La ciudad se preparaba para defenderse
Convocaron a los ‘Cuerpos Voluntarios de Reynosa’ para la defensa armada y conformar el ‘Comité de la Defensa Civil’.
Entre el 1 de septiembre de 1939 y el 2 de septiembre de 1945, por seis años y un día, ocurrió el conflicto más funesto en la historia de la humanidad. La Segunda Guerra Mundial tocó directa o indirectamente a la mayoría de las naciones del mundo con un resultado aproximado de 55 a 60 millones de personas fallecidas. A tres años del inicio del conflicto, México se involucró en la disputa bélica, preparando a su comunidad en caso de invasión.
En el estrecho y costas de Florida submarinos alemanes inutilizaron con torpedos el buque petrolero “Potrero del Llano”, el 13 de mayo y hundieron el “Faja de Oro,” el 20 del mismo mes y año.
Estos buques habían sido incautados al país de Italia un año antes, en el puerto de Tampico, bajo el derecho de angaria.
El hundimiento del segundo barco provocó que el Congreso de la Unión aprobara el decreto del 16 de mayo de 1942, presentado días antes por el presidente de México, general Manuel Ávila Camacho, declarando la guerra a las potencias del Eje, compuesto por Alemania, Italia y Japón.
En los siguientes cinco meses otros cuatro buques fueron torpedeados por submarinos alemanes dentro del litoral costero del Golfo de México, mientras que los mexicanos se preparaban para una posible invasión.
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Desde el primero de junio de 1942 el general Julio Pardiñas Blancas, del Sector Militar, visitó la ciudad de Reynosa con el motivo de convocar a los “Cuerpos Voluntarios de Reynosa” para la defensa armada y conformar el “Comité de la Defensa Civil”. Ese mismo día se presentó la cúpula militar ante el alcalde de Reynosa, Miguel Garza Gutiérrez, grupos sindicales y de la sociedad civil en la Presidencia Municipal. En ese momento se nombró como presidente de la Defensa Civil al ingeniero Álvaro González, secretario a Ramiro Rodríguez Palafox y cuatro vocales que decidieron lanzar una convocatoria al pueblo de Reynosa para que los hombres aptos para el servicio de las armas se presentaran a recibir instrucción militar.
En el aniversario 32 de la Revolución Mexicana, el 20 de noviembre de 1942, se publicó la revista conocida como “Álbum Patrio Reynosense”. En ella se hacía gala de los preparativos para “La defensa civil y los cuerpos voluntarios de Reynosa formados en 1942.”
Esta revista fue editada por Enrique L. Gama con la colaboración del periodista y fotógrafo Víctor Ocampo. Su editor explica sobre la opinión pública al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando existieron simpatizantes a favor de las naciones totalitarias del Eje.
Señala que al declararse “estado de guerra” “los hijos de Reynosa manifestaron definitivamente su actitud ante tales acontecimientos, se olvidaron de sus simpatías a favor de tales o cuales naciones y movidos por un solo deseo, el de servir a la patria mexicana, se presentaron al campo militar, patentizando así , que antes que todo y por sobre todo, sabían ser mexicanos”.
Para la organización de la “Defensa Civil” la comunidad de Reynosa se dividió en ocho zonas a las que se les asignó un subcomité conformado por ciudadanos respetables. Para esto, el antiguo casco de la ciudad se cuadriculó en seis sectores tomando como punto de referencia las calles Hidalgo y Morelos. En ese año de 1942, las zonas siete y ocho se encontraban al sur del ferrocarril e incluían las nuevas colonias de la ciudad: Bella Vista, Ayuntamiento, Rodríguez, Tamaulipas y Fernández.
Desde el 7 de junio a las 5 de la mañana, cada domingo se empezó a dar instrucción militar por el mayor Juan José Amat (del 13 batallón) a todos los varones entre 18 y 50 años de edad en el campo militar que se encontraba en lo que son ahora las instalaciones de la Refinería de Reynosa. Estos terrenos fueron donados para el campo militar por don Margarito Guerra desde la década de 1930. Se llegaron a formar cinco secciones militares de voluntarios.
Datos orales recabados de personas que participaron en la contingencia, como Ángel González de los Santos Coy o Donaciano García Gorena, recuerdan que los reclutas entusiastas compraban sus propios uniformes o eran adquiridos por donaciones de colectas entre el comercio y particulares.
Las insignias para los grados de los batallones de voluntarios eran de color rojo. Estos grados no tenían valor para el Ejercito Mexicano, por lo que los prohibió. La instrucción militar estuvo primero a cargo del 13 Batallón del Ejército Mexicano y posteriormente por elementos de Caballería.
Lo jóvenes que no se presentaban a la instrucción militar eran llevados arrestados por sus propios compañeros al campo militar o enviados a barrer la Plaza Principal. Debido a la contingencia, se formó una brigada de bomberos y cuatro brigadas de primeros auxilios. Estas últimas estaban bajo la dirección de los doctores Javier Plata Tunger, José López Araujo, Ramón Ongay González, Alfredo Villaseñor y Jesús Ramos. También se organizó un grupo de damas, que recibió cursos de enfermería, para implantar los primeros auxilios en caso de una contingencia. Ellas quedaron al mando del Doctor Adolfo Calderoni. La directiva también adquirió a través de donaciones un sistema de alarma para avisar al pueblo en caso de un bombardeo aéreo.
Se recuerda que los batallones de voluntarios desfilaron por las calles de Reynosa el 16 de septiembre de 1942. El entusiasmo patriótico se reflejaba también en los estudiantes de la Secundaria Federal José de Escandón que participaron en ese desfile. A través de la historia oral se recuerdan los apagones de la ciudad, que eran vigilados por miembros de los batallones de voluntarios.
Desde el 18 de agosto de 1942 México cuenta con el Servicio Militar Nacional obligatorio. Algunos hijos de Reynosa también estuvieron en los frentes de la Segunda Guerra Mundial, tanto en Europa como en el Pacífico, pero eso será narrado en otra ocasión.