Columnas > PLUMA INVITADA

¡Ceguera curable!

La edificación verbal utilizada como medida correctiva en las pláticas con personas con algún padecimiento crónico, cuando desobedecen las indicaciones de sus doctores en los tratamientos que les prescriben, suele tener más efectos positivos que una severa sacudida con palabras altisonantes, regaños desesperados o medidas prohibitivas.

En consecuencia, voy a intentar hacer una analogía muy sencilla con el propósito de aportar unas modestas palabras constructivas, que como grano de arena ayuden a curar la ceguera mexicana que padecen millones de compatriotas y que atrae como consecuencia, al abstencionismo.

¡Ceguera curable!

Lo primero que quiero decir es que no me siento con autoridad moral, política, cívica, social o económica, que me haga más que cualquiera que esto lea.

El que esto escribe, solamente desea hablarles a los mexicanos, de igual a igual, de ciudadano a ciudadano y de compatriota a compatriota, sin que exista ninguna intención de imponer un criterio dominante en el diálogo.

Al contrario; les vos voy a plantear la situación de la grave ceguera mexicana que padece el país, hablándoles de manera rogativa. Es decir, pidiendo, suplicando e invitando a todos y cada uno a que, por un minuto, se hagan a sí mismos y mediten antes de contestar, las siguientes tres preguntas: 

1.- ¿Podría yo hacer algo para que disminuyan los hechos de violencia en todo el país?  

2.- ¿Podría yo ayudar a disminuir el número de personas que no cuentan ni con medicinas ni con atención médica en todo el país? 

3.- ¿Podría yo cooperar en algo para que los jóvenes de todo el país que han desertado de las escuelas regresen y vuelvan a tener una educación que en el futuro haga prosperar sus finanzas familiares?

Si durante la pregunta número 1 pasaron por su mente imágenes de hechos violentos que usted o algún conocido han vivido recientemente, Usted puede ser sanado.

Si durante la pregunta número 2 oyó el llanto de los niños que en brazos de sus madres lloran en los pasillos de los hospitales, sin que haya medicinas para calmar su dolor, hay cura para usted.

Y si durante la pregunta número 3 pasaron por su mente los hijos de sus parientes y amigos que ya abandonaron la escuela, usted volverá a ver.

Porque la ceguera real, la más peligrosa, no es la que se cura con lentes u operaciones costosas, sino la que no nos deja ver la realidad que nos rodea.

La peor ceguera, es la ceguera mexicana que nos mantiene contentos, felices y alegres, aunque a nuestro alrededor haya muerte, ríos de sangre, dolor interminable, ausencia de calmantes y fuga de jóvenes de sus centros de enseñanza. 

Esa ceguera asesina, despiadada y mañosa, es la que estamos padeciendo en todo el país.

El virus de esa ceguera mexicana no se ve, ni se detecta fácilmente, entra todas las mañanas por la tele, el radio, las redes, los blogs, las plataformas informativas de paga y solo hay una vacuna para erradicarlo.

Lo produce una secta que produce cortinas de humo, velos y vendas, con la finalidad de que permanezcamos en tinieblas, sin poder ver con claridad la proximidad del abismo a donde nos quieren llevar.

Sin embargo, los avances de la piedad y de la inteligencia emocional masiva se han desarrollado tanto, que poco a poco el egoísmo ciudadano está disminuyendo hasta ponernos en condiciones de curarnos a nosotros mismos de esa ceguera.

La ceguera mexicana.

Contagiosa a morir; y letal.

Comúnmente se manifiesta en personas de buena fe que, siendo buenas, han cerrado los ojos a la realidad que está viviendo el país.

Se caracteriza porque los infectados ya no reaccionan, ni a la corrupción que se está viviendo, ni a los abusos de poder que buscan terminar con la república para instalar una dictadura.

¿Y verdad que parece imposible que una sola persona pueda hacer realidad los milagros de las tres preguntas?

Pues les tengo una buena noticia...

Sí se puede. Sí podemos.

Lo único que hay que hacer, es no mirar a los lados para ver qué hacen los demás.

La cura para la ceguera mexicana es individual, personalizada, libre, directa, universal y secreta.

El tratamiento es sencillo: consiste en medir los litros de lágrimas que han derramado las familias de todos los muertos a causa de la violencia en las calles, las carreteras y las brechas.

Consiste en medir los decibeles de los gritos de dolor de niños, mujeres, jóvenes, adultos y adultos mayores que están esperando un calmante en las salas de espera de los hospitales.

Consiste en contar uno a uno los niños mayores y a los jóvenes que abandonaron la secundaria o la prepa, porque como ya reciben una beca y prefieren pasar el día apostando en las plataformas lúdicas.

Terminado el tratamiento deberá ir a la prueba final para verificar que ha sido sanado de la maldita ceguera mexicana.

Fecha de la prueba final: Domingo 2 de junio de 2024. 

¡No falte! 

¡Compruebe que su ceguera es curable!  

Presidente de la fundación Colosio, A.C., en Reynosa, Tamaulipas.