado de Guerrero.
Hilda dice que se siguen reuniendo con los otros afectados por el crimen cometido el 26 de septiembre y entre sus demandas está la atención médica para Aldo, quien está a punto de cumplir cinco años en estado de coma.
“Nos reuniremos con quien tengamos que reunirnos”, sentencia ante la posibilidad de una nueva reunión con Ángel Aguirre.