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‘El superlíder’

Decía Lorenzo de Monteclaro, luego de recibir la deyección de un pájaro: “Qué bueno que las vacas no vuelan”.

El genial Chava Flores, en una de sus más exitosas composiciones preguntaba: “¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?”, echando de ver que lo que Dios no da no lo aporta ni la mejor universidad. Aunque en la imaginería aborigen se cuenta que con paciencia y salivita, una hormiguita tuvo amores con un elefante, es claro que no pasa de ser una figura literaria imposible de cumplirse en la realidad, menos en las actuales circunstancias.

Quizá por ello, a horas de llevarse a cabo en el Estadio Azteca el partido de vuelta de los Cuartos de Final del Torneo Clausura 2018, entre los equipos América y Pumas, en las redes sociales se ha dado vuelo a las declaraciones de uno de los candidatos en pos de la presidencia de la República que hace poco declaró que el pase de los Pumas a la liguilla del Clausura 2018 lo inspiró para buscar ganar las elecciones del próximo 1 de julio.

‘El superlíder’

Los que entienden del deporte de las patadas saben que los Pumas pasaron de purito milagro a las finales, luego de ser un equipo vapuleado durante toda la temporada, y que la goliza que le propinó el América en sus propia casa (4-1) le da poca posibilidad de salir airoso en el encuentro que tendrá lugar hoy faltando cinco minutos para las siete de la tarde. La desventaja es real en marcador, en historial y en circunstancias.

Viene a ocurrir con este encuentro deportivo como acontece con aquel aspirante que twiteó que: “Como los Pumas, siempre es mejor apretar al final y ser superlíderes”. Ya ni apretando en la final pueden cambiar el destino inexorable que no es producto de una mera casualidad, sino de una serie de acciones y eventos que marcan el rumbo que siguen quienes están enfilados al triunfo, tanto por voluntad como por menester.

Este menester que tiene que ver con el fin de la noche oscura del capitalismo salvaje que va cabalgando sobre el brioso corcel de la globalización para engullir todas las riquezas del planeta y engordar al mezquino becerro de oro que, como bien se sabe no come plátanos para no tirar las cáscaras; con el momento de poner un bozal a la fiera feroz que explota a los hombres, destruye el planeta y acumula riquezas sin sentido.

Los valiosos aportes históricos de México para el mundo han sido hitos aceptados en todos los confines del planeta: el humanismo con el ideario de José María Morelos en sus Sentimiento de la Nación: “Que como la buena Ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia; y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejándolo de la ignorancia, la rapiña y el hurto”. ¡Ufff!

O, el magnífico legado de la Revolución Mexicana, la primera revolución social del siglo XX, cuyos postulados estuvieron plasmados en la majestuosa Constitución del 17 (que fue modelo para las más importantes cartas magnas del mundo)), y que la cáfila de descastados y ambiciosos que quieren seguir vendiendo girones de la patria han desvirtuado en su espíritu solidario para adecuarla a los interés del neoliberalismo.

Ahora, cuando se busca rescatar los valores que hacen del ser humano el ser superior, los ahítos alzan la voz para argüir los mismos sofismas con los que desmantelaron al Estado mexicano para ponerlo al servicio de los intereses de la plutocracia universal de la que había estado protegido por el Partido Revolucionario Institucional, emanado de la Revolución y tutelar de sus preclaros postulados, hasta antes de ser traicionado.

Decía Lorenzo de Monteclaro, luego de recibir la deyección de un pájaro: “Qué bueno que las vacas no vuelan”. En ese sentido, qué bueno que los ‘‘superlíderes’’ tienen muy pocas posibilidades; porque, quizá ha llegado la hora de que México y los mexicanos tengan oportunidad de ser, otra vez, vanguardia de los movimientos reivindicadores del planeta.