Plaza pública un riesgo por el abandono oficial

La plaza de la colonia Reservas Territorial Campestre permanece sumida en un abandono evidente. Lo que alguna vez fue un punto de encuentro para familias y niños hoy se ha convertido en un sitio deteriorado, donde los juegos infantiles destrozados representan más riesgo que diversión.
En la zona verde ubicada sobre la calle Miguel Hidalgo, entre Miguel Negrete y Juan N. Guerra, quedan apenas unos cuantos columpios en pie, pero la mayoría se encuentra inservible. Esta situación ha provocado que los padres de familia opten por no llevar a sus hijos al sitio, pues el lugar ya no ofrece condiciones mínimas de seguridad para un esparcimiento sano.
Voces de la Comunidad: “Nadie Viene, Nadie Arregla”
Entre bancas sin respaldo, oxidadas y deterioradas, los vecinos lamentan la indiferencia municipal. Isaías Segura, residente del sector, expresa su frustración:
“Desde hace mucho tiempo los columpios están destruidos y nadie ha hecho nada por cambiarlos. Parece que no importamos”.
Las madres de familia coinciden. Temen que un menor pueda sufrir un accidente, y al mismo tiempo sienten rabia por lo que consideran una falta de atención sistemática por parte de las autoridades de Servicios Públicos Primarios.
La Cancha de Basquetbol: Un Esqueleto de lo que Fue
La cancha de basquetbol, que en otros años reunía a jóvenes deportistas, hoy es solo una estructura incompleta.
Los tableros desaparecieron y nunca fueron repuestos. Únicamente quedan los aros metálicos que cuelgan solitarios, inservibles para cualquier práctica deportiva.
“¿Cómo vamos a jugar así?”, cuestionan los adolescentes de la zona, quienes antes pasaban tardes enteras en la cancha. Para muchos de ellos, este era uno de los pocos espacios seguros para ejercitarse y convivir.
Una Plaza, Muchas Carencias… y Ninguna Respuesta
La plaza es la única de la colonia, por lo que su deterioro afecta directamente a toda la comunidad. Bancas destrozadas, juegos inservibles, áreas descuidadas, luminarias dañadas y equipamiento perdido forman parte de una lista de carencias que se ha vuelto demasiado larga.
El común denominador, según los vecinos, es la apatía de las autoridades locales. Ninguna cuadrilla ha sido enviada a reparar los daños, y los reportes ciudadanos se acumulan sin respuesta.
Entre el Descuido y la Resiliencia Vecinal
A pesar de la situación, los habitantes mantienen un deseo firme: recuperar el espacio. Para ellos, la plaza no es solo un lugar, sino un punto de identidad y convivencia que no debería morir por la indiferencia gubernamental.
Con nostalgia recuerdan cuando los niños corrían entre los juegos, cuando la cancha reunía a equipos improvisados de basquetbol y cuando las familias se sentaban a platicar en las tardes frescas.
Hoy, la comunidad espera que esta historia pueda cambiar y que la plaza vuelva a ser un lugar digno. El abandono no debe ser destino definitivo.
