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El rancho Orozco y la demanda contra don Canuto Adame, 1910

Un extenso expediente del año de 1784, ubicado en el Archivo Histórico de Matamoros, incluye las diligencias y el proceso de posesión de más de 113 sitios adquiridos por vecinos de Camargo y Reynosa. Para entonces había fallecido Antonio Urizar, el primer propietario del latifundio; su hermano Andrés Vicente había tomado posesión de las tierras y trataba de vender algunos sitios de ganado a Ignacio de Ayala

La mayor parte de las tierras que comprenden actualmente los municipios fronterizos de Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros pertenecieron en forma simbólica al latifundio de origen Colonial conocido después como el Sauto o La Sauteña.  Abarcaba una gran extensión del Nuevo Santander, en lo que es hoy el Estado de Tamaulipas; incluía las tierras desde los límites de Nuevo León hasta el litoral costero del Golfo de México, entre las márgenes de los ríos Bravo y San Fernando. Si bien, no incluían los fundos de los pobladores de las villas de Reynosa y San Fernando.

Acción de $100 pesos de la “Compañía Agrícola La Sauteña, S.A.” del año 1907.El rancho Orozco y la demanda contra don Canuto Adame, 1910

Un extenso expediente del año de 1784, ubicado en el Archivo Histórico de Matamoros, incluye las diligencias y el proceso de posesión de más de 113 sitios adquiridos por vecinos de Camargo y Reynosa. Para entonces había fallecido Antonio Urizar, el primer propietario del latifundio, su hermano Andrés Vicente había tomado posesión de las tierras y trataba de vender algunos sitios de ganado a Ignacio de Ayala, representante de los vecinos de Reynosa y Camargo.  Desde la penúltima década del siglo XVIII los propietarios ausentistas de apellido Urizar vendieron sus tierras a lo largo del río Bravo y un cuadrado conocido como Santo Domingo, al sur de las Porciones de Tierras de la villa de Reynosa.

Algunos vecinos adquirieron tierras dentro del latifundio a través del gobierno del Estado desde la primera parte del siglo XIX cuando estaba en manos de la familia apellidada del Conde; tal fue el caso del Charco Escondido adquirido por José María de la Garza Adame. Fue durante la penúltima década de los años de 1880, que los herederos de Mariano del Conde vendieron sus grandes extensiones de tierras a la “Sociedad Civil y en Comandita La Sauteña” y a otros particulares.   

En mayo de 1907, la mayoría de las tierras pasaron a manos de la “Compañía Agrícola La Sauteña, S.A.”, cuyo principal accionista fue el empresario Íñigo Noriega.  A finales del siglo XIX y principios del XX, los empresarios mantuvieron a raya a los antiguos vecinos de la región que ya poseían algunas propiedades dentro del territorio del latifundio.

A unos cuantos meses de que iniciara la Revolución Mexicana, el valor en los manifiestos de los bienes de la Compañía Agrícola era extremadamente superior al del resto de los vecinos de Reynosa, según los expedientes de la Sección de Tesorería en el Archivo Municipal de Reynosa (AMR) de ese año de 1910.

Para ese entonces parte de los ranchos recuperados por la Compañía eran rentados a vecinos en la municipalidad de Reynosa; según algunos documentos en las Sección de Juzgados del Archivo Municipal de Reynosa, los ranchos eran celosamente cuidados por los administradores de La Sauteña. Uno de estos casos es el de la familia de don Canuto Adame, quienes rentaban el rancho Orozco.

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  • Detalle de mapa del siglo XIX donde se incluye los ranchos de la Sección 17ª de Reynosa, la cual se encontraba al sur poniente de la villa de Reynosa y del propio Charco Escondido. El rancho Orozco se encontraba inmediatamente al poniente del Santa Cruz. 

El caso de don Canuto Adame

Don Canuto Adame le había rentado un sitio de ganado mayor (1,755 Hectáreas) a la Compañía de La Sauteña por el término de tres años, desde el 1º de enero de 1902 al 30 de diciembre de 1904. Esto era a razón de $30.00 pesos anuales.

El 22 septiembre de 1908, el apoderado de la Compañía, Lic. Eufrasio Pérez, pedía la desocupación del rancho y sus terrenos, debido al incumplimiento del pago de sus rentas. El juzgado acordó que se le requiriera al demandado los recibos donde se justificaba estar al corriente del pago; de no hacerlo le prevenían que desocupara los terrenos y las fincas en Orozco dentro del término de 30 días de la notificación.

No fue hasta el 9 de octubre de ese año cuando el demandado, Canuto Adame, recibió la notificación en el rancho Orozco, dijo que no traía los recibos que justificaran el pago de las rentas que le cobraban; recordaba que solo debía dos años de rentas, lo cual sumaban $60 pesos. El demandado estaba dispuesto a pagarlos; esto no lo había hecho por no haber encontrado comprador para sus reses. Estaba dispuesto también a desocupar mediante el pago que le hiciera La Sauteña de las fincas y las mejoras que tenía hechas en dicho rancho. 

Fue el 26 agosto de 1910 que el Juez de primera Instancia de Matamoros, Lic. Maclovio C. Sierra, indicó al Alcalde 1º de Reynosa para que procediera con la diligencia del desalojo en el rancho Orozco, haciendo uso de la fuerza pública, si fuese necesario. Ordenaba se detuviese y depositase bienes del demandado, suficientes para cubrir el pago de rentas adeudadas y el coste del juicio. El auto de lanzamiento fue recibido por el Alcalde 3º en Reynosa hasta el 29 de agosto.

El 3 de septiembre de 1910, fue cuando el personal de este Juzgado en la villa de Reynosa se trasladó al rancho Orozco, reuniéndose en la casa habitación del Sr. Canuto Adame. Estando presente el demandado se le notificó la disposición superior del Juzgado de Primera Instancia de Matamoros; quedando enterado “dijo que la oye y que no desocupa sin el previo pago de las fincas que en el mismo tiene construidas y siempre que se valoren por su justo precio.”

Ese mismo día se procedió a llevar a efecto la diligencia de lanzamiento decretada por el Juzgado de Matamoros, manifestándole al demandado y a las personas que con él vivían, que eran sus hijos Ramón y Román, que desocuparan las fincas; esto para poner en posesión del rancho Orozco a la Compañía La Sauteña.  Se acordó que el lanzamiento se efectuaría por el Comandante Municipal, Antonio R. Guerra, quien acompañaba al personal del Juzgado.

Debido a que al intentar desalojar las cosas que contenían las fincas del rancho Orozco, el demandado y sus hijos estorbaron su ejecución en forma violenta; el juez consideró que en ese momento no contaba con la fuerza pública necesaria para hacer respetar y cumplir lo determinado por la orden del Juez de Primera Instancia.

El Juez pidió el auxilio de la fuerza pública federal, quien tenía la tarea de desalojar los bienes y semovientes del demandado de las fincas y terrenos del rancho Orozco. El representante de la Compañía demandó que se aseguraran y se pusieran bajo depósito cuarenta vacas de vientre, con el objeto de asegurar el adeudo de las rentas. Para tal caso, el Sr. Antonio Ruiz Noriega fue nombrado como depositario.

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Listado de ranchos de la Sección 17ª en documento del AMR.

Los Adames

Durante la última década del siglo XIX, la jurisdicción de Reynosa estaba dividida en 18 Secciones, que estaban conformadas cada una por varios ranchos o comunidades rurales. Dentro de la Sección 17ª se encontraban los ranchos Mezquite, Zapote, Buena Vista, Lobito, Santa Clara, Piedra Agujerada, Santa Rita, Cruz Alta y Orozco. Todos ellos estaban localizados al sur poniente de la villa de Reynosa, siendo el rancho Orozco uno de los que se encontraban más lejos hacia el sur. Aunque el principal oficio de los pobladores en esos ranchos era la cría de ganado, algunos pobladores se dedicaban a la labranza de las tierras.

Según el censo de 1890, la Sección 17ª contaba con 411 pobladores. Para entonces el rancho Orozco tenía 32 habitantes, entre los que se encontraban la familia de Canuto Adame y su esposa Ruperta Salinas de 56 y 46 años de edad respectivamente.

Sus hijos eran Ramón, Román, Santos, Mateo, Hilaria, Victoria, Nicanor, Juanita, Luis y Epifanio, tenían entre 30 y 5 años de edad. Román de 27 estaba casado con Juana Peña de 18 años de edad. Un hermano de don Canuto, Pedro Adame, vivía en Orozco con su esposa Francisca Meléndez. También estaba en ese lugar la viuda Canuta Adame de 60 años de edad, probablemente hermana de don Canuto.

Todos los Adames eran oriundos de Camargo, Tamaulipas, con excepción de los cuatro hijos menores de Canuto, que tenían entre 13 y 5 años. Estos habían nacido en el rancho el Mezquite, al norte de Orozco. Esto indica que los Adames ya estaban viviendo en la Sección 17ª desde antes del año 1877. Por el año de 1897, Canuto y su hijo Ramón pertenecían a la fuerza de rurales en la parte sur del municipio de Reynosa. 

Según un manifiesto en la Sección de Tesorería del Archivo Municipal de Reynosa, los bienes reportados por Ramón Adame, el hijo mayor, incluían tres labores sin riego, un jacal con cocina, 32 reses, 25 equinos y 500 animales entre borregos y cabras. Este manifiesto fue reportado en septiembre de 1910, en el mes anterior a la demanda. 

Para julio de 1917, Ramón Adame manifestaba que tenía una casa de terrado en Congregación Garza y un jacal pajizo en el rancho Orozco. Para entonces contaba con 9 reses, 1 yunta de bueyes con su carreta, 20 equinos, 200 cabezas entre borregas y cabras. No se sabe si los bienes de Ramón Adame disminuyeron por la demanda impuesta por la Compañía La Sauteña o por los movimientos armados de la revolución que sucedieron por esos años.

Ramón Adame sería ejecutado ese año de 1917 por un pelotón de soldados al mando del coronel Aureliano Santos a la salida del rancho Orozco, junto con el rastreador de huellas Julio Bazán. Fueron juzgados por un consejo de guerra del cabecilla revolucionario Andréu Almazán. Ramón patrocinaba al rastreador para que siguiera a los Almazanistas. Sus cuerpos fueron dejados a la salida del rancho para que sus familiares pudieran darles sepultura. 



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