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Victoria en la piel

Hace un año, justo cuando se conmemoraba el 269 aniversario de Victoria, escribí un texto que titulé: “Victoria es, sin duda, la perla tamaulipeca”, el punto medular fue: que no obstante los malos gobiernos, y a pesar de las adversidades que han obstaculizado el desarrollo de Victoria los últimos años, es un privilegio haber nacido aquí y que siempre seremos orgullosamente victorenses. 

Hoy vale la pena una nueva reflexión, sí, en virtud de la celebración del 270 aniversario pero más aún por el estado que guardan las cosas en la capital: su crisis política, su crisis económica y su crisis social. 

Victoria en la piel

¿No es crisis política que el alcalde por el que votaron más de 60 mil victorenses ni siquiera termine su mandato, y que con un burdo y desaseado proceso legal -burlándose de la autonomía municipal- llegue una persona del poder legislativo a asumir las riendas? “¿Y el alcalde suplente?” “¿Y los miembros del Cabildo?” Me preguntan victorenses en diferentes colonias de la ciudad. Tienen razón... Desnaturalizar la democracia trae consigo crisis política.

La crisis económica claramente no es de ayer, pero hoy es aún más palpable en la economía familiar. La falta de flujo, pero sobretodo la falta de oportunidades está latente en cada rincón de la ciudad. No es pesimismo, es realidad: a 270 años de su fundación el desarrollo económico de la capital está sumergido al mismo nivel que lo está la calidad de los servicios públicos.

Duele escribirlo, pero predomina la pobreza. Y tenemos que preguntárnoslo: ¿qué políticas públicas son las que nos tienen así? Lo más insensato es echarle la culpa de todo a la pandemia.

Y claro está, la consecuencia de que haya crisis política y crisis económica es que haya crisis social. Y es que pobres victorenses pasamos del desánimo social que generó un desgobierno, a uno sustituto que no sólo carece de legitimación popular sino que, hasta su legitimación jurídica está en duda. Del desánimo pues, al desagrado. Al borde de la humillación. 

Lo único positivo de que se juntaron las tres crisis mencionadas es que podemos sentir que tocamos fondo, y que esto a todos los que llevamos a Victoria en la piel nos debe dar la fortaleza para que con dignidad y con la frente en alto cambiemos el rumbo de nuestro destino el próximo año... Tengo fe de que así será.