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No sueño con el Nobel.- Pablo Rudomin

Dieciséis de enero de 1957. La fecha pervive clara e imborrable en la memoria de Pablo Rudomin Zevnovaty (Ciudad de México, 1934)

CIUDAD DE MÉXICO

No sueño con el Nobel.- Pablo Rudomin

Posteriormente, saltaría al Laboratorio de Biología Marina, en Woods Hole, Massachusetts. La investigación que ahí realizaban sobre fibras motoras en langostinos encaminaría su carrera al estudio de la inhibición presináptica, proceso según el cual las fibras sensoriales del sistema nervioso transmiten información del entorno bajo el control de un mecanismo central. Con una beca de la Fundación Rockefeller, partió después a Siena, Italia, donde analizaría la representación sensorial en el hipotálamo, como parte también de un plan mucho más favorable para él y su familia. Fue una estancia sensacional de un año, resalta en entrevista. Y es que ahí conoció al futuro Nobel de Fisiología o Medicina John Carew Eccles, a quien vio trepado en un árbol durante el descanso de un simposio en el que presentó la primera evidencia de inhibición presináptica en vertebrados.

"Regresé a México con estas ideas del control de la transmisión sensorial; eso era lo que me parecía muy interesante", rememora Rudomin, que de vuelta en el País optó por integrarse al naciente Cinvestav (1961), cuyo director fundador era ni más ni menos que Arturo Rosenblueth, su mentor. SIN INHIBICIONES Para Rudomin, la cuestión de la inhibición presináptica lo llevó incluso a entablar diferencias con Rosenblueth, abierto opositor de Eccles. "Demostrarle que la inhibición presináptica era un fenómeno se me volvió una especie de obsesión", confiesa el investigador titular emérito del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav, del que fue jefe en el periodo 1992-2000. Al final, todo ese trabajo le granjearía reconocimiento internacional, empezando por lo realizado con sus colegas para diferenciar entre los dos tipos de inhibición, presináptica y postsináptica: el diseño de una técnica para estudiar los cambios en los estímulos en las fibras nerviosas. A diferencia de lo propuesto por Santiago Ramón y Cajal, Rudomin y su equipo demostraron que las fibras sensoriales no eran rutas invariables de transmisión de información, sino un sustrato dinámico donde ésta se podía transmitir en distintas direcciones.

"Este control de la información sensorial (desde la corteza cerebral y otras estructuras) es un modo que tiene el sistema nervioso para definir qué tipo de información necesita para realizar tal o cual trabajo", explica el neurofisiólogo. "Esto nos ha llevado con los años a enfocar, precisamente, cómo se modula el flujo de información cuando lo que se transmite es información dolorosa, por ejemplo". En relación con esto, un análisis relevante y vigente al día de hoy ha sido el de los mecanismos que regulan las relaciones funcionales entre las neuronas en la médula espinal de los vertebrados, y cómo éstas se modifican durante la inflamación producida por la inyección intradérmica de capsaicina -el principio activo del chile-. Un tipo de investigación como la galardonada este año con el Nobel de Fisiología.

A los experimentos en los que registran en gatos anestesiados la actividad eléctrica en el dorso de la médula espinal, han incorporado el estudio del efecto que causa una pequeña cantidad de anestésico local, como lidocaína o ketamina, inspirados en una práctica clínica utilizada para disminuir el dolor posoperatorio. Lo que han encontrado es que la lidocaína revierte, temporalmente, las configuraciones de conectividad neuronal inducidas por la capsaicina y restaura las originales; es decir, cancela la memoria del dolor por un lapso. "Pero no es por anestesia, sino por descorrelación", acota Rudomin, refiriendo que la oscilación en frecuencias distintas llega a coincidir y transmite información, pero si no, la bloquea. "Imagínese, yo estoy hablando con usted, le mando la señal, y el ruido ambiente aumenta, de tal manera que aunque yo le mande la misma señal ya no la puede distinguir", ejemplifica.

"Entonces, aquí estamos viendo cómo podemos manejar el ruido en forma estructurada para que cancele la información dolorosa. Ésa es la idea". ¿Podría esto contribuir al tratamiento del dolor crónico, como se dijo de los laureados con el Nobel? Absolutamente. Y, modestia aparte, este trabajo merece reconocimiento de ese nivel. A pregunta expresa sobre si sueña con el Nobel, Rudomin zanja, entre risas: "No, yo sueño con mi esposa". Pero su trabajo sí se ha hecho merecedor a un premio de la talla del Princesa de Asturias. "Lo que me parece importante es que ésta sea una línea de trabajo que se considera significativa", dice."Para mí, lo importante no son los premios, sino el que se entienda que el trabajo que hacemos muchos en México es de calidad competitiva internacional".



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