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Migrantes prometen reagrupar caravana

Deciden organizarse. Continuarán la travesía rumbo a los E. Unidos

Cd. Hidalgo, Chis.

DESCANSAN. En improvisados albergues se da oportunidad a los migrantes hondureños de dormir y recuperar las energías perdidas en la caminata y trasnochadas.Migrantes prometen reagrupar caravana

Después de reunirse en un parque en la localidad fronteriza de Ciudad Hidalgo, los migrantes votaron levantando las manos y luego marcharon hacia el puente para exhortar a las personas que permanecían ahí a cruzar el río y unírseles.

Entre gritos de “¡Vamos caminando todos juntos!” y “¡Sí se puede!”, desafiaron las advertencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien les pidió esta semana que volvieran a sus países. Trump ha intentado convertir a la caravana y la seguridad fronteriza en general en un tema de campaña a poco más de dos semanas de las elecciones legislativas en Estados Unidos.

La decisión del grupo puso fin a una jornada en la que, nuevamente, las autoridades mexicanas se rehusaron a permitir el ingreso en masa de los migrantes en el puente, pero comenzaron a aceptar a pequeños grupos para su proceso de asilo y otorgaron algunos permisos de visita por 45 días.

México había intentado mantener el orden después de una caótica jornada del viernes, en la que miles de personas se abalanzaron por un puente fronterizo solo para ser recibidos por un grupo de policías con equipo antimotines. Las autoridades comenzaron a repartir números entre la gente para ser procesada, una estrategia que se ha visto antes en puestos fronterizos de Estados Unidos cuando se presenta en el lugar un gran número de migrantes.

Pero a pesar de la fuerte presencia policiaca en la frontera, un buen número de migrantes llegó a territorio mexicano con relativa facilidad, cruzando el Río Suchiate que representa una porosa frontera entre las dos naciones.

Nadaron, cruzaron con la ayuda de sogas o pagaron a los locales el equivalente a 1,25 dólares para llevar personas y artículos a través de las aguas fangosas, y no fueron detenidos una vez que llegaron a territorio mexicano.

“No sabemos todavía si hasta la frontera, pero vamos a seguir caminando hasta donde lleguemos”, dijo Rodrigo Abeja, uno de los líderes de la caravana, quien agregó que el domingo por la mañana partirán hacia la ciudad de Tapachula.

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VOLUNTARIOS. Militantes de grupos ciudadanos se han acercado a los hondureños para obsequiarles alimentos y agua para superar la situación.

La multitud, que fácilmente superaba las 3,000 personas en el puente el día previo, se redujo considerablemente el sábado. Además de los que cruzaron el río, los agentes migratorios procesaron a pequeños grupos de migrantes, que posteriormente fueron trasladados en autobús a un campamento al aire libre  -con techos de lámina- en la ciudad de Tapachula, en donde la Cruz Roja instaló pequeñas carpas en el suelo de concreto.

Pero el lento ritmo frustró a aquellos que quedaron rezagados en el puente, en donde las condiciones climáticas eran de calor y humedad

“Por favor, déjenos pasar, queremos trabajar”, pedían a los agentes en la puerta principal. Detrás, trabajadores montaron una barricada para permitir el ingreso de forma ordenada.

Cada vez que la pequeña puerta se deslizaba para permitir el ingreso de pequeños grupos para su procesamiento, varios migrantes quedaban atrapados en su desesperado intento por avanzar.

La Secretaría de Gobernación en México dijo en un comunicado que recibió 640 solicitudes de refugiados de parte de hondureños en el cruce fronterizo. Difundió fotografías de migrantes abordando autobuses en un refugio, recibiendo alimentos y asistencia médica.

Al menos media docena de migrantes se desmayaron.

Algunos migrantes lograron abrir una barda del lado guatemalteco del puente y arrojaron a dos niños, de unos 6 o 7 años, unos 12 metros (40 pies) hacia su madre en las fangosas aguas del río. Fueron trasladados junto a su madre en una balsa hacia el costado mexicano.

En la puerta, los trabajadores mexicanos repartían alimentos y agua a los migrantes. A través de los barrotes, un doctor brindaba atención médica a una mujer que temía que su hijo tuviera fiebre.

La ayuda también llegó del lado guatemalteco. Para Carlos Martínez, de 24 años y procedente de Santa Bárbara, Honduras, el plato de arroz con pollo era lo primero que comía en todo el día.

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ASISTENCIA. En el Centro Social Francico I. Madero de Ciudad Hidalgo, Chiapas, se estan brindando atenciones gratuitas a los migrantes que lo solicitan.

“Es una bendición que nos hayan dado comida”, dijo Martínez. “Que nos den comida me anima a seguir esperando hasta que pueda”.

Con frecuencia los migrantes citan la pobreza generalizada y la violencia que generan las pandillas en Honduras, uno de los países más peligrosos del mundo en cuanto a la tasa de homicidios, como sus razones para integrarse a la caravana.

“Allá no se puede vivir”, dijo Fidelina Vásquez, una abuela que viajaba junto a su hija y su nieto de dos años, mientras permanecía junto a la puerta principal de la frontera.




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