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Los intangibles del mercado de divisas

Un escenario de crecimiento moderado y tipos de interés bajo debería ser favorable para las monedas emergentes

Los intangibles del mercado de divisas

Intentar anticipar el comportamiento del mercado de divisas en este 2019, del que ya hemos recorrido dos meses largos, no es tarea fácil. Y tampoco facilita el análisis limitar el enfoque a la evolución del par euro/dólar, entre otras razones porque en este ejercicio se cruzan decisiones de política monetaria y posibles eventos económicos que aún no figuran en la agenda.

Lo que nos muestran los datos es que el euro se ha mantenido en un estrecho rango, concretamente en la banda comprendida entre 1.13 y 1,16 dólares, y ello a pesar de la debilidad de las cifras macroeconómicas en la eurozona. Si orientamos el foco hacia la cifra de crecimiento, lo que observamos es que el bloque del euro continuó su desaceleración hasta caer al 1,4% interanual en el último trimestre de 2018. Y en esta misma línea, el crecimiento trimestral también fue débil, tan sólo de un 0,2%, lo que representa la tasa más baja de los últimos cuatro años.

En el trasfondo de esta negativa evolución del PIB, destaca la desaceleración experimentada por Alemania, y de forma sobresaliente la caída en recesión técnica de Italia, que ha registrado dos trimestres consecutivos de leve contracción económica. En cuanto a la inflación, la otra variable bajo vigilancia de la política monetaria en la eurozona, continúa sin experimentar tendencia alguna al alza. En términos subyacentes se mantiene anclada en torno al 1%, cuando el objetivo del BCE es llevarla justo por debajo del 2%.

Si bien es cierto que las cifras de crecimiento del empleo y los sueldos en la eurozona continúan siendo positivas, lo que podría indicar que esta debilidad reciente es transitoria, lo que sí parece claro es que el BCE ha rebajado las perspectivas de crecimiento e inflación en la eurozona, y que los tipos de intervención continuarán siendo negativos hasta bien entrado 2020.

Si nos fijamos ahora en las decisiones de política monetaria en Estados Unidos, lo que constatamos es que la Reserva Federal ha dejado claro que su ciclo de alzas ha terminado por el momento. De esta manera, con el diferencial de tipos estabilizado a ambos lados del Atlántico, resulta razonable pensar que el par euro/dólar se mantendrá en el rango señalado hasta que se clarifiquen dos fuentes de incertidumbre. La primera, determinar si la ralentización económica de la eurozona se debe a factores puntuales o, por el contrario, nos hallamos ante un cambio de ciclo. Hay que decir en este sentido que el rebote moderado de los índices de actividad empresarial PMI en febrero nos permite ser optimistas. Y la segunda incógnita cosiste en saber si las negociaciones sobre el Brexit serán capaces de descartar el escenario de una salida británica sin acuerdo. A este respecto, las últimas noticias son positivas, ya que parece que el parlamento británico votará para descartar esta posibilidad antes de que acabe el plazo para llegar a un acuerdo.




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