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Las pifias de Sherezada

Cuando Schariar, rey de Tartaria, se convence de que todas las mujeres son igual de infieles, ordena a su visir que le consiga una esposa cada día de entre las hijas de sus cortesanos, luego, ordena matarla en la mañana

Cuando Schariar, rey de Tartaria, se convence de que todas las mujeres son igual de infieles, ordena a su visir que le consiga una esposa cada día de entre las hijas de sus cortesanos, luego, ordena matarla en la mañana. Llegado el turno a la hija del visir, de nombre Sherezada, ésta idea una ingeniosa estratagema que le salva la vida y da lugar a la más bella colección de cuentos, mitos y leyendas del Oriente. Pero, se equivocó.

Se equivocó cuando situó la tierra de origen de Alía Babá y los 40 ladrones en Persia, en lo que actualmente es Irán, porque, si por aquellas épocas pudo existir alguna banda de forajidos que tenía una cueva llena de tesoros, que descubre Alí Baba con la alianza de su protectora Morgiana, los verdaderos ladrones, que no usan cuevas, sino bóvedas, están en México. Sí, son 40, todo capitaneados por un gran bribón y su hada madrina.

Las pifias de Sherezada

Desde hace más de 30 años que la nueva Morgiana, convertida en lo que se ha dado en llamar política, ha protegido a una caterva de pillos que se han apoderado de todas las riquezas del Anáhuac. Ya no necesitan ponerse caretas o esconderse en los bosques; tienen sus residencias en los lugares exclusivos y roban a ojos vistas, con la impunidad que resulta de la complicidad. Se cubren unos a otros para seguir medrando a lo grande.

Si según los últimos datos proporcionados por Hacienda, de enero a noviembre del año pasado, el déficit presupuestario del sector público acumuló un monto de 509.783 millones de pesos para ser el más alto del milenio; a finales del segundo semestre del presente: “Por su parte, el mayor gasto neto presupuestario a junio de 2017 respecto a lo programado se explica por un mayor gasto programable por 17 mil 964 millones de pesos, mayores participaciones a las entidades federativas y municipios por 26 mil 654 millones de pesos y mayores Adefas y otros gastos por 827 millones de pesos, que se compensó parcialmente con un menor costo financiero por 12 mil 199 millones. Pos´sí.

En este país, tan dejado de la mano de Dios, se sigue gastando como si todo el monte fuera de orégano. Nada más, como muestra, la semana pasada, el Consejo General del INE aprobó un presupuesto de 6 mil 778 millones de pesos para el financiamiento de los partidos políticos y candidatos independientes de cara a las elecciones del próximo año. Ese presupuesto será “el más alto de la historia que el Estado mexicano destinará a financiar la política”, dijo el cínico consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova.

Los entenados de Morgiana gastan a lo grande, sin recato, sin pudor; pero, eso no es todo, los socios de Alí Babá siguen gozando de privilegios harto inexplicables y hasta absurdos. En menos de una década, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda ha perdonado un total de 1,250,631 créditos fiscales, que se concentran en contribuyentes con alta solvencia económica y acumulan los adeudos más grandes, utilizando la argucia legal de que la “cancelación de un crédito fiscal implica que la autoridad tributaria abandonará la recaudación de un adeudo ya sea porque su cobro resulta incosteable, o bien, porque el deudor o los responsables solidarios son insolventes o no pueden ser localizados”. No es que no los vean; ¡no los quieren ver!

Los 40 ladrones ponen el practica el consejo de Piporro, quien decía que: “Deuda vieja no se paga, y la nueva se deja envejecer”. Cuando menos cinco de las empresas de la corporación Geo, América Móvil, Volkswagen y las televisoras son las empresas que más han resultado favorecidas por la condonación de créditos fiscales insolutos, sin que se haya dado la información concreta y precisa que llevó a su cancelación en detrimento de la recaudación tributaria, que se concentra en unos cuantos causantes harto cautivos.

Todo ello, sin mencionar que en este país de Alí Babá y los 40 ladrones, según la Organización de Estados Americanos y Transparencia Internacional, se sitúan el costo de la corrupción hasta en un 10% del Producto Interno Bruto (cinco veces más que el promedio internacional), llegando a alcanzar unos 347,000 millones de pesos anuales. Por lo que hay que aceptar que la bella hija del visir se equivocó cuando situó su relato en Persia. De pillos a pillos, sería difícil que en el devenir de los siglos pudiera haber otros mayores.