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Los barriles del naufragio de 1803

El lugar en la playa se encontraba a poca distancia del río Bravo hacia Corpus Christi. En el lugar se encontraron “quince cascos de barril” que todavía conservaban algo de vino y un pedazo del navío que incluían algunos fierros. Como a una legua y media de los despojos se encontraba un cadáver flotando encima del agua. En la averiguación que se hizo nada se pudo aclarar sobre aquel difunto

Antropólogo Martín Salinas Rivera

Arriba del manto de sal, en La Sal del Rey, al norte de Edinburg, Texas.Los barriles del naufragio de 1803

(Segunda parte de dos)

El 31 de diciembre de 1803, el Justicia Mayor de Reynosa, don Vicente Hinojosa informó al gobernador de la Provincia del Nuevo Santander sobre los restos de un naufragio encontrados en la Isla de Santiago. 

El lugar en la playa se encontraba a poca distancia del río Bravo hacia Corpus Christi. Esta Isla se encontraba en la parte sur de la entrada a la Bahía Brazos de Santiago, donde se situó el puerto del mismo nombre en el siglo XIX; al sur de lo que es la actual Isla del Padre.

En el lugar se encontraron “quince cascos de barril” que todavía conservaban algo de vino y un pedazo del navío que incluían algunos fierros. Como a una legua y media de los despojos se encontraba un cadáver flotando encima del agua. En la averiguación que se hizo nada se pudo aclarar sobre aquel difunto.  

Se comisionó al Justicia de la Villa de Reynosa, don Vicente Hinojosa, para que procediera a vender los enseres encontrados en la playa.  Este personaje era el hermano de Rosa María Hinojosa de Ballí. 

Ella estuvo casada con José María Ballí, hermano del entonces ya difunto Juan Antonio y tío de José Francisco Ballí, quienes fueron los dueños de la Loma de San Antonio donde se reubicó Reynosa en 1802. José Francisco fue el principal promotor y organizador del traslado de la antigua villa al lugar actual de Reynosa. 

Según los datos en una copia notariada del testamento de Rosa María Hinojosa (Benavides) de Ballí, que es resguardada en el Archivo Municipal de Reynosa (AMR), ella y su esposo José María Ballí (Guerra) tuvieron tres hijos que se llamaron José: el Bachiller (el Cura) José Nicolás, el Capitán de Milicias Juan José y el Sargento José María. 

Los tres nacieron en la antigua villa de Nuestra Señora de Guadalupe de Reynosa, durante la última parte del siglo XVIII; en ese entonces todavía no se trasladaba la villa río abajo, en donde se encuentra el centro de esta moderna Ciudad.

Rosa María fue la promotora en la adquisición de una serie de propiedades, especialmente en lo que es hoy el Valle de Texas, a través de su padre Juan José Hinojosa (de la Garza), su hermano Vicente, su esposo y sus tres hijos durante la última década del siglo XVIII. Las tierras fueron adquiridas por compras a otros pobladores y a través de peticiones de tierras realengas (del Rey) hechas en la Intendencia de San Luis Potosí.

Rosa María llegó a adquirir más de un millón de acres (400,000 hectáreas) principalmente en lo que fueron tierras de Reynosa, en lo que es ahora Texas. Su fortuna la adquirió principalmente en la última década del siglo XVIII. 

Entre las mercedes de tierras obtenidas por el clan de Rosa María estaban La Feria, Las Mesteñas, Ojo de Agua, San Salvador del Tule, Las Castañas, La Isla del Padre (nombrada por su hijo Nicolás), La Florida y otras propiedades en cuatro condados del actual sur de Texas. Ella falleció en Reynosa ese mismo año del naufragio en 1803.

La Intendencia de San Luis Potosí

El 29 de mayo de 1804, el Promotor Fiscal de la Intendencia de San Luis Potosí, de apellido Gordoa, decía que habían quedado en poder del Justicia de Reynosa, Vicente Hinojosa, veinticinco pesos y tres y medio reales de la venta del ancla, la clavazón de fierro y parte de los barriles encontrados en la playa. 

Otra partida de barriles de vino quedó a cargo de don José Francisco Ballí con excepción de uno que tomó don Juan José Ballí (hijo de Rosa María). El promotor fiscal pedía al Comisionado que enterara al primero que el importe de los barriles era de veinticinco pesos y tomines; al segundo le pedían el importe del barril que se había comprometido pagar cuando los recogieron de la playa.  

