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Los traumas de mis hijos

Y no me refiero a traumas que ellos tengan, sino a traumas que ellos me provocaron. Oh sí, cada uno de ellos ha contribuido en su momento a que yo "me caiga para arriba" como le ocurría a Condorito, al tiempo que aparecía la onomatopeya "Plop". (Onomatopeya: Dícese de la palabra que pretende representar un sonido natural u otro fenómeno acústico).

En mi caso, mis "caídas para arriba" ocurrían cuando alguno de ellos, dentro de su inocencia (quiero pensar que así era) decía algo que me dejaba con los ojos como "tachitas" y la boca como "zig-zag". Les comparto algunos ejemplos, que bien podrían ser incluidos en la "Enciclopedia de Crueldades Infantiles".

Los traumas de mis hijos

Tenía Dianita unos 3 años y acabábamos de meterla a una guardería. Una noche, íbamos los tres en nuestro raudo Volkswagen platicando y le pregunté cómo le iba en "la escuelita". Me platica algunas cosas y luego agrega: "Ah, y entró un niño negro a la escuela". Yo, queriendo corregirla y sabiendo de quién se trataba (no era un niño de color, solo era morenito) le dije: "No es un niño negro, mi amor, y además, no se debe de decir así". Y queriendo enternecer aún más su corazón para que entendiera mejor, le digo "¿a poco yo estoy negro?". Se me queda viendo unos instantes y luego dice pensativa: "Pos..." (PLOP).

Ella misma, cuando Chuy tenía unos 3 años y ella 9, le dijo un día a su mamá: "Chucho quiere mucho a mi papá, ¿verdad mami?" Y le dice Rossy, "Pues sí hija, ¿por qué lo dices?" Y responde la pequeña Maléfica versión Tárrega: "Porque se ríe de sus chistes". (PLOP).

Chuy, de unos 5 años, agarró un tiempo de comer muchos dulces. Un día le dice su mamá: "Ya no comas tanto dulce hijo, te vas a poner bien gordo", y le dice el niño "¿Como mi papá? él no tiene cachetes, pero tiene una barrigota" (mentiras, ni estaba tan gordo).

Zaidita, también a los 5 años (yo de 40), una ocasión en que me sentía mal, empezaron todos a preguntarme qué me pasaba y sale la niña con la siguiente explicación: "Es que mi papá ya está demasiado grande". Después de eso, para cualquier cosa que me pasaba, salía con lo mismo. Ya mejor, cuando la veía venir, me enderezaba y ponía cara de "Me siento estupendo" para evitar escuchar su "explicación científica" de la causa de mis males. Ella misma, poco después, planeamos una noche que me dormiría con ellos. A la hora de organizarnos, no querían juntar sus camas, así que le dije a Zai "pues yo me duermo contigo en tu cama, mi amor". Y dice la niña "es que en mi cama no caben una chiquita y uno grande y gordo" (PLOP). Continuando con ella (Zaidita ha sido la más sanguinaria), también poco después, compré una mecedora y se me ocurrió decir "esta mecedora es para mi vejez". Pocos días más tarde me dijo la niña: "Papi, si tú ya estás viejito, ¿por qué no usas tu mecedora?". Cuando me vio tomando jalea real y escuchó a Chuy preguntar si él podía tomarla, le dijo: "No Chucho, eso es sólo para papás que ya se están poniendo viejitos". A veces realmente me preguntaba si no sería un alien enviado específicamente para abducir (secuestrar) mi autoestima. Y ya de pilón, cuando tenía 9 años, comentó que ella se iba a casar a los 18, y su mami le dijo que no anduviera diciendo eso, porque así decía ella y se vino casando a los 23. Le dice la niña: "Y qué dijiste también: ´Mi esposo va a ser bien obediente´ y mira lo que te salió". Sin comentarios.

Y para no faltar a la tradición, Manolito, el más precoz (todavía ni hablaba bien). Vivíamos en Monterrey; le pedí un día prestado el coche a mi esposa, y que le doy un rayón por distraído. Le avisé por teléfono, ella le comentó a los niños, y el comentario de Manolo fue: "Ah, sonso". Cuando llegué, me dice el niño, después de ver el rayón: "Oye papá, y si andabas de sonso, ¿´poqué´  no te llevaste tu ´cao´ en ´lugaj´ del de mamá?". Y uno esperando comprensión y apoyo de su familia. 

De todos estos hechos ha quedado fiel registro en los diarios de mis hijos para que algún día recuerden lo crueles que eran con su padre. Pero ya les mandaré a mis cobradores. Les dicen "nietos". Y son implacables (ñaca, ñaca, ñaca). Ya verán hijos, ya verán.

(Mi primer cobradora ya llegó, juar juar juar).