Llega, ‘contra viento y marea’
Temían que se cancelara su visita, por la tormenta
Inaugura Peña Nieto el Viaducto Reynosa
Ni el torrencial aguacero detuvo al presidente Enrique Peña Nieto, quien estuvo en la ciudad para entregar el Viaducto Reynosa. Fuerte viento, lluvia, truenos y rayos enmarcaron la visita del mandatario y aún y cuando se pensaba que no llegaría, el ánimo de los asistentes no decayó. La cita con los reynosenses se retrasó una hora, pero el sonido de las hélices de cuatro helicópteros provocaron la algarabía de la concurrencia. El primero en entrar al lugar fue el alcalde Jose Elías Leal. El presidente, así como el gobernador del estado Egidio Torre Cantú, escuchaban la explicación de las obras que ahí se entregaban. Aprisa, el locutor les informó que se trataba de la modernización de la avenida Monterrey en Tampico, Ciudad Madero y Altamira. Además la conclusión del viaducto Reynosa, así como la modernización de la carretera Reynosa- Río Bravo. Acto seguido, el presidente Enrique Peña Nieto se dio tiempo para saludar, tomarse fotografías y conversar con los ciudadanos que lo esperaron pese a las inclemencias climatológicas. Como ya es su costumbre, el presidente tomó los celulares de los asistentes para el tradicional “selfie”. El gesto del presidente era correspondido con aplausos, porras y el grito de las mujeres. SEGURIDAD A comparación de visitas anteriores, la seguridad en el evento no podía percibirse a simple vista. Elementos de la Policía Federal se situaron en los principales accesos, sin embargo, francotiradores salían de algunos matorrales. Estos elementos portaban impermeables verdes a fin de camuflagearse con la vegetación. Los asistentes, visitantes especiales y medios de comunicación pasaron tres filtros donde se les revisaron sus pertenencias. Posteriormente se les asignaron autobuses que los condujeron hasta la zona donde se colocó el enorme toldo. Las nubes negras anunciaban la tormenta que estaba por llegar. Y así fue, los truenos y rayos dieron inicio a la lluvia por lo que los asistentes, aunque quisieran, no podían irse pues los autobuses ya se habían retirado. Hubo quienes se aventuraron y retaron al Dios Tláloc. Decidieron salir del evento y caminar dos kilómetros hasta la salida. En punto de la una de la tarde, los helicópteros aterrizaron y de ellos descendieron el presidente, el secretario de Comunicaciones y Transportes y el gobernador. Los mensajes fueron breves, pero concisos. Y al finalizar el evento, el presidente siguió saludando y tomándose fotos.


