Hallan 25 estructuras prehispánicas ocultas
Presumen sean tumbas reales en un cerro de más de 1,500 metros en cámaras sin explorar por el INAH; "aquí se refugiaron de los mexicas", dicen
San Mateo Yoloxochitlán revela misteriosas tumbas y pasajes ancestrales.
OAXACA, Oax.- A más de mil 500 metros sobre el nivel del mar, en un cerro que los pobladores llaman El Fortín y sobre el cual se levantan cultivos de maíz y café, Efrén Contreras García desenfunda su machete para cortar la hierba alrededor de un pequeño montículo; así, deja al descubierto una apertura con marco de dos piedras que se sostienen una a otra en forma triangular, y por el que apenas cabe una persona; adentro, se aprecia una construcción con rocas talladas rectangulares y ensimismadas, y tres nichos: dos en las paredes laterales y una en la pared frontal.
Los pobladores de San Mateo Yoloxochitlán, comunidad mazateca del estado de Oaxaca, han encontrado al menos 25 de este tipo de construcciones a lo largo de esta montaña e incluso en las partes más bajas de la población, desde una localidad llamada Boca del Río, en una extensión que abarca más de tres kilómetros.
Algunas de ellas, explica Efrén, parecen estar conectadas entre sí porque también han descubierto pasillos o pasajes por los cuales se podía caminar y que las comunican; otras, dice, no parecen tumbas, sino habitaciones.
"Probablemente aquí se asentaron personas que huían de los mexicas, porque los mexicas únicamente llegaron hasta (Santa María) Teopoxco, y se establecieron en esta zona porque es un lugar estratégico, está casi en el centro de la Sierra Mazateca", dice.
Esta zona arqueológica no ha sido explorada aún, pese a las gestiones que han realizado las autoridades municipales al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) y al gobierno del estado de Oaxaca.
Por eso, se desconoce hasta el momento la fecha en que fueron construidas y por quiénes. Según el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed) en su Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México, es posible que se trate de un cementerio o tumbas de la realeza mazateca.
El Inafed detalla que la zona donde actualmente se ubica San Mateo Yoloxochitlán en la época prehispánica se llamaba Tlilhuaca en lengua náhuatl, nombre con el que se hacía referencia a Titlacahuan, uno de los nombres de Texcatlipoca; éste último, considerada la deidad que creó el cielo, la tierra y los alimentos. Y asegura que esta comunidad fungió como centro religioso de toda la zona mazateca y que por ello recibió el nombre de una deidad, dice.
Un sitio sagrado para pedir lluvia
En una de las faldas del cerro donde se encuentra la zona arqueológica, casi al pie de la montaña, los pobladores encontraron una piedra sobre la cual se encuentran labradas tres cavidades que semejan jícaras, y que ellos llaman "ollitas".
Cuando es tiempo de sequía y las plantas empiezan a secarse, marchitarse y amenaza la producción de café y maíz, los mazatecos de San Mateo Yoloxochitlán van hacia donde se encuentran las ollitas para lavarlas, llevan copal y velas, y en su lengua piden agua porque sus cafetales y su milpa se están secando y marchitando: "pedimos lluvia, le decimos que queremos lluvia, no se pide otra cosa más".
"Vamos al mediodía y ya en la tardecita empieza a relampaguear y más tarde, ya sea ese mismo día o al otro día, empieza a llover; pero sí es efectivo, venimos con unos señores de edad y se cumplió... Yo fui con mi familia y con mis nietos, nietas, y pues mero estábamos ahí cuando empezó a tronar", narran.
La lucha por su rescate y exploración
Efrén Contreras, originario de San Mateo Yoloxochitlán, nació el 18 de junio de 1950 y a sus 75 años ha sido campesino, funcionario federal, presidente municipal y actualmente se dedica al campo: siembra café, plátanos y otros productos para su consumo, como los camotes y la yuca; pero también, es uno de los habitantes que ha insistido a las autoridades federales y estatales, que la zona arqueológica sea explorada, estudiada y rescatada.
Después de estudiar la primaria y secundaria, Efrén se dedicó al campo y luego ocupó diversos cargos comunitarios hasta que fue tesorero municipal en 1968. De ahí trabajó en la Comisión Nacional para la Erradicación del Paludismo, un organismo ya desaparecido; posteriormente se inscribió en un curso de cafeticultura en Jalapa, Veracruz, y consiguió un trabajo en el entonces Instituto Mexicano del Café (Imecafe).
