Matan a reportero de un tiro en la cabeza en Baja California. Octavo periodista asesinado en lo que va de año
El reportero Luciano Rivera recibió un disparo en la cabeza en un bar en la localidad costera de Rosarito (Baja California)
El reportero mexicano Luciano Rivera ha sido asesinado en la madrugada del lunes en un bar de la localidad costera de Rosarito (Baja Califonia). Recibió un disparo en la cabeza y murió en el acto. Con la muerte de Rivera, ya van al menos ocho reporteros muertos en México en lo que va de año. Y las muertes se han concentrado en sólo cinco meses, de marzo a julio.
Rivera trabajaba como reportero y conductor de noticieros en el canal local de televisión CNR. La noche del domingo al lunes, se encontraba en un bar llamado la Antigua, ubicado en una de las vías principales de la localidad turística de Rosarito. Ahí, según cuentan los medios locales que citan a diferentes testigos, un grupo de hombres irrumpió en el local y agredió al periodista; después, uno de ellos sacó una pistola y le disparó directamente en la cara.
Los agresores intentaron huir en un taxi, según han contado algunos testigos a los medios locales. Pero fueron detenidos poco después. En el vehículo los policías encontraron el arma del crimen. En un vídeo de una cámara de seguridad del establecimiento se observa a la gente salir conmocionada del lugar de los hechos.
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De los ocho reporteros asesinados este año en el país, ninguno vivía en la capital. Cecilio Pineda, asesinado en marzo, vivía en un pueblo de Guerrero; Ricardo Monluí, en una ciudad pequeña de Veracruz; Miroslava Breach en Chihuahua; Maximinio Rodríguez, en Baja California Sur, Javier Valdez en Sinaloa y Jonathan Rodríguez en un pueblo de Jalisco. El caso más reciente fue el de Salvador Adame, que dirigía un canal de televisión en Nueva Italia, en la Tierra Caliente de Michoacán, región de historial violento, al amparo de los cárteles de la droga y demás grupos delictivos.
El asesinato de Javier Valdez en mayo se convirtió en un catalizador de la reacción del Gobierno. Ejecutado a plena luz del día en Culiacán, Valdez era un reportero respetado en México y Estados Unidos. La saña y el descaro de los sicarios, que le dispararon en repetidas ocasiones en pleno centro de la ciudad, generaron tal reacción del gremio que obligó al presidente, Enrique Peña Nieto, a anunciar nuevas medidas para la protección de periodistas. Aunque las críticas aparecieron casi al instante, cuando los propios compañeros de Valdez recordaron que el Gobierno ya gestiona un mecanismo de protección de periodistas, y que, visto los visto, no funciona demasiado bien.