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Reconocen matanza de Tlatelolco como crimen de Estado

Han pasado 50 años de los hechos del 2 de octubre de 1968

Cd. de México. - Por primera vez, un órgano del Estado mexicano reconoció oficialmente que la masacre de Tlatelolco de 1968 fue un crimen de Estado.

Jaime Rochin, titular de la CEAV. Foto: Tomás Martínez.Reconocen matanza de Tlatelolco como crimen de Estado

"Fue un crimen de Estado el empleo de francotiradores que dispararon, a fin de crear caos, terror y una narrativa oficial para criminalizar la protesta", indicó Jaime Rochín, titular de la CEAV.

"Fue un crimen de Estado que continuó más allá del 2 de octubre, mediante detenciones arbitrarias y tortura".

En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), Rochín presentó la resolución que tomó la CEAV y explicó que en ella colaboraron tanto la UNAM como algunos sobrevivientes de Tlatelolco

"Parte de la repercusión pública de la resolución de la Comisión Ejecutiva radica en su calidad de reconocimiento oficial de los hechos y en su mensaje de reprobación de las violaciones de derechos humanos", señaló.

Las medidas de satisfacción colectiva de la CEAV se enfocan a temas de memoria, mediante una intervención en la que se plasmarán 400 huellas en un patio del CCUT, y de búsqueda de la verdad, a través de la digitalización y publicidad de archivos sobre los hechos de 1968.

La resolución de la CEAV no constituye en sí una reparación por los hechos, reconoció Rochín, quien reveló que muchas de las víctimas han pedido disculpas públicas del Presidente de la República.

En la presentación, Rochín consideró que la masacre del 68, de hace 50 años, y la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, de hace 4 años, tienen paralelismo.

"Tanto en Tlatelolco, como en otros hechos, la verdad y la justicia siguen esperando su momento, el que este llegue es una responsabilidad de Estado", sentenció.

En tanto, Mario Patrón, director del Centro Prodh, destacó que la resolución de la CEAV invoca la justicia transicional.

Para él, la similitud entre el 68 y Ayotzinapa no se encuentra en las víctimas, sino en las respuestas de los Gobiernos.




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