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México en la encrucijada

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha resistido serios embates que a otros ya hubieran aniquilado. La fórmula es simple y la dio a conocer el propio mandatario cuando recomendó a su operadora política

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha resistido serios embates que a otros ya hubieran aniquilado. La fórmula es simple y la dio a conocer el propio mandatario cuando recomendó a su operadora política: “Aguanta, Rosario”, luego de los escándalos de corrupción y manipulación de los programas sociales a su cargo. Pero, ahora, saltó al  escenario internacional con el enorme paquete de las acusaciones de espionaje político.

Tan grave es la acusación, que viene a la memoria el único caso en la historia de los Estados Unidos de la dimisión de un presidente acusado del mismo delito. El 17 de junio de 1972, cinco hombres (uno de ellos era exagente de la CIA) fueron detenidos en las oficinas del Partido Demócrata, ubicado en el complejo Watergate, con micrófonos, un equipo fotográfico y otros mecanismos de espionaje. John Dean, consejero del presidente, reveló que Nixon estaba coludido en el caso. En junio de 1973, el testigo Alexander P. Butterfield reveló la existencia de cintas magnetofónicas dentro de la misma Casa Blanca, lo que confirmó la implicación de Nixon y obligó a su renuncia.

México en la encrucijada

El lunes, The New York Times publicó en primera plana una amplia nota en que señala que defensores de derechos humanos, periodistas y activistas anticorrupción en México han sido husmeados por un programa de espionaje adquirido por el Gobierno de México a una empresa de origen israelí, y que desde 2011, cuando menos tres agencias federales mexicanas han gastado alrededor de 80 millones de dólares en programas de espionaje.

Cita casos específicos de algunas personajes del periodismo, de defensoría de derechos humanos, de abogados que llevan casos en que se sospecha de acciones al margen de la ley de instancias gubernamentales, inclusive asesinatos y violaciones. La nota es muy completa y se complementa con testimonios de activistas y comunicadores que saben a ciencia cierta que son objeto de espionaje por las evidencias encontradas en su equipos.

El gobierno, por voz del secretario de Gobernación y otros funcionarios de rango menor ha negado que espíe a personas o instituciones y asegura que se ha abierto una pesquisa; sin embargo, el mismo diario publica que: “Es poco probable que la indagatoria de la FEADLE sea suficiente para satisfacer a varias de las víctimas del programa espía Pegasus, quienes habían exigido que también haya una investigación independiente y a cargo de alguna entidad internacional por desconfiar de las autoridades”. ¿Más recelo?

Dos puntos son relevantes en el caso: Que la nota del NYT señala que la empresa que vendió el malware, Grupo NSO, asentada en Israel, pero de capital norteamericano sólo vende su Pegasus a “gobiernos autorizados con tecnología que les ayuda a combatir terror y crimen”, afirmación desmentida por expertos en cibernética, quienes aseguran que ya se encuentra en el mercado negro, luego de las escasos rendimientos que obtenía.

También se habla de que es indetectable, situación que difiere de lo expresado por su descubridor, el defensor de los derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos, Ahmed Mansoor, muy reconocido a nivel mundial, quien, entre el 10 y 11 de agosto de 2016, recibió mensajes de texto SMS en sus iPhone prometiendo información secreta de detenidos y torturados en las cárceles de los EAU. En lugar de hacer clic, Mansoor hizo llegar los mensajes recibidos a investigadores de Citizen Lab, donde se detectó el virus.

Si el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en especial las tres instancias que no menciona el NYT; pero que son fáciles de intuir, no compraron ni usaron el sistema de espionaje en contra de mexicanos que han cuestionado su desempeño, entonces está obligado a hacer las aclaraciones precisas; ya no puede seguir echando mano de aquel consejo que le dio a Rosario Robles. La credibilidad institucional está en grave riesgo.

Pudiera darse la peregrina circunstancia de que el gobierno decida hacer como dicen que hacen los avestruces: meter la cabeza en un hoyo para ocultarse. Craso error, dado que el asunto ya se fue de las manos de los operadores locales y se ha puesto en el escaparate mundial. ¡Cría fama y échate a dormir!