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Cosecha de tempestades

“Cuando planté rosales, coseché siempre rosas”, dijo Amado Nervo, en ese magnífico poema que un día estará en boca de todos los seres humanos: En paz. Así ocurre en este país tan dejado de la mano de Dios en que se han sembrado vientos e irremediablemente habrán de cosecharse tempestades. La aberrante acumulación de la riqueza en unas cuentas manos estériles e inútiles, se ha logrado a base de arrebatar a otros la comida.

Cosecha de tempestades

Ayer mismo, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, dio a conocer su informe en que asegura que: “Con el modelo de apertura, México se ha desindustrializado debido a la maquila y al no haber fortalecido al mercado interno, el mercado laboral pagó las consecuencias”. No es algo nuevo y se ha venido repitiendo de forma reiterada desde la creación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.

El resultado es que México es ahora una inmensa maquiladora, además de consumidor pasivo de los bienes y servicios que vienen del exterior, cuyos productores obtienen enormes ganancias que van a dar a sus matrices. El ejemplo más visible y comprobable son las colosales utilidades que han obtenido los bancos y el sistema financiero durante las últimas tres décadas y la monumental trasferencia de recursos a sus países de origen.

Expresa que: “Desde 2001 se contabiliza la pérdida de más de 1.83 millones de empleos que contaban con remuneraciones superiores a 5 salarios mínimos”, mientras que crece el número de puestos de trabajo que pagan la jornada de ocho horas días con el salario mínimo y menos. Sin ambages, reconoce que: “Mientras desaparecen las oportunidades para quienes ganan más de 5 salarios mínimos, se crean las que perciben menos de un salario mínimo”, precarizando de esta suerte el empleo para las elevar las ganancias.

Apoyándose en estadísticas precisas, señala el Instituto que: “Si bien Veracruz, Hidalgo, Morelos, Colima, Oaxaca y la Ciudad de México son los estados donde la precarización laboral se incrementado después el periodo de crisis (2008-2009), el caso de la capital mexicana es especial porque la falta de industria en esa área no ha sido compensada por otra actividad económica que permita mejorar las condiciones económicas. Que la crisis energética que enfrenta el país limita la capacidad de recuperación económica, por ello los estados petroleros Campeche Veracruz, Tabasco, Chiapas y Tamaulipas tuvieron el crecimiento promedio anual más bajo entre 2013 y 2016”.

Por su parte, el Centro de Investigación en Economía y Negocios, apoyado en informes del Indicador Global de Actividad Económica que dio a conocer el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática, asegura que: “El 50.5 por ciento del total de las personas desocupadas, corresponde a personas que cuentan con instrucción académica de nivel medio superior. Aunado a ello, el 90 por ciento de los trabajadores no ocupados actualmente, cuentan con experiencia profesional previa. Por lo que si bien se están generando empleos, estos no requieren de un alto grado de especialización, por ello el valor agregado que están aportando a la economía de México es mínimo”. Esto viene a impactar a la clase media, preparada y capacidad que se suple con novatos mal pagados.

Con cierto grado de candor, dice que arriba del 63 por ciento de la población ocupada, equivalente a 33 millones de trabajadores, percibe un salario de 7 mil 200 pesos al mes, cantidad que viene a resultar insuficiente y orilla a los trabajadores a la subocupación (o a buscar actividades menos fatigosas y más redituables a corto plazo, aunque con alto riesgo), que a todo se acostumbra el ser humano, menos a no comer cada día de Dios.

Por último, el organismo consideró que para dejar atrás el ritmo de crecimiento inercial de las últimas dos décadas (de alrededor del 2 por ciento anual), se requiere que la actividad económica genere mayor valor agregado, pues resultan de muy escasa utilidad los trabajos que no aportan al desarrollo económico, y llega incluso a deducir que la remuneración salarial de los empleos resulta insuficiente aún para los trabajadores.

No ha mucho que los especialistas del Tec de Monterrey y del Colegio de la Frontera Norte coincidieron en señalar que: “El empleo precario que se genera en México, de bajos salarios y pocas o nulas prestaciones, favorece el crecimiento de la economía informal y, en consecuencia, fomenta también la delincuencia. Según José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tec, la falla del modelo tiene una consecuencia social que se traduce en pobreza y falta de seguridad pública, porque las instituciones  se debilitan. A su vez, expresó Cuauhtémoc Calderón Villarreal, investigador del Departamento de Estudios Económicos del Colegio de la Frontera Norte, que: “Al no pagarse un buen salario, se están fomentando las actividades ilícitas”.

Quien siembra vientos, cosecha tempestades.