En el mes de mayo de 1804, José Francisco Ballí se encontraba en la Ciudad de San Luis Potosí, por lo que el Promotor Fiscal pedía que se le cobrara el importe del vino. 

El 2 de julio de 1804, se envió decreto al gobernador Interino del Nuevo Santander para que remitiera a la Intendencia de San Luis Potosí los veinticinco pesos y tres y medio reales que tenía el Comisionado de Reynosa Vicente Hinojosa, así mismo el importe del barril de vino que estaba comprometido a pagar Juan José Ballí; a razón de tres reales el cuartillo (alrededor de 0.5 litros).

A ese precio se habían vendido los primeros 27 cuartillos del naufragio y también así se valorizaba el resto que quedaron en poder de José Francisco Ballí. 

A éste se le buscó en San Luis Potosí, pero no se le localizó, por lo que se le pidió al gobernador Manuel de Iturbe de Iraeta para que le cobrara el importe. El personal de la Intendencia de San Luis Potosí cuestionaba la integridad de los Ballí. Hay que ver que el clan de los Ballí-Hinojosa habían adquirido sus propiedades, incluyendo la Isla de Brazos de Santiago, a través la Intendencia de San Luis Potosí. 

El conflicto

Rosa María Hinojosa (Benavides) de Ballí logró obtener las tierras para su familia con el apoyo del Teniente Coronel Manuel Ignacio de Escandón, segundo conde de Sierra Gorda (hijo del fundador del Nuevo Santander), quien fuera gobernador del Nuevo Santander durante la última década del siglo XVIII. 

A finales de ese siglo y principios del XIX, sus dos hijos Juan José y José María Ballí (Hinojosa), su hermano Vicente Hinojosa (Benavides) y su sobrino José Francisco Ballí (Villarreal) fueron Justicias de Reynosa. 

El Capitán Juan José Ballí resignó a su puesto de Justicia Mayor en Reynosa para convertirse el Justicia de la Congregación El Refugio en 1802, en lo que es ahora Matamoros.

Después de la muerte de su madre, doña Rosa María, el Capitán Ballí sería acusado, arrestado y recluido en prisión conocida como Altamira en la capital del Nuevo Santander que era entonces San Carlos. 

La historiografía regional aporta más de una versión sobre la razón de su encarcelamiento; por contrabando, por evasión al fisco al saquear la Sal del Rey y tal vez por otras razones.  Esta salina que se encontraba dentro de sus tierras al norte del Condado de Hidalgo, en el agostadero San Salvador del Tule. Fue llevado a la capital con otros dos cómplices.

Juan José fallecería en la prisión días después de su encarcelamiento, el 4 de julio de 1804. Lo que sí está claro es que los Ballí ya eran observados por las autoridades de la Intendencia de San Luis Potosí desde que recolectaron los barriles de vino en 1803, según la Orden Real enviada al gobernador del Nuevo Santander, Manuel de Iturbe de Iraeta en 1804, resguardada en el AMR.

Su hermano, el cura José Nicolás Ballí recibió, siete meses después de su muerte, acaecida el 6 de abril de 1829, los títulos del agostadero de la Isla Brazos de Santiago conocida como Isla del Padre. El título de la Isla incluía como propietario al hijo de su hermano, quién también se llamaba Juan José Ballí (Treviño).

La posesión estaba dividida en dos partes, la sección norte fue administrada por su sobrino Juan José mientras que el cuñado de éste último, Rafael Solís, administró la parte sur. Pronto gran parte de la Isla seria vendida a otras personas. Estando en prisión, el capitán Ballí escribió dos testamentos donde dejaba sus propiedades a sus hermanos. El gran agostadero San Salvador del Tule quedó en manos de su esposa María Ignacia Treviño quien lo dividiría en dos partes en menos de un año, compartiéndolo con su nuevo esposo.

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Mapa elaborado por José María Sánchez Tapia de la Comisión de Limites en 1829, en donde se aprecian la boca de Brazos de Santiago, Boca Chica y Barra del río Bravo. En Brazo de Santiago fue donde se encontraron los barriles de vino del naufragio de esta historia.



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