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Un escándalo fifí

Los políticos son libres de hacer su boda como les guste, pero hoy la percepción pública le pasa factura a AMLO y el escándalo es inevitable

¿Por qué una boda privada de una persona pública puede generar un escándalo en la opinión pública? Si un empresario rico se casa y la reseña sale en las columnas de sociales o en las revistas del corazón, como se les dice, algunos miran con curiosidad los detalles de quién asistió, cómo estaban vestidos los asistentes, la imagen de la novia e incluso se llega a contar cuál fue el menú del banquete. 

Si uno de los novios pertenece a la clase política, el evento de la boda pasa por las notas de prensa para reportar quién asistió y cómo se sentaron en las mesas, porque son datos que muestran alianzas e intereses. 

Un escándalo fifí

Pero si estos eventos se hacen por un político que pertenece a la izquierda, que es muy cercano del presidente electo, que ha basado su discurso en la austeridad y ha criticado el derroche, entonces se produce un corto circuito. Eso ha pasado con la boda de César Yáñez y Dulce Silva.

En la amplia circulación que ha tenido este evento en los medios y en las redes sociales se han reproducido calificativos para criticar esa boda, desde la incoherencia, la falta de mesura y los excesos, hasta lo cursi, pretencioso o fifí. 

Si Yáñez fuera un empresario o un político del PRI o del PAN, no se le habría criticado, pero como se trata de uno de los integrantes más cercanos de AMLO, entonces la crítica se desborda en una polarización con expresiones como: "esta es la austeridad republicana", o "es la primera boda de la cuarta transformación". 

Tal vez se trata del primer escándalo para el futuro gobierno, y vino de la vida privada de un integrante del equipo que ha sido retratado en revistas rosas en un evento que puede tener muchos adjetivos, pero uno que lo define es lo cursi, en el sentido de pretencioso. 

Tiene razón el presidente electo cuando responde sobre ese acontecimiento: "Yo no me casé (…) no fue una acción de gobierno (…) cada quién responde por sus actos".

En efecto, no se gastó dinero público en el evento; se menciona que la novia es empresaria y tiene recursos económicos. Un dato importante es que se trata de un acto privado en el que los novios tienen la libertad de organizarlo como quieran. 

AMLO dice que sus adversarios los critican, y tienen el derecho de hacerlo, a buscar "cualquier posible error", pero que van a seguir actuando con "honradez" y "austeridad republicana". 

Las opiniones se han dividido en varios grupos, los críticos, que apoyan a AMLO, pero que no ven bien lo que se hizo; los que apoyan a Morena, pero defienden que no es algo público, ni hubo recursos del presupuesto, por lo cual, no hay nada que criticar. 

Supongamos que esta boda hubiera sido en diciembre o enero, las sospechas sobre el uso de recursos públicos se habrían acentuado de forma enfática. 

El otro grupo son los adversarios del proyecto y señalan que se trató de una incoherencia con el discurso de austeridad que plantea AMLO, una política pública que será uno de los resortes de su gobierno.

No se trata de ver quién tiene la razón, sino de entender el problema de fondo. Este escándalo es un ejemplo de la dinámica que veremos de forma más intensa a partir del 1° de diciembre. 

La pregunta es ¿qué tan privada puede ser la vida de los actores políticos que tienen responsabilidades públicas? 

Una de las claves de la fortaleza de AMLO es su coherencia entre lo que dice como proyecto político y su vida privada. Todos estos años se ha cuidado de no generar escándalos; de mantener su vida personal y familiar separada de su actividad pública. 

Ahora, uno de sus colaboradores más cercanos se lo llevó al baile, a su boda, y la revista ¡Hola! (en donde se retrata a la mafia del poder) lo pudo sacar en su portada por haber participado como invitado a una boda que "tiró la casa por la ventana". 

César Yáñez sabe que en la política la frontera entre lo público y lo privado se vuelve un hilo delgado. Además, la mirada mediática estará atenta a lo que hace la clase política para medir el difuso criterio de la coherencia.

En suma, los políticos son libres de hacer su boda como les guste, pero hoy la percepción pública le pasa factura a AMLO y el escándalo es inevitable. Quizá, Yáñez y Silva se pregunten si fue políticamente coherente hacer una boda fifí…

Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios

Superiores en Antropología Social

Twitter: @AzizNassif