buscar noticiasbuscar noticias

Sumario contra vecinos de la Mesa por desobediencia al Juez de Reynosa, 1841

Santiago Treviño mencionó que el sorteo general practicado en 1838 lo declaró con la suerte de soldado de la patria. Muchos esfuerzos y muchos sacrificios le costaron conseguir un reemplazo, conforme a las leyes se halla hoy sirviendo a las órdenes del señor general don Mariano Arista

-Segunda parte de dos-

Antes que se construyera la ampliación del segundo piso de la antigua Presidencia Municipal de Reynosa en los últimos años del siglo XIX, la sección poniente del edifico (planta baja en la foto) era utilizada como Cárcel Municipal.Sumario contra vecinos de la Mesa por desobediencia al Juez de Reynosa, 1841

A cinco días que se había enviado la primera misiva por los vecinos de San Vicente de la Mesa, el 29 enero de 1841, los ciudadanos Gregorio Cantú Treviño y Andrés Villanueva se presentaron ante el alcalde de Reynosa don Antonio Domínguez. Mas tarde ese día también lo haría Santiago Treviño. Estos cuatro vecinos de la Mesa habían sido incluidos en la 1ª misiva enviada al Juzgado de Reynosa. El documento era un reclamo para que no se enlistaran a los varones de esa comunidad rural de Reynosa en el ejército centralista.

Los cuatro paisanos expusieron que ellos no habían participado o habían sido tomados en cuenta en la preparación de dicha misiva y que no le habían rogado a don Francisco de León, quién había escrito el documento, para que firmara por ellos. De la información en estos documentos se aprecia que solo sabía firmar Andrés Villanueva.

La segunda misiva

Un segundo escrito fue enviado al Juzgado de Reynosa por los vecinos desde San Vicente de la Mesa el 28 de enero de 1841. Este había sido redactado por Pedro Villarreal a petición de esa comunidad rural. Manifestaban que el alcalde 1º Constitucional le había enviado al Juez de Paz de la Mesa un oficio para que cada uno de los vecinos mencionados en la primera misiva se presentaran en el Juzgado. 

Explicaba que no les era posible viajar las 18 leguas desde ese lugar a la villa, debido a su precaria situación económica. También porque no a todos les era dado reproducir debidamente, ante el candor de la autoridad, sus excepciones (procesales).

Es por eso que en esta misiva se escribieron las excepciones particulares de varios de los afectados. Estas están en dicho documento contenidas en el orden siguiente de cada vecino:

Teodosio Treviño exponía que, en el primer reclutamiento durante la guerra había sido puestos de golpe tres de sus hijos, de los cuales dos eran casados con familia con chamacos menores de edad y uno que, aunque soltero, tenía el compromiso de los trabajos que conseguía la subsistencia de él y su esposa. 

Declaraba que, si no se exceptuaban a sus hijos casados del alistamiento, estaría obligado a alimentar a sus familias dándoles de lo que lo que pudiese producir.

Ilario Zamora, se encontraba impedido físicamente para trabajar por su familia. Tenía dos hijos, pero el hijo mayor contaba con una rodilla dislocada. Dionicio, el menor de su hijo fue comprendido en el alistamiento. Este era el encargado del trabajo y con su falta, su familia quedaría expuesta a perecer.

Francisco Treviño manifestó ser casado y hallarse con una familia crecida de menores de edad, que alimentaba con su trabajo. Menciona que por esa circunstancia la ley le amparaba al alistamiento. Si no se le exceptuaba era probable que pudiese perecer su familia.

Pedro Zamora expuso ser un soldado retirado con licencia absoluta, con una familia numéricamente grande, la mayoría niñas pequeñas. El alistamiento militar había incluido a su hijo mayor, quien era socorrido por sus dos hijos menores a proporcionar la subsistencia de la familia. Zamora vivía continuamente malo arrojando sangre por boca y nariz.

Prudencio Treviño manifestó ser casado con mucha familia menor de edad y sin otra opción para su manutención que la que producía su trabajo, en cuya virtud pidió se le exceptuase conforme a la Ley.

Francisco Toro expuso que en el alistamiento militar le tienen incluido a sus tres hijos políticos. Los tres están cargados con familia de menores de edad. Expresó que, en el año anterior, sin atender al estado miserable de sus familias, los traían ya para allá ya para acá. 

En todo ese tiempo tuvieron él y su esposa que tragarse las lágrimas que les arrancaba el dolor, al oír los clamores y gemidos de sus familias. Estuvo obligado a contribuir y repartir lo que llegaba adquirir para su subsistencia. Muy halagüeño fue el término de la revolución, pues le alimentó la esperanza de que sus hijos políticos pudieran remediar las necesidades de sus familias. Pero una fatal medida destruyó sus ilusiones con el nuevo alistamiento.

imagen-cuerpo

Rúbrica del alcalde 1º Constitucional de Reynosa, don Antonio Domínguez, 1841.

Santiago Treviño mencionó que el sorteo general practicado en 1838 lo declaró con la suerte de soldado de la patria. Muchos esfuerzos y muchos sacrificios le costaron conseguir un reemplazo, conforme a las leyes se halla hoy sirviendo a las órdenes del señor general don Mariano Arista. Suplica no se le comprenda en el alistamiento, pues nunca será obligado ni tiene disposición para servir.

