Junto con Videgaray, estratagema perfecta
Historia de ayuda mutua entre José Antonio Meade Kuribreña y José Antonio González Anaya
CIUDAD DE MÉXICO.- La historia de influencia política y ayuda mutua entre Luis Videgaray, José Antonio Meade y José Antonio González Anaya comenzó a escribirse en las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), pero encontró un sentido de cofradía tecnocrática a principios del gobierno de Felipe Calderón, cuando Agustín Carstens, profesor y exjefe de los dos últimos, era secretario de Hacienda.
Ese año, recuerda Mario Delgado –secretario de Finanzas en el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard–, por el Estado de México negoció Videgaray, entonces secretario mexiquense de Finanzas, con Meade, jefe de la Oficina de Coordinación de Asesores de Carstens, y con González Anaya, titular de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la misma dependencia.
Gracias a la amistad entre los tres, lograron modificar los criterios de asignación de recursos para beneficiar al Estado de México, la entidad más poblada, y afectar a la Ciudad de México y a Tabasco, dice en entrevista Mario Delgado, actual senador de Morena.
“Desde entonces fue claro que entre ellos fueron tejiéndose alianzas y ayudándose mutuamente a escalar el poder”, afirma Delgado, también egresado del ITAM y que conoció bien a esos personajes.
Las alianzas entre aquéllos coinciden, desde entonces, no sólo con su ascenso y con el crecimiento de la influencia de ambos, sino que los años como secretarios de Hacienda de Videgaray (2012-16) y Meade (2016-17) también han representado un incremento sustancial de la deuda pública, en paralelo con una disminución abrupta de la inversión en obra pública.
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Delgado resalta que “este año se destinaron más recursos a pagar más por el servicio de la deuda pública que a invertir en infraestructura”. La deuda pública pasó de 8.51 a 9.81 billones de pesos entre Videgaray y Meade y su costo financiero se incrementó 54.1%.
En 2017 México terminó pagando 568 mil millones de pesos en intereses de la deuda pública, mientras el gasto en inversión fue menor: 558 mil 700 millones de pesos.
El crecimiento de esta deuda ha sido “irresponsable” y desde la Comisión de Hacienda del Senado, Delgado ha advertido que ya representa más de 50% del PIB y “crece a razón de 1.5 millones de pesos por minuto”.
Entrevistado por Proceso tras conocerse el “destape” de Meade, para Delgado no hay ninguna duda: tanto el aspirante presidencial priista como el exsecretario de Hacienda y actual canciller, Luis Videgaray, “son corresponsables de este manejo de las finanzas públicas” que se inició justamente cuando ambos se reencontraron en posiciones de poder en el Estado de México y en el gobierno federal.
EL NUEVO ‘BRÓKER’
Sin embargo, el poder de Videgaray se incrementó mucho más allá de las finanzas públicas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto: no sólo fue el vicepresidente de facto y artífice de las principales reformas estructurales el sexenio, sino que también expandió su poder hacia el control del PRI –con la llegada de Enrique Ochoa Reza tras las derrotas electorales de 2016– y el año pasado consolidó una alianza con el círculo más cercano de Donald Trump, cuando éste era candidato a la Presidencia de Estados Unidos.
“El verdadero bróker o intermediario de los intereses de la Casa Blanca en México ya no es Carlos Salinas de Gortari, sino Luis Videgaray, gracias a la vinculación que éste tiene con el yerno de Trump, Jared Kushner”, sentencia el senador Manuel Bartlett, consultado por Proceso.
“Salinas quiso abusar de su posición como bróker y ahí entró en colisión con los intereses de Luis Videgaray, quien obligó al propio Peña Nieto a recibir a Trump, en plena campaña electoral, en Los Pinos”, recuerda el exgobernador de Puebla.
–¿No cree que en algún momento José Antonio Meade tendrá que deshacerse de la influencia de Videgaray?
–Meade –responde Bartlett– no puede deshacerse de nadie ahora, porque no tiene cómo ganar. Necesita sumar a todos ante una candidatura tan débil que sólo crece en los medios. Están “inflando” a Meade como lo hicieron con el excandidato a gobernador del PRD en el Estado de México, Juan Zepeda, quien de la noche a la mañana se volvió “maravilloso”, “inteligente”, “carismático”.