La persecución de Vicente Lira Fernández (Año 1888)

-Segunda parte-

Cuando se le preguntó por la razón que había tomado su grupo para desconocer a las autoridades de Reynosa, Vicente contestó que el Ayuntamiento saliente había cometido arbitrariedades después que había aceptado el escrito con las protestas del “Partido Independiente.” Sin haber quorum habían entregado el gobierno local a don Juan Domínguez, un Síndico y a dos Regidores, siendo uno de ellos ciudadano norteamericano.

En Cd. Victoria el “Partido Independiente” tenía a su representante, Pompeyo Reyes, quién estaba en comunicación a través de telegramas con Ramón Rodríguez, en Reynosa; pero no tuvieron respuesta a su reclamación.  Tanto Ramón como Pompeyo estaban incluidos como Regidores 1º y 2º dentro de la planilla de Juan B. Chapa.

Después en el rancho Santa Rita, a Vicente se le vio montado en un caballo de color “bayo coyote” que se lo había dado Pancho (Francisco) Ramón después que le había quitado el suyo junto con su pistola. Este último personaje y Francisco de León eran los cómplices que andaban por el rancho el Brasil, como se narró en la nota anterior de este matutino. A Vicente no solamente se le acusaba de sedición, sino también de abigeato.

Prófugo 

Eran las cuatro de la mañana del 21 de enero de 1888, cuando Vicente Lira Fernández partió de Reynosa con un viento gélido que soplaba del norte. El día anterior, él y algunos compañeros del “Partido Independiente” habían presentado un tipo de proclama donde desconocían a la autoridad municipal y en general a todo el gobierno de la República. Su rumbo era incierto, pero según las declaraciones de los testigos que lo vieron, anduvo vagando solo sin compañía por los ranchos al sur de la jurisdicción de Reynosa.

Ese mismo día, Juan Antonio Guerra al suroeste de Reynosa andaba campeando, cuando se encontró a Vicente, en el tramo del camino que conducía al rancho el Lobo, entre los ranchos la Esperanza y San Juanito. Ahí lo saludó y el prófugo le preguntó por la ubicación del rancho de don José María Cantú Guerra.  Juan Antonio le contestó que ya se había pasado del camino por lo que éste lo encauzó de nuevo hacia el norte por un rato. A cierta distancia, el campeador divisó una manada de animales, por lo que le dijo a Vicente que siguiera por ese camino hasta llegar a su destino en su caballo, al cual lo describió como flaco y oscuro.

Serían como las dos de la tarde cuando Vicente llegó a la casa de don José María Cantú Guerra, en el rancho conocido como Los Longorias. El ranchero, aunque no se fijó en el fierro, describió el caballo que montaba Vicente como cuatralbo, flaco y muy viejo. Hacía mucho frío, Lira Fernández pronto partió por el camino rumbo al rancho el Jabalí. José María supo después, por alguien del rancho el Tapestle, que Vicente se había dirigido al rancho Torrecillas.

Esa misma tarde arribó al rancho el Tapestle de don Guadalupe Treviño, un hombre viudo de 76 años de edad, originario de Guerrero, Tamaulipas. Sus nietos recordaron que Lira Fernández había estado anteriormente en el rancho recomendando al “Partido Independiente.”  En ese mismo rancho la esposa de Adrián Mancillas, quien era el trabajador de ese rancho, también reconoció al viajero.

El sirviente Adrián Mancillas dijo que ese día que llegó el acusado al Tapestle andaba arando la tierra, que era un sábado (21 de enero de 1888). Adrián mencionó que en esa fecha le faltaba piloncillo en la casa y que fue a traerlo a la presa de don Miguel de la Viña donde vivía su compadre Gregorio Cuéllar; por lo que Lira Fernández se ofreció a acompañarlo. La presa se encontraba en el rancho de Torrecillas en la parte occidental del municipio de Reynosa, inmediato a los límites con el Estado de Nuevo León.

Los ranchos Torrecillas y Asturias fueron fundados por don Manuel de la Viña, un asturiano nacionalizado mexicano, quien había llegado a vivir en la Jurisdicción de Reynosa desde 1833. Dos de sus tres hijos, Plutarco, Miguel Gregorio y él mismo, fungieron como Presidentes Municipales de Reynosa durante la segunda parte del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX.

Desde ese rancho, el sirviente regresó con el piloncillo, mientras que el prófugo partió hacia el sur por el camino a Santa Clara. No sabemos si Vicente pernoctó en Torrecillas o si pasó la noche en el camino. Para las ocho de la mañana del día siguiente, Lira Fernández se encontraba tomando café en el rancho San Juanito de don Romualdo Villarreal, al sur de la Esperanza y de los Longorias. Don Romualdo decía que después que le ofreció el café, el prófugo partió por el camino rumbo a Santa Clara. El dueño del rancho, quien tenía unos 40 años de edad, le parecía que, si su memoria no le traicionaba, Vicente montaba en un caballo alazán.

En Santa Clara

En el rancho Santa Clara, Vicente Lira Fernández tuvo contacto con don Juan B. Chapa y don Abraham de los Santos Coy. El primero era el dueño de ese rancho, un hombre soltero de 41 años de edad, el cuál corrió sin éxito para Presidente Municipal en las elecciones a finales del año 1887. Don Abraham visitaba en ese momento el rancho; este era un hombre casado de 47 años de edad, originario de Matamoros. El primero decía que el prófugo había llegado al rancho ya en la noche mientras que el segundo decía que en la tarde.

Ese día era bastante frío, por lo que ambos testigos no observaron el caballo que montaba el personaje investigado. Este llegó a pie a las habitaciones de la casa después de haber desensillado a su caballo por el otro lado de la cerca. Adentro, los cuartos se mantenían calientes con brazas; en uno de ellos durmió el prófugo Vicente. Al siguiente día, para cuando se levantó el dueño de la casa, Vicente ya había partido del rancho Santa Clara.

Vicente Lira Fernández, quien llegó sin acompañantes, les dijo que iba a visitar a sus hermanos, los cuáles vivían en el rancho Cayetano. Las dos personas en Santa Clara supusieron que Vicente hubiese viajado hacia el oriente a ese rancho. La ruta hecha por Vicente hasta ese punto del viaje, la conocemos a través de un expediente del Archivo Histórico de Reynosa (AHR). En éste se incluye las declaraciones de los testigos que se presentaron durante el Juicio preparado contra Vicente Lira Fernández y sus cómplices por sedición, en la Ciudad de Matamoros y en la Villa de Reynosa, a partir del 4 de abril de 1888.

Desde el 28 de mayo de 1888 se citó a los testigos de los ranchos para que se presentasen ante el Juzgado en Reynosa. El propio acusado pidió que el ciudadano Pompeyo Reyes, quien fuera candidato (Regidor 2º) en la planilla del Partido Independiente, estuviese presente durante las declaraciones de todos los testigos que fueron presentados en la villa de Reynosa. Las declaraciones de cada uno de los testigos fueron tomadas entre el 7 y el 31 junio de ese mismo año.

Desafortunadamente en el expediente sobre el Juicio contra Vicente Lira Fernández, no aporta otras declaraciones de testigos en su ruta de viaje hacia la Jurisdicción de Matamoros y después hacia San Fernando. El resto de la travesía que lo llevaría a su captura, lo conocemos a través de otros documentos en el AHR y por un número de artículos publicados principalmente en periódicos de la época. Esos eventos serán contados en la próxima nota de este matutino.

Antigua fotografía de Juan B. Chapa en el Álbum Conmemorativo de Ciudad Reynosa, enero de 1927.  

Fotografía de don Miguel Gregorio de la Viña quien era el propietario del rancho Torrecillas.