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Ansiedad y desconfianza en Ohio tras accidente de tren

Los residentes del pueblo de East Palestine se enfrentan a la incertidumbre tras el descarrilamiento de un tren que carga químicos tóxicos

Ohio, Estados Unidos.-En todo el alguna vez floreciente pueblo industrial ubicado en las calladas colinas del este de Ohio, hubo señales comunes toda la semana. Las escuelas estaban abiertas, los restaurantes servían la comida y les trenes estaban de nuevo corriendo por las vías que cruzan Market Street.

Ansiedad y desconfianza en Ohio tras accidente de tren

Pero también, había señales de que nada era normal en absoluto. La gente olía el agua que salía de sus grifos, se revisaba urticarias en el espejo y miraba hacia los arroyos, a los bancos de peces enverdecido y las ranas flotando panza arriba. El olor se quedó, recordando a algunos a llantas quemadas, otros a plástico en llamas mezclado con pegamento para aviones a escala o removedor de barniz para uñas.

Casi dos semanas después de que un tren de carga de la compañía Norfolk Southern se descarrilará en East Palestine, y una quema controlada de los químicos tóxicos que transportaba, obligara a cientos de residentes a evacuar la zona por días, la normalidad para muchos fue el miedo.

 "Siempre ha sido un sonido reconfortante", dijo Traci Mascher, quien está criando a tres de sus nietos en el pueblo, con respecto al pasar de los trenes. "Ahora, es horripilante".

Con el crepúsculo del martes, ella y su esposo, Greg, llevaron a sus nietas al parque para que pudieran sentarse en una banca y pensar. Otras familias enviaban a sus hijos de vuelta a la escuela esa semana, pero las niñas Mascher tenían sarpullidos desde hace días, y la familia se preguntaba qué peligros a su salud podrían persistir en el pueblo. Los vecinos volvían a sus casas, pero ellos habían visto de primera mano la monstruosa humareda por encima de los techos y no habían pasado una noche en su hogar desde entonces. 

Los Mascher han vivido en East Palestine por tres generaciones y Greg Mascher, 61, ahora habla del pueblo como una tierra desconocida.

"Estoy perdido", dijo. "Totalmente perdido".

Quizá, lo más escalofriante para los casi 4 mil 700 residentes es lo que permanece sin saberse, y si los peligros abordados a corto plazo representarán uno amenaza en unos años. Los expertos han advertido que comprender las causas y consecuencias podría requerir una investigación más comprensiva que la que se ha llevado a cabo hasta ahora.

Mensajes confusos y cambiantes del Gobierno y autoridades ferrocarrileras han desgastado la confianza local, que ya era de por sí delegada en un pueblo maltratado por décadas de cierres de plantas y molinos. Rumores y sospechas sobre el incidente proliferan en Facebook y TikTok en todo el país; alrededor del pueblo, también son intercambiados entre vecinos en patios traseros y a través de ventanas abiertas de camionetas pickup.

La tensión se alzó la tarde del miércoles en el gimnasio de la Preparatoria de East Palestine, donde el pueblo tenia programada una reunión informacional.

Residentes, frustrados con la falta de respuestas, forzaron a autoridades locales a tomar sus preguntas de cualquier manera, y presionaron por el aseguramiento de que su agua y sus hogares eran seguros. Demandaron además saber cómo se podría haber prevenido el incidente y qué se haría para cuidar al pueblo.

Horas antes de la reunión, Norfolk Southern anunció que no atendería.

"Nos ha preocupado la creciente amenaza física a nuestros empleados y miembros de la comunidad alrededor de este evento, derivada de la creciente probabilidad de participación de terceros", dijo la compañía a través de un vocero. No proporcionaron más detalles adicionales sobre la naturaleza u origen de las amenazas.

En una conferencia de prensa el martes, autoridades estatales recomendaron que la gente en el área beba agua embotellada, particularmente si depende de un pozo privado. Un día después, la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) de Ohio dijo que "confiaba que era seguro beber el agua municipal" después de que una serie de pruebas no mostraron contaminantes, pero motivaron a las personas que tuvieran pozos privados a realizar pruebas a su agua.

Parte del tren y su cargamento de químicos peligrosos se descarriló la noche del 3 de febrero, dejando una feroz y atemorizante confusión de 50 carros. Partes de East Palestine se vieron forzadas a evacuar a tres días del accidente, cuando autoridades estatales aceptaron la solicitud de la compañía de quemar intencionalmente algo de esos químicos para reducir la amenaza de una explosión que pudo haber enviado metralla y vapores tóxicos por todos lados. Los químicos a bordo incluían cloruro de vinilo, un gas incoloro y flamable que puede causar dolores de cabeza y mareos si se inhala y potencialmente, después de largos periodos de exposición, una forma poco común de cáncer de hígado. 

Para el miércoles, la Agencia de Protección Ambiental había analizado 459 casas y no había detectado cloruro de vinilo ni de hidrógeno, dijo un vocero de la agencia. Pero días antes, la gente del pueblo se enteró que el tren cargaba más químicos tóxicos de los que les habían dicho inicialmente, lo que los convenció de que había más información oculta.

Michael S. Regan, líder de la EPA fue enviado a East Palestine el jueves para reunirse con autoridades locales y estatales, así como residentes. 

Un vocero dijo el miércoles que Norfolk Southern apartó fondos para residentes del área, incluidos más de 1.5 millones de dólares para ayudar a cubrir el costo de las evacuaciones, y que está proveiendo purificadores de aire a algunos hogares y había expandido la elegibilidad para asistencia.

"Seremos juzgados por nuestras acciones", dijo en un comunicado Alan Shaw, presidente y CEO de Norfolk Southern. "Estamos limpiando el sitio de una forma responsable con el ambiente, compensando a los residentes afectados por el descarrilamiento y trabajando con miembros de la comunidad para identificar lo que necesita East Palestine para recuperarse y prosperar".

Pero esto hizo poco para calmar la ira y frustración del pueblo.

"Sólo no quiero ser diagnosticada con cáncer o algo así en 10 o 15 años por su error", dijo Therese Vigliotti, de 47 años, que estaba afuera la noche que los químicos fueron quemados y dijo que su lengua todavía se siente escaldada y que ha visto sangre en sus heces por dos días".

Mucha de la ira se ha dirigido a Norfolk Southern, con funcionarios electos criticando públicamente a la empresa ferroviaria. El Gobernador de Ohio, Mike DeWine, un republicano, calificó como absurdo que no se requiriera que la empresa notificara a autoridades locales sobre los contenidos del tren antes de pasar por el pueblo. Llamó además por una acción del Congreso y consideró la posibilidad de una acción legal si la compañía no consigue pagar por la limpieza.

En una carta pública, el Gobernador Josh Shapiro de Pennsylvania, demócrata, denuncia a Norfolk Southern por el mal manejo del accidente, acusando que "priorizar la reapertura acelerada y arbitraria de la vía inyectó un riesgo innecesario y creó confusión en el proceso".

Se espera que en dos semanas se publique un reporte federal inicial detallando la investigación del descarrilamiento. La Junta Nacional por la Seguridad en el Transporte confirmó que videos de seguridad de una casa cercana mostraba una de las ruedas sobrecalentándose antes del accidente, y que autoridades examinarían dicha rueda, los carros y la documentación del tren como parte de su investigación.

Algunos funcionarios de la unión ferrocarrilera y residentes señalaron que más metrajes de seguridad, publicados en línea de un negocio en Salem, Ohio, parecen mostrar flamas saliendo de abajo del tren, levantando preguntas sobre cuándo se volvió claro que el tren estaba en riesgo de descarrilarse. Los videos fueron reportados por The Pittsburgh Post-Gazette.

Cuando el tren finalmente chocó en East Palestine, dijo Chasity Smith, "fue como si las puertas del infierno se abrieran". Desde entonces, Smith, de 40 años, se ha encontrado oliendo su agua del grifo y también la que proviene de un pozo y que beben sus caballos. Desde el descarrilamiento ha visto camiones y trabajadores recorrer el pueblo, preguntándose por qué estaban en tanto apuro por reconstruir las vías cuando ella y sus vecinos dudaban todavía si era seguro beber el agua o incluso respirar el aire.

La respuesta de Norfolk Southern y autoridades del Gobierno ha profundizado la convicción de algunos de que fueron tratados como víctimas reemplazables de fuerzas mayores. En el centro de East Palestine, el martes por la tarde, un hombre sostenía un cartel en una esquina en el que se leía: "Ganancias por encima del pueblo/Han envenenado a la comunidad".

 



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