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El costo de la victoria

Un viejo y conocido refrán asegura que ‘palo dado, ni Dios lo quita’, con lo cual se afirma y confirma que la victoria pírrica del PRI en las elecciones del domingo pasado en las que hubo de todo

Un viejo y conocido refrán asegura que ‘palo dado, ni Dios lo quita’, con lo cual se afirma y confirma que la victoria pírrica del PRI en las elecciones del domingo pasado en las que hubo de todo, como en la olla de la tamalera, deja al tiranosaurio rex herido de muerte. No ha faltado quien diga que qué bueno que ganó, porque lo que tendrá que sufrir la ciudadanía en los meses por venir, será nada comparado con otros resultados.

Fue tan burdo, tan sucio, tan nefasto lo que ocurrió, que no hay posibilidades de que la bestia enorme escape a su propia pudrición. Primero, la reforma al Articulo 6º de la Constitución, para suprimir el texto que decía: “Se prohíbe la transmisión de publicidad o propaganda presentada como información periodística o noticiosa; se establecerán las condiciones que deben regir los contenidos y la contratación de los servicios para su transmisión al público, incluidas aquellas relativas a la responsabilidad de los concesionarios respecto de la información transmitida por cuenta de terceros, sin afectar la libertad de expresión y de difusión”, promovida por la alianza de PRI, PVEM y PAN. 

El costo de la victoria

Luego, todas las irregularidades previas a las precampañas y campañas, que fueron denunciadas ante las autoridades electoral, que son lo que son y están para lo que están, percibiendo sumas pantagruélicas que aseguran están bien ganadas. Claro, el cinismo y la desfachatez; la ausencia de escrúpulos y de ética, en el desempeño del cargo debe de resultar caros. Don Sergio García Ramírez, quien renunció avergonzado, lo sabe bien.

La escusa del Instituto Nacional Electoral para no inmiscuirse en las elecciones y su declaración final de que todo fue limpio y transparente como agua destilada, y el hecho de hacerse guaje ante las denuncias presentadas en tiempo y forma, más su silencio ante el hecho ilegal de que las autoridades electorales locales de Edomex decidieran cambiar el Programa de Resultados Electorales Preliminares casilla por casilla, lo ensucia harto.

Ya en los comicios y en los procesos posteriores, las irregularidades fueron tantas, tan burdas y tan absurdas, que sólo el changuito que no ve, no oye y no habla puede seguir haciendo el caldo gordo a los árbitros de la contienda y a los partidos que se proclaman ganadores de una manera tan poco limpia. Otro dicho asegura que hay que ser marrano; pero, no tan trompudo. Estos se fueron hasta la cocina, con resultado de triunfo pírrico.

Durante las guerras de las potencias de la antigüedad por el dominio del mundo que en aquellos años era conocido, se dieron las batallas de Heraclea, ente el general romano Valerio Levino y el rey Piro, de Epiro, quien peleaba a favor de los griegos. Este último ganó gracias a su astucia y el poder de sus tropas: pero, las pérdidas de su ejército, aun inferiores a las romanas, fueron bastante considerables, y una gran proporción de sus oficiales y mejores tropas habían caído. Dijo, entonces, desolado, mientras contemplaba el campo de batalla , que: “Otra victoria como esta, y tendré que regresar a Epiro solo”.

Desde entonces, cada vez que una batalla se gana a muy alto costo, se habla de victoria pírrica, cuyas consecuencias pueden ser tan graves que nublen de negros presagios el futuro. Se habla de que se gastaron sumas colosales que provinieron de prácticamente todo el país, especialmente los estados gobernados por priístas, a cuyos titulares se les encomendaron parcelas del territorio mexiquense para que hicieran lo mejor que saben.

Las fortunas ya ejercidas, tendrán que compensarse con posiciones desde las cuales ir por la recuperación; pero, las que fueron prometidas y no podrán cubrirse, que quizá sean mucho más, van a hacer más pírrica la victoria. Se perdió la oportunidad de ganar en gobernanza y en prestigio, en lugar de ganar en dinero y en poder. El INE quedó totalmente exhibido y quizá no logre levantarse de esa cama que parece un estercolero.

Quizá, los otros ganaron perdiendo. ¿Alguien se acuerda de lo que dijo Zhenli Ye Gon con respecto al dinero que dejó en su casa un secretario de Estado? ¡Se gana perdiendo!