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El nuevo aeropuerto

A medida que se acercan las fechas en que deberá llevarse a cabo la consulta popular sobre el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, se acrecienta el interés de quienes en este país viven y trabajan por el tema. Habrá sólo una pregunta clara, precisa y concisa, a partir de una introducción pertinente. Los resultados de este ejercicio de la democracia, serán vinculantes, y habrán de servir para tomar las decisiones finales.

La boleta dirá en términos simples: “Dada la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México: ¿cuál opción piensa usted que sea mejor para el país?

El nuevo aeropuerto

Reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca y construir dos pistas en la base aérea de Santa Lucia”. Y “Continuar con la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco y dejar de usar el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”. El ciudadano, plenamente identificado, optará por cualquiera de las dos.

De manera muy simplificada, habrá que decir que los temas torales en torno al NAICM son dos: el impacto ambiental y el financiamiento, aunque los demás no puedan ser descartados, como son los relacionados con la aeronáutica y el impacto social. Bueno es ver lo que dice uno de los expertos: Fernando Córdova Tapia, el Coordinador del Grupo Análisis de Manifestaciones de Impacto Ambiental del Programa Observatorio Socio-ambiental y biólogo de la Facultad de Ciencias, del Instituto de Biología de la UNAM. 

Córdova señaló que: “El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México navega con la bandera de ser el aeropuerto más sustentable del mundo. Sin embargo, cada día que pasa, la destrucción ambiental que está dejando a su paso es más que evidente. Si damos por hecho que los capitalinos vivimos en una constante crisis ambiental por el agua, con un nivel muy alto de contaminación del aire, con un aumento de la temperatura alarmante y con un problema severo de generación de basura ¿qué significaría en términos ambientales la construcción de un nuevo aeropuerto en Texcoco?”. (En este momento hay racionamiento de agua en la CDMX ). 

El estudio que realizó está dividido en temas: Agua, en el que echa de ver el problema del abasto de agua potable para los habitantes de la gran urbe; aves, en el que trata lo relacionado con la afectación del hábitat de especias de aves migratorias que desde siempre han llegado a la zona lacustre del Valle de México; lago Nabor Carrillo, un espejo de agua artificial que siempre tiene líquido de muy alta calidad para mitigar las necesidades de la ciudad, que se verá seriamente afectado; disponibilidad de agua potable, en el que trata la imposibilidad de cubrir las demandas potencias del nuevo aeropuerto y los asentamientos humanos que propicie; efectos de gas de invernadero, que se acrecentarán con el descomunal tráfico de todo tipo; especies invasores que se generarán de forma artificial, afectando el ecosistema; islas de calor, por la desaparición de los humedales; extracción de materiales, con 180 minas a cielo abierto, e impacto regional por el desplazamiento de millones de personas en la zona.

Por otra parte, se habla de que el costo del nuevo aeropuerto, concebido como una obra de arquitectura y no de ingeniería, se habrá de disparar a niveles que lo hagan incosteable en términos de recuperación, aunque los negocios a su alrededor serán colosales, tanto por encarecimiento de la tierra, actualmente acaparada por unos cuantos, como por obras de apoyo de muy diversa naturaleza, también ya acaparadas.

Al respecto, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT), un órgano autónomo de consulta del Poder Ejecutivo y del Congreso de la Unión, a través de un documento sobre los pros y contras de las dos opciones que aparecerán en la boleta, hace referencia a un estudio de la Academia de Ingeniería, que estima que el costo del aeropuerto de Texcoco podría incrementarse hasta 493 mil 330 millones de pesos, mientras que el proyecto conjunto Toluca, Santa Lucía y CDMX requería una inversión de hasta 293 mil 100 millones, incluyendo los casi mil millones de pesos que implicaría la cancelación del proyecto del NAIM. Ambas estimaciones incluyen el costo de la construcción de vialidades y sistemas de transporte público requeridos.

Además, explica que la construcción de dos pistas en Santa Lucía, aunada a la remodelación y reingeniería de los aeropuertos de la Ciudad de México y de Toluca podría realizarse en menos tiempo que la construcción completa del aeropuerto de Texcoco. En cuanto a capacidad de la primera opción, se contaría con una capacidad combinada de entre 80 y 100 millones de pasajeros al año para el 2022, mientras que la segunda opción tendría capacidad para 70 millones de pasajeros al año en su primera fase, que se estima concluya entre 2022 y 2024.

Quizá uno de los riesgos mayores es que el NAICM no opere como se planeó y que, como ha ocurrido antes, el país se quede con una obra inservible, mientras que la deuda se dispara. Un funcionario distraído dijo que los 88 mil millones que se requieren ya no los aportará el gobierno, sino que se emitirán bonos. ¡Oh! Y, ¿quién será el aval?

Por lo pronto, informó el Grupo Empresarial Ángeles (GEA) y todas aquellas empresas que lo conforman, que no participan en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).