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¡Aaleluya, aleluya; aleluyaaaa!

No pudo contener las lágrimas el cielo de Reynosa, no pudieron contener las lágrimas la comarca ni sus habitantes.

No pudo contener las lágrimas el cielo de Reynosa, no pudieron contener las lágrimas la comarca ni sus habitantes. Lágrimas de alegría. Alborozo por ver el nombre de Reynosa en los medios internacionales gracias al gran esfuerzo, aderezado de una extraordinaria estrategia, de los pequeños titanes que han llegado a la final internacional de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas de Beisbol, que se disputa en Williamsport, Pensilvania.

La hazaña de los peloteros de Reynosa tiene perfiles épicos, porque, viniendo de una derrota temprana frente a la escuadra de Venezuela, han remontado de una forma muy impresionante, derrotando a Italia 13 a 0, iniciando una serie de tres blanqueadas que se complementó con el 1 a 0 frente a Corea y el 8 a 0, contra Venezuela, en la revancha. Frente al equipo de Canadá, que en cierto momento les empató, mostraron gran ímpetu.

¡Aaleluya, aleluya; aleluyaaaa!

Las lágrimas derramadas ayer, de puritito contento, contrastan con las vertidas en otras ocasiones; de dolor por ver a habitantes de estas regiones caer abatidos en plena lozanía; de tristeza por ver a otros convertidos en verdugos de sus propios hermanos; de rabia por ver los abusos de las castas divinas que roban sin pudor en nombre de la democracia y de la justicia, que hace mucho tiempo han desaparecido de las tierras del Anáhuac.

En los diarios, en los noticieros, en las redes de todo el mundo, apareció ayer y aparece hoy el nombre de Reynosa, la ciudad fronteriza del municipio del mismo nombre, que se ubica en el estado de Tamaulipas, en la República Mexicana. Aparece porque los pequeños peloteritos se han entregado en cuerpo y alma en repetir la hazaña que hace 60 años lograron los integrantes del equipo de Monterrey, con el legendario Ángel Macías.

Sale a pocas horas de que Reynosa fuera mencionado como el lugar en donde resultaron muertas varias personas en enfrentamientos de las fuerzas del orden contra elementos de la delincuencia organizada. A las muchas malas notas acumuladas por hecho violentos, viene una positiva que devuelve a los habitantes de la comarca la confianza en la pronta recuperación de los valores que hacen del ser humano el ser superior por excelencia.

Esos valores que han estado presentes en todos y cada uno de los momentos del largo recorrido de los peloteritos hasta lograr el derecho a disputar el Campeonato Mundial de Ligas Pequeñas. Esos valores que son el témpano de hielo oculto debajo de los triunfos que ahora dan alegría y se convierten en una aspiración y una inspiración para que las nuevas generaciones vayan por el camino del esfuerzo, del bien y del trabajo en equipo.

En Williamsport están los jugadores de Reynosa y están haciendo historia; pero detrás de ellos está otra historia cuyos protagonistas son sus padres, sus hermanos, sus amigos, sus parientes, sus maestros, sus entrenadores, las autoridades en los tres grandes campos de la cultura humana: arte, ciencia y moral. Está presente esta tierra tan pródiga y generosa como dura y áspera. Está el tesón cotidiano de quienes aquí viven y trabajan. 

Por ello, lloró el cielo y lloraron los hombres. Lloraron de alegría, de ver que en medio de la angustia, el miedo y la desolación crece la hierba tierna de la esperanza, de la recuperación. La semilla que sembró José Guadalupe Treviño Kelly, cuyo nombre lleva la escuadra de Reynosa, está dando sus frutos y de ellos se espera aún más, tanto en el deporte, que es una actividad que es mundialmente reconocida como el gran antídoto para las conductas antisociales, como en la cultura y en la solidaridad de la comunidad.

Bien sabido se tiene que mediante el deporte y la interacción del cuerpo humano con el espacio y el tiempo a través del movimiento, se construyen numerosos aprendizajes, hábitos y conductas. Esta construcción se realiza a través de la sucesión de experiencias educativas que se promueven mediante la exploración, la práctica y la interiorización.

De la mayor importancia es la interacción que lleva al trabajo en equipo y éste a la aceptación y la adopción de las reglas para lograr la construcción de un tejido social sano, fuerte y solidario. ¡Bien por los peloteritos, sus padres, entrenadores y patrocinadores¡ ¡Bien por Reynosa!