Columnas > ARTÍCULO DE FONDO

Cuartos vacíos, familias desaparecidas

Aparecen como habitaciones en renta de corta estancia. Están disponibles pero nunca se ocupan, nunca se llenan. Las viven peluches, dibujos, ropa, zapatos y mucho dolor. En https://cuartosvacios.mx/ se hacen visibles las historias de niñas, adolescentes y mujeres que no han regresado a esos espacios desde hace muchos años. Testimonios como el de Teresa Maldonado muestran el efecto expansivo de estas tragedias al referirse a quien se llevó a su hija Zaira: "...quien la tenga o quien la haya tenido en ese momento, de verdad no sabe lo que hizo. Porque mata a una familia completa". 

Cada día se reportan 10 mujeres desaparecidas en México. De forma similar a las historias de Zaira, Perla, Nimbe y Karla retratadas en Cuartos Vacíos, la semana pasada conocimos el caso de Debanhi, desaparecida en Nuevo León después de ser vista, por última vez, en una carretera famosa por desvanecer a personas, como si fuese un triángulo de las Bermudas. Nos conmovió la ausencia de Yolanda, también en Nuevo León y la de Mitzy Tonanzin, estudiante de la Ciudad de México. Lamentablemente, la historia de otras mujeres no lograrán materializarse en los periódicos mexicanos porque es difícil convertir en noticia eventos que se han vuelto cotidianos.  

Cuartos vacíos, familias desaparecidas

La debilidad del Estado para afrontar una crisis de desapariciones es innegable, es el origen del problema. Sin embargo, dentro de las soluciones mismas también ha habido grandes tropiezos. Identifico dos que vienen desde la legislación y el activismo bien intencionado, pero que han terminado por crear resultados en sentido contrario a los objetivos legítimos que perseguían.  

Por un lado, considero un error la creación del tipo penal de feminicidio. Quienes son expertos litigantes en materia penal reconocen que el feminicidio es más difícil de perseguir que el homicidio común porque el código penal exige más elementos que deben probarse. El feminicido ha tenido una resonancia simbólica pero, en términos prácticos, ha hecho más difícil hacer justicia, algo que nunca anticiparon quienes promovieron el cambio legislativo. 

De manera similar, las fiscalías especializadas en desaparecidos y en feminicidios han sido un fracaso. ¿Por qué? porque estas fiscalías de reciente creación comúnmente cuentan con muchos menos recursos económicos y técnicos que las fiscalías que se encargan, paralelamente, de homicidios y secuestros. Por ejemplo, es evidente que las investigaciones sobre secuestro en México operan de forma relativamente más eficaz que las investigaciones sobre desapariciones. La asimetría de recursos entre fiscalías se explica, tristemente, a partir del perfil de las víctimas. Ciudadanos mexicanos en posición de privilegio socioeconómico han sido hábiles en orientar recursos institucionales hacia el combate al secuestro. Esto es, porque en el tema de justicia también hay perversiones que se explican por la desigualdad. En suma, lo que ha sido citado como un logro de la agenda para evitar la violencia contra las mujeres, es decir la legislación local y federal encaminada a crear tanto los tipos penales específicos como las fiscalías especializadas, ha sido, en realidad, un obstáculo. 

En exactamente una semana, el 10 de mayo, en uno de los días más atesorados para los mexicanos, cientos de mujeres tomarán la calle para denunciar los cuartos vacíos que dejaron sus hijos. Y al día siguiente, diez madres que no marcharon el día anterior, vivirán el mismo infierno de ver a sus hijos desaparecidos sin haberlo nunca anticipado.

Investigadora en justicia penal

Twitter: @LaydaNegrete