Peligra cazador de vouyeristas
Su cabeza tiene precio entre los miembros de clubes secretos y privados que pululan en las plataformas sociales donde se intercambian, exhiben y venden fotografías y videos íntimos de mujeres, pero este joven, que oculta de manera parcial su identidad, no tiene miedo a seguir cazando a los responsables de dañar física, moral y sicológicamente a mujeres y niñas
Llevaba seis años laborando en seguridad informática, plácida y tranquilamente, cuando una de sus amigas lo contactó para pedirle ayuda para bajar sus fotografías íntimas de una cuenta de Twitter.
Desde entonces ha apoyado a unas 900 mujeres, 400 de la región del Istmo de Tehuantepec que sufren de violencia digital.
Fueron tantas las solicitudes de ayuda que recibió, que el joven conformó el colectivo DLR, las iniciales de su madre, quien fue una gran defensora de los derechos de las mujeres.
A más de un año de su formación, a este grupo se han integrado 15 personas, todas mujeres; él es el único hombre.
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