Las prácticas comerciales de Wells Fargo están en cuestión desde que en septiembre de 2016 revelara que sus empleados crearon 3,5 millones de cuentas sin permiso de sus clientes para recibir pagas extras. Y el pasado julio el banco volvía a disculparse, esta vez por cobrar a más de medio millón de clientes seguros que no necesitaban. Algunos perdieron sus coches en parte por esas cargas.
No quedó ahí la cosa. En octubre, el propio banco admitió que cobró comisiones a clientes por retrasos al fijar los intereses de sus hipotecas cuando en realidad se produjeron por culpa de la entidad. Ante esta sucesión de problemas, la Reserva Federal procedió a limitar el crecimiento del banco hasta que demuestre que adopta medidas de control interno para evitar estos abusos.
Wells Fargo es el tercer banco por activos de Estados Unidos. La multa, en cualquier caso, es pequeña comparada con el daño que estos casos crearon a su reputación. Pese a esta sucesión de reveses de los reguladores, la compañía registró en el primer trimestre un incremento del 6% en el beneficio, hasta los 5.530 millones de dólares. Sus ingresos rondaron los 21.930 millones.