Eduardo de la Garza era de edad sumamente avanzada y tenía un número crecido de familia con chamacos menores de edad. En el tiempo de la revolución acabada, le quitaron a un sobrino que como hijo corría bajo sus auspicios, pero pereció en dicha guerra. Solo tiene un hijo mayor de edad, quien les proporcionaba los alimentos a su familia. Pidió se le exceptúe ya que había sido incluido en el alistamiento militar.

Al final del escrito se hacia la petición que si en caso que su solicitud fuese revocada por el Juez e insistieran que los vecinos concurrieran al Juzgado en Reynosa, renunciaban al beneficio de sus peticiones como si no hubiese sido emitido. El escrito lo presentó en Reynosa Jesús Treviño, quien se mencionaba en la primera misiva. 

Para el Juez, el segundo escrito estaba redactado en términos ciertamente insultativos, por lo que libró orden al Juez de Paz en San Vicente de la Mesa para que sin omitir medio alguno hiciera comparecer en lugar de su cargo en Reynosa a los exponentes.

Debido a estas actuaciones, donde no todos los autores que aparecían en las misivas eran los promotores de las peticiones, el Juez Antonio Domínguez procedió a abrir una averiguación sumaria el 29 de enero de 1841.  Esto para detectar quienes, según él, eran los sediciosos.

Comparecencia de vecinos de la mesa 

Entre el 3 y 5 de febrero de 1841, siete de los vecinos de la Mesa mencionados en la primera misiva del 23 de enero se presentaron en Reynosa ante el alcalde 1º Constitucional, don Antonio Domínguez.  Todos eran de oficio de campesinos, labradores o vaqueros, los cuales contaban entre 30 y 70 años de edad, aunque la mayor parte de ellos estaban en los 50 años. Todos eran iletrados, pues ninguno de ellos firmó su declaración, por no saber escribir.

Casi todos fueron notificados por el Juez de Paz de la Mesa para que se presentaran en Reynosa a finales del mes de enero. Mateo (Mario) Villanueva, Nepomuceno Sosa, Francisco Yarrito, Francisco Reyes y Francisco Toro explicaron que cuando se hizo la primera misiva no habían contado con ellos para hacerla y que no le habían rogado a ninguna persona para que firmaran por ellos. Algunos mencionaron que no les pareció bien que hicieran eso sin su consentimiento.

Demetrio Treviño se hallaba en Santa Teresa, en la jurisdicción en San Fernando, cuando se elaboraron las cartas. No fue hasta que había llegado a la Mesa el día 31, que el Juez de Paz le informó que el señor alcalde lo buscaba en Reynosa.

Nepomuceno Sosa explicó que fue durante la preparación de la segunda misiva, cuando lo invitó don Tomás Villarreal y don Mario Zamora a participar, que no sabía quién hubiese preparado la primera carta, pero suponía que eran los mismos que lo invitaron para la segunda.

Francisco Toro, cuando supo que lo habían involucrado en las misivas, fue a la casa de don José María Treviño a informarse de su supuesta complicidad. 

Ahí encontró una pequeña reunión donde algunos hombres trataban de preparar la segunda misiva. Tomás Villarreal y don Ilario Zamora fueron los que lo invitaron a formar parte de la unión de vecinos. No entendía el objeto de su participación, pero fue entonces que don Tomás Villarreal le hizo ver que su aportación era por sus yernos como se menciona arriba. Estos estaban ya enlistados para ser soldados en el Escuadrón de Defensores del Río Bravo. Él lo hizo con la más sana intención de ayudar a sus familias, pensando que todo era por la vía legal, sin entender la redacción ofensiva de la segunda misiva.

Teodoro (Teodosio) Treviño, el vaquero más viejo de la Mesa, expresó que se unió a la protesta debido a que se hallaba su hijo Pedro Treviño alistado para soldado. Había sido su hijo político, don Tomás Villarreal, quien no se alude en ninguna de las dos misivas, quien lo había metido en esta situación, creyendo que era un trámite legal. 

Teodosio, quien encabezaba a los vecinos en los dos escritos, explicó que si no estaban en los términos convenientes anulaba todo lo que en ello se expresaba. Su intención no había sido faltarles el respeto a las autoridades de su pueblo.

Eduardo de la Garza fue el último que se presentó ante el Juzgado de Reynosa, el 5 de febrero de 1841. Este se encontraba desde los primeros días de enero en la Mota (General Terán) y había regresado a su casa en la Mesa el 28 de enero, cuando fue notificado por el Juez de Paz para que se presentara en Reynosa. Tardó en acudir debido a que tuvo que remudar sus bestias para ocurrir a la villa. Explicó que él había participado en los escritos por el bien de la comunidad por invitación de don Ilario Zamora, para no ser soldado. 

Él convino lo pusieran en la segunda misiva bajo la más buena fe. Tanto Ilario como Tomás Villarreal, consideraba eran la fuerza del grupo.

Es muy probable que la mayoría de los vecinos de San Vicente de la Mesa hayan participado a favor del movimiento federalista durante las cruentas batallas en Matamoros y otros lugares contra los centralistas, durante esa guerra de dos años. Ahora se veían obligados a formar parte del sistema del gobierno de México centralista.



DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD