Necesario subir recaudación con nuevos contribuyentes

gilberto.banda@elmanana.com

Para la Cámara Nacional de la Industria de Transformación México se necesita incrementar y ampliar su recaudación fiscal pero no sólo a través de los contribuyentes de siempre; y además, requiere mejorar la eficiencia del gasto público y evitar desvíos al respecto

Y para esto, o en otras palabras, se necesita llevar a cabo una reingeniería administrativa, fiscal tributaria e incentivadora urgente o reforzar la actual, en forma atractiva y justa, que contemple elevar la recaudación fiscal a niveles que superen el nivel actual que representa un poco más del 17.0 por ciento del producto interno bruto nacional.

Por el tamaño y necesidades del país, se requiere elevar la recaudación a niveles que por lo menos superen el 25.0 del PIB – niveles promedios de países latinoamericanos- y aunado a un gasto eficiente de los recursos y sin desviaciones de cualquier índole, se daría una mayor competitividad y dinamismo nacional a la economía mexicana y a sus cadenas productivas mediante una tributación constante, amplia, progresiva, sencilla y simplificada que promueva e incentive vía estímulos o beneficios fiscales a toda inversión productiva – incluida la inversión extranjera directa, incentivos similares a los que se han estimado o programado otorgar a las empresas que se localicen en las denominadas “zonas económicas especiales”.

Dentro de estos incentivos o estímulos, cabría el relacionado con los niveles de tasas de interés que se fijan a las MiPymes mexicanas que ronda en los promedios del 9.2 por ciento a la fecha y que para promoverlas con mayor intensidad en lo futuro, debería de ser alrededor de 5.0 al 6.0 por ciento al menos; ya que, en Francia el crédito destinado a incentivar a sus MiPymes es cercano al 2.0 por ciento.

Estos incentivos, señala, serían un ejemplo a considerar y como primera etapa, se podría iniciar aplicándose desde la zona geográfica del bajío del país hacia el sur y posteriormente adecuarla o “tropicalizarlos” hacia la parte norte del país como corresponda.

La deducción inmediata en la compra de activos (incluida la maquinaria, herramientas y equipo para ser utilizada en la planta productiva), la deducción al 100 por ciento de las prestaciones laborales, reducir el monto por pago del predial a las empresas, evitar seguir haciendo recortes a los presupuestos anuales de apoyos a ciencia, educación, tecnología y a los correspondientes a las MiPymes.

Y en su lugar dar mayor apoyo e incentivar el crecimiento de las pequeñas empresas para que se incrusten dentro de la innovación y desarrollo tecnológico y se conviertan en proveedoras de calidad hacia las grandes empresas y también quien así lo desee, se involucren en el sector de las exportaciones-; simplificar aún más la apertura de nuevos negocios vía la utilización de las nuevas tecnologías de la información, buscar la forma de apoyar a los nuevos emprendedores o nuevos negocios evitando limitarlos a estos apoyos a que tengan una trayectoria empresarial si apenas están empezando, etc.

De tal manera que con todo esto, se logre mejorar el clima de negocios y así, incrementar la productividad, la modernidad y el número de empleos de calidad de nuestro país con el consecuente fortalecimiento del mercado interno.

Otra medida necesaria en la actualidad, es: premiar vía incentivos fiscales – reducciones en el pago de impuestos- atractivos a todo contribuyente que cumple con puntualidad, orden y legalidad con sus compromisos de pago de impuestos y también a los nuevos emprendedores que se incrusten en la actividad de la exportación de productos manufacturados en México. Los contribuyentes deben ser considerados por el SAT y Hacienda como clientes distinguidos y los emprendedores como potenciales contribuyentes.

Y consideró importante: para compensar y consolidar estas erogaciones de apoyos o incentivos, se deberá trabajar e intensificar en establecer mecanismos o medidas para la incrustación drástica de la economía informal a la formal y no seguirla manteniendo en los niveles tan altos que al día de hoy se encuentra. Por supuesto que, se tendrá que contemplar y establecer un mecanismo que lleve como finalidad el cómo no afectar a las familias de menores ingresos, quienes bien pueden ser identificados mediante el uso de una cédula de identidad nacional y solo a ellos aplicar los beneficios fiscales aprobados para ello.

Con esta acción inercialmente se ampliaría la base tributaria; ya que, por el alto nivel de informalidad que tiene México (cerca del 57.0 %), se tiene una baja recaudación de impuestos en nuestro país como porcentaje del PIB y por ello, se deberá actuar y trabajar intensiva e inteligentemente para evitar la evasión fiscal y mejorar la calidad y oportunidad en el ejercicio del gasto público.

Sostiene el organismo privado que México registra un nivel de desempleo de 3.3 por ciento a febrero de este 2018, el cual, se considera bajo porque existen personas que se emplean dentro de la informalidad y por ello, no contribuyen a la economía del país al no pagar impuestos en la magnitud que lo hace el sector formal.

El caso de recaudación del IVA refleja que México solo recauda un par de puntos más del 30 por ciento cuando países como Chile, Panamá y Perú recaudan el doble respecto a su potencial existente; es decir, hay margen para recaudar más sin hostigar a los tradicionales contribuyentes.

El gobierno mexicano, debería de llevar a cabo una campaña constante de difusión masiva por todos los medios de comunicación, que muestre todos los beneficios que las prestaciones ofrecen a los integrantes de la formalidad como lo son: el crédito a la vivienda, el seguro de maternidad, el servicio de guarderías, el afore, la pensión sobre el retiro, los servicios médicos gratuitos, etc.

Además, no se debe de permitir la penetración de la corrupción y desvíos en el ejercicio de los presupuestos aprobados y evitar los sub ejercicios en las obras públicas; es decir, se requiere un gasto eficiente y dirigido de los recursos públicos y uno de ellos bien podría ser el destinar menos dinero público a gastos electorales y destinarlos a educación; ya que, cuando México destina un dólar en el gasto anual por alumno en universidades, Estados Unidos eroga 3.3 veces más por el mismo concepto y el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, es de cerca de dos dólares por alumno.