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¿Qué piensan realmente los precandidatos de Morena?

Las reglas del juego que Morena impuso a sus precandidatos les impiden debatir entre sí.  Cada uno se ocupa de resaltar su devoción incondicional al jefe máximo, que al final de cuentas es quien decidirá la candidatura, con miras a prolongar su dominio.    

Sheinbaum. Todos están instalados en la uniformidad y el continuismo; se trata, nos dicen, de "preservar la unidad".   

¿Qué piensan realmente los precandidatos de Morena?

Circula en calidad de borrador preliminar, con fecha diciembre de 2022, el "Proyecto de Transformación 2024-2030 Por la radicalización de la cuarta transformación desde las bases", disponible en https://morenademocracia.mx/proyecto-de-nacion-2024-2030/.   

No tengo manera de saber si el texto ha sido parcial o totalmente desechado tras las consultas a las bases morenistas.  Sin embargo, en el documento hay una serie de enunciados que se contraponen con lo realizado por el gobierno de AMLO, entre otros: 

El proyecto propugna "un programa revolucionario construido desde la izquierda". Morena no es un partido de izquierda, sino un movimiento que incluye a algunos segmentos que se piensan de izquierda, en la medida en que serlo incluya la predominancia del pragmatismo político de su líder. Este suele abrevar en el nacionalismo, mucho más que en un programa revolucionario. 

"Es inaceptable la posición pragmática, meramente electorera y superficial que ha impulsado Mario Delgado y que es reafirmada por el Comité Ejecutivo Nacional de Morena. Es un error histórico hacer alianzas con los grupos ligados a la corrupción y los caciques o mafias políticas, debido a que se le envía el mensaje equivocado al pueblo de México de que todos los partidos serían iguales". Delgado sigue como presidente de Morena. 

Hoy Morena y aliados gobiernan 23 entidades federativas. Ocho de sus actuales gobernadores fueron miembros del PRI en algún punto (y uno del PAN), pero cuando 'vieron la luz' e ingresaron a Morena, su pasado imperfecto se purificó.  En Morena Tamaulipas, tanto el proceso de selección de candidatos como las campañas de proselitismo estuvieron marcados por el uso de dinero ilícito, y hoy el estado vive un infierno de inseguridad.     

El mismo AMLO tiene sus orígenes en el PRI, y el sector que se piensa de izquierda tolera a regañadientes su alianza electoral (PES) con grupos cristianos conservadores, que minan el estado laico; así como su adicción a los combustibles fósiles y su reticencia frente al feminismo autónomo. Todavía más: el documento pide poner fin a la militarización de la seguridad pública, retirando al ejército de las calles y construyendo un cuerpo de seguridad profesional y civil que garantice la paz.  

Hoy el sector de izquierda morenista sueña con que su precandidata favorita se haga de la candidatura a la presidencia; ¿con qué ideario? ¿qué cambiaría y a qué le daría continuidad? ¿tendrá el visto bueno -así sea soterrado- de los mandos del instituto castrense, cuya desaparición propusieron en algún momento estos morenistas?    

El Presidente está en lo suyo: vaciar a la democracia en nombre del pueblo, y judicializar la elección presidencial para destruir a quien él identifique como un riesgo a su continuismo.   

A partir de septiembre veremos si quien abandere a Morena sobrevivirá el fragor del líder por moldearlo a su imagen y semejanza.   

Y de quien encabece a la oposición, se espera mucho más que la mera descalificación del populismo autoritario.  (Profesor asociado en el CIDE)

Twitter: @Carlos_Tampico