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La lucha contra el cáncer

La prevención es el camino para evitar el sufrimiento de cientos de miles de familias que, probablemente, se incorporarán a las estadísticas con enfermos que mueren por este mal

No se puede dejar de reconocer como flagelo y, en su justa dimensión, adherirlo a los ya reconocidos como la inseguridad y la corrupción; este flagelo silencioso, con pocas voces para denunciarlo es el cáncer, palabra utilizada incluso para describir lo grave de cualquier situación.

Imaginemos lo que significa para cientos de miles de familias, todos los días asistir a su enfermo tocado por esta enfermedad. No solo desmoraliza y deprime, además afecta las finanzas y desintegra familias. 

La lucha contra el cáncer

A este flagelo, parece no hay quien lo detenga. Cada día crece más. Son muchas las estadísticas que muestran un incremento desbordado de afectaciones en todos los órganos vitales. 

Hay estudios que muestran que el cáncer puede ser considerado una enfermedad social. El estrés de la vida cotidiana puede ser un factor determinante. Se ha probado la existencia de enfermedades psicosomáticas y el cáncer no puede estar disociado de ellas.

La prevención es el camino para evitar el sufrimiento de cientos de miles de familias que, probablemente, se incorporarán a las estadísticas con enfermos que mueren por este mal. 

La prevención no solo impide la proliferación de la mortandad, la atención oportuna evita altos costos económicos a la salud pública, ya que estos se multiplican cuando hay que echar mano de servicios médicos, para contener el mal o mantener a los enfermos lo mejor posible hasta su muerte. El acceso a la salud es un derecho fundamental de todo ciudadano.

En la proliferación de esta enfermedad, destacan dos tipos de cáncer: el de mama y el de próstata. El incremento del primero se contuvo por la implementación de campañas para la prevención, pronto diagnóstico y atención,  y los resultados son verdaderamente de reconocerse. El esfuerzo hecho por los oncólogos vinculados a la salud pública es extraordinario, la mortandad se redujo a un 30 por ciento; es decir, el 70 por ciento sobrevive a este flagelo. 

Hoy, el Instituto Nacional de Cancerología cuenta con un incansable médico que ha dedicado su vida a la lucha contra el cáncer de próstata, el urólogo y oncólogo Miguel Ángel Jiménez Ríos, que, con el apoyo de su director, Abelardo Meneses, dio a conocer el lanzamiento de una campaña para prevención, detección oportuna y atención temprana de ese mal.

El hombre, a diferencia de la mujer, no ha desarrollado la suficiente conciencia para someterse a las pruebas necesarias que permitan detectar oportunamente esta enfermedad y aún con las afectaciones psicológicas y físicas, muchos hombres se resisten a someterse a los estudios necesarios.

A diferencia de la lucha contra el cáncer de mama, el cáncer de próstata se encuentra en sentido inverso; es decir, la mortandad se eleva a un 70 por ciento y los casos de sobrevivencia llegan al 30 por ciento.

Hoy, no solo debe desarrollarse una campaña que cuente con los recursos suficientes, que garanticen el personal médico capacitado para realizar la prueba, así como el equipamiento y utilitarios para ese fin; hoy, es urgente realizar una campaña que busque concientizar a los hombres para realizarse los exámenes y pruebas necesarias para detección y atención, en su caso, de esta enfermedad.  Ojalá, en el presupuesto 2020 se asigne y se atienda la petición del sector salud para asistir económicamente al Instituto Nacional de Cancerología.

Nuestro reconocimiento permanente a los médicos que, con pasión y verdadero compromiso social, luchan todos los días por salvar vidas y acompañar familias en su difícil trance. Un reconocimiento al doctor Miguel Ángel Jiménez Ríos y a su director general, Abelardo Meneses, por su extraordinaria labor al frente del Incan.