Es bomba de tiempo

En protesta por diversas irregularidades laborales, trampas en la prestación del servicio y la falta de protocolos de seguridad dentro de la empresa ‘Elsa Gas’, empleados realizaron un paro de actividades y buscaron ser atendidos por algunos de los socios del lugar, ya que aseguran que no están enterados de lo que está ocurriendo en los negocios y de lo que hace el gerente.

Más de 40 empleados se comenzaron a reunir en el patio de la empresa y se negaron a salir a trabajar hasta que se presentara uno de los dueños, y aseguraron que no están enterados de todo lo que hace el gerente Víctor Rodríguez.

Dentro de las inconformidades, los empleados dijeron que cuentan con camiones repartidores de gas en mal estado, instalaciones donde están las bombas en malas condiciones.

• También se molestaron porque los hacen trabajar horarios de más de 12 horas diarias y con sueldos bajos.

Además, mencionaron los trabajadores que los medidores funcionan mal, que no dan el porcentaje real y eso ocasiona inconformidades en los clientes y con ello la pérdida.

Así mismo, comentaron que la Profeco está enterada de todo lo que está pasando en la empresa y no hace nada, y no saben por qué, por lo que creen que los tienen arreglados.

Por lo que debido a esas y otras irregularidades, los afectados se reunieron en el interior de la empresa y dijeron que no iban a salir a trabajar hasta que les resolvieran todos los problemas. 

Fueron más de 40 empleados los que se reunieron en el lugar y protestaron por varias horas, hasta que fueron escuchados por uno de los encargados, quien les prometió algunas mejoras, por lo que van a esperar si cumple, y si no van a volver a manifestarse.

Los empleados también se quejaron de que el encargado les carga los camiones con litros de más y eso los pone en riego cuando andan laborando en las calles, debido a que las pipas están sobrecargadas.

Cabe mencionar que la empresa ‘Elsa Gas’ es la matriz de varias compañías de este combustible, por lo que los camiones repartidores llegan a cargar en el lugar para comercializarlo en las calles de la ciudad, en una planta que no acata las más mínimas normas de seguridad.