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Los jefes también se equivocan

Autocomplacencia, fichajes erróneos, apuestas tardías y productos inadecuados son los principales tropiezos que confiesan

Los jefes también se equivocan

Decía Goethe que el único hombre que no se equivoca es aquel que nunca hace nada. Y es una máxima que se puede aplicar a todos, incluidos los máximos responsables de las empresas. Aunque el ego les impida a menudo admitir sus fallos. Entre otras cosas porque, como dice con cierta sorna Pedro Mateache, presidente de la consultora AT Kearney Iberia, los ejecutivos cometen errores, pero tienen "una habilidad tremenda para que no lo parezcan”. Pues bien, después de la sorpresa que dio el presidente de Mercadona, Juan Roig, al admitir sus fracasos como gestor, entre ellos su desconfianza en la venta online; aprovechamos el V Congreso de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) para que algunos altos cargos de las grandes empresas presentes en Barcelona reconociesen los reveses que han sufrido en sus carreras.

Pero empecemos por el principio. ¿Qué es lo que piensan los directivos que define a un buen gestor? Para José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, “un buen gestor es alguien que sabe escuchar y tiene una gran humildad intelectual. Y, por supuesto, conoce bien el oficio y así es como los colaboradores le respetan”. “Escucha más que habla”, apoya Fernando Vives, su homólogo en Garrigues. Y Francisco Román, presidente de Vodafone, cree que lo fundamental del líder es creer en el equipo, alinearlo en torno a un objetivo e infundirle ánimo; “al tiempo que tienes embridar tu ego y no sacarlo a pasear”.

Casi todos los dirigentes consultados sitúan la clave del management de éxito en extraer lo mejor de sus colaboradores. Liderar por influencia lo llama Laura González Molero, consejera de Bankia y Viscofan. Aunque hay más: “tienes que entender el escenario a futuro, contar con un código de valores muy claro y, sobre todo, ser capaz de ejecutar lo que propones”, dice Juan María Nin, exvicepresidente de La Caixa y actual consejero de Société Générale. Porque, como señala el presidente de Adecco, Enrique Sánchez, también hay que estar muy focalizado en los resultados.

Precisamente a Sánchez no le duelen prendas a la hora de reconocer sus errores, “he cometido muchísimos. Al principio de mi carrera me costaba admitirlos porque no era un gran escuchador”. Entre ellos destaca haber sobrevalorado a algunas personas que nombró; “cuando el papel del directivo es acertar”. También hace años, presionado por los resultados, optó por integrar a Human Group en Adecco y “perdí casi todo lo bueno que tenía su marca Alta Gestión. La sacrifiqué. Hoy la hubiera mantenido independiente aunque costase más dinero”, argumenta.

Malas decisiones

Román coincide: “He cometido errores con personas, por esperar demasiado tiempo para cambiarlas, reorientarlas o algo más drástico. Y esa tardanza ha sido muy negativa”. El presidente de Vodafone cree que otro de sus fallos es no haber sido lo suficientemente vigoroso durante la época de bonanza para inducir cambios en la organización que luego son más costosos, como invertir en sistemas.

También el presidente de Garrigues piensa que no haber empezado antes con la internacionalización de su despacho ha tenido consecuencias. “Ese retraso nos ha exigido mayor esfuerzo para ponernos al día y recuperar el tiempo perdido”.




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