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Regresan a la vida danzones perdidos

Fueron recientemente grabadas por la Orquesta Failde, dando una idea de lo que escuchaban quienes crearon el género musical

El hombre de impoluta guayabera blanca, erguido, se acerca a la joven y estira su mano con la palma hacia arriba, invitándola. Ella se pone de pie y agita su abanico. En la pista de baile sus cuerpos se acercan. Una lámpara de caireles estrena la energía eléctrica. Es finales del siglo XIX en Cuba y las señoras de bien están escandalizadas con esta nueva música, el Danzón.

Una pareja baila junto al disco de danzón de la Orquesta Failde Joyas Inéditas”.Regresan a la vida danzones perdidos

"No sólo hallarlas fue un logro, lo más importante para un músico es llevarlas al registro fonográfico y que trascienda, que se escuche y las generaciones de hoy, de mañana tengan una referencia de que fue su identidad", explicó emocionada a The Associated Press la musicóloga María Victoria Oliver, una de las personas que tuvo a su cargo la búsqueda.

Entre las 16 piezas que durmieron más de un siglo entre danzones y danzonetes --un género híbrido posterior al primero y que entre otras novedades incorporó la interpretación vocal--, cuatro forman parte del disco "Joyas Inéditas", producido por el sello Egrem y con arreglos e interpretación de la orquesta que dirige el flautista Ethiel Failde, sobrino tataranieto del creador de ese estilo.

Oliver y un equipo de musicólogos espulgaron los archivos de varias instituciones de Matanzas como la Biblioteca provincial, el archivo de la Banda de Conciertos o el Museo local para dar con ellas, luego de detectar, que pese a que el danzón nació en 1879 en esta ciudad, no había muchas señales escritas de él hasta la primera década del siglo XX.

"Es una alegría grande poder hallar partituras inéditas que permiten demostrar una evolución del género", manifestó Oliver. El trabajo es engorroso e incluye la "traducción" de las partituras, pues la escritura de ellas en el siglo XIX era diferente a la actual y luego hay que realizar arreglos para actualizar la música sin que pierda su esencia.

Ubicada a 100 kilómetros al este de La Habana, Matanzas fue una de las ciudades más avanzadas en aquellos tiempos --la región fue la primera en contar con luz eléctrica, incluso antes que la capital-- gracias a su enorme bahía, por donde salía mucho del azúcar que se producía en la isla y por ser el lugar de ingreso clandestino de los cargamentos de esclavos negros para las haciendas.

Un recorrido por la urbe muestra los vestigios de aquella opulencia: casonas señoriales, decorados en los frontispicios, parques con estatus clásicas o amplios locales de paredes enchapadas en madera y techos altos a donde las familias se recreaban y fueron escenarios del surgimiento del género llamado danzón, también el padre musical de otros típicamente cubanos como el mambo o el chachachá.



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