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¿Quién miente?

Para Federico Nietzsche, la verdad es relativa y, de hecho, afirma de que para el hombre la verdad es indiferente

Para Federico Nietzsche, la verdad es relativa y, de hecho, afirma de que para el hombre la verdad es indiferente; que lo único que le mueve es su propio bienestar, y por medio de éste alcanzar la felicidad. Así, muchas veces la realidad se ve cuestionada si es que la respuesta no es la que se deseaba para el fin que mueve al ser humano, sea el dinero, el poder, la autoridad, el bienestar espiritual o cualquier otra razón que lleve a la felicidad.

Su obra tiene importantes tramos contradictorios, pues al mismo tiempo que asegura que “Dios ha muerto” y tacha a la sociedad de su época de nihilista (que niega toda creencia y todo principio religioso, político o social), se refiere a la a desvalorización de los valores supremos. Nietzsche sería un filósofo ideal para el régimen que se encarga de los asuntos públicos del Anáhuac en los tiempos que corren. Como anillo al dedo.

¿Quién miente?

Porque, mientras el secretario de Economía, el salinista Ildefonso Guajardo (al que no se debe perder de vista), asegura que: “México se coloca como la economía 11 a nivel mundial, perfilándose al lugar número 10. En América Latina es la economía número dos, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional”. Que, al día de hoy está por lograr un intercambio comercial de 800,000 millones de dólares al año con el resto del mundo.

Que el país exporta el 87% de manufacturas y sólo el 15% en minería. A todos los confines del planeta van: máquinas y material eléctrico, vehículos terrestres y partes, aparatos mecánicos, combustibles minerales y sus productos; perlas, piedras y metales preciosos, instrumental y equipo óptico y médico; plásticos y sus productos, minerales, metalíferos, escoria; hortalizas, plantas, raíces y tubérculos, bebidas y vinagre, y otros.

De acuerdo con el Reporte de Crecimiento y Desarrollo Inclusivo (IDI) 2017 del Foro Económico Mundial, México apenas lograr el lugar 45 entre 78 economía que fueron examinadas. De acuerdo al organismo, el crecimiento inclusivo se fundamenta en siete pilares básicos: Educación y habilidades; servicios básicos e infraestructura; ética política; intermediación financiera y economía real; construcción de activos y emprendedurismo; empleo y compensación laboral y transferencias fiscales. En todos ellos, los resultados son bajos, afectados, además, por la corrupción y la inseguridad.

Entre los factores que son determinantes para colocar al país en una posición más abajo que la media, se cuentan: El lento crecimiento per cápita y el bajo ensanchamiento de la productividad laboral que prevalecen desde 2011. Aquí asoma la cabeza don Federico, pues, aunque la economía crece el términos reales, la riqueza se mantiene en unas pocas manos, concentrada de tal suerte que no permea hacia los sectores que la generan con su trabajo y con su esfuerzo. Los salarios, gracias a los malos oficio del secretario de Economía, se mantienen deprimidos y son, además de anticonstitucionales, crueles. 

El sector más afectado es el de las generaciones emergentes, pues el desempleo juvenil se mantiene alto, por arriba de las tasas general de la población, cuando tendría que ser un acelerador de la innovación en la producción por medio un mayor y más eficiente entrenamiento ligado a sistema educativo, en que necesariamente tendrían que participar las empresas.

El tercer renglón en que se detectan fallas substanciales es el que se refiere al régimen fiscal, uno de los más complicados e ineficientes de los países que fueron sometidos a escrutinio. Según el estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2017, el 86% de los empresarios mexicanos señaló que el régimen fiscal de México, derivado de la Reforma Fiscal no promueve las inversiones. Fueron claros y precisos en señalar que los directivos de empresas no esperan pagar menos impuestos; sino que desean contar con un régimen más claro, justo y transparente, que estimule la inversión, tanto en las grandes empresas como en los pequeños y medianos negocios. 

Por último, se señaló el escaso y caro financiamiento para fomentar el emprendedurismo, toda vez que al grueso del crédito que otorga la banca tienen como finalidad el consumo, ya sea a través del crédito personal, como el uso de tarjetas.

Para Nietzsche la vendad es relativa; para los mexicanos, que padecen las de Caín, ¡